Continuando con los fuegos de artificio y maniobras distractorias, el juez todo terreno Norberto Oyarbide, horas antes de tomarse vacaciones, aportó noticias frescas a los ávidos periodistas seguidores de su frenesí investigativo. Así fue como en el affaire Schoklender-Madres de Plata De Mayo S.A. bloqueó los bienes de la hija de HP de Bonafini y levantó el secreto bancario de la heredera de la “Madre de todos”, y de decenas de implicados en la causa judicial que podría arrastrar al abismo a todo el kirchnerato. Obviamente si fuese este un país serio.
Pero mientras se desarrolla la estrategia defensista del abogado de HP de Bonafini, pretendiendo el absurdo de asumir el rol de querellante y proponer que la responsable de todos los desaguisados cometidos por la banda comandada por su yerno Schoky, declare como testigo nulificando el trámite cuando debe ser convocada a indagatoria en forma inexorable, vienen sucediéndose otros hechos que servirán de pantalla para tapar semejante escándalo.
Ahora se sumó el juez Roberto Gallardo, profesor en la “trucha” universidad de las Madres, embistiendo contra el Jefe de Gobierno Mauricio Macri, allanando las oficinas del Ministerio de Desarrollo social porteño a cargo de su ministro y candidata a vice Jefe María Eugenia Vidal, en una actitud comparable a la inconducta del ex juez Federico Faggionato Márquez cuando llamó a indagatoria a Francisco De Narváez en vísperas de las elecciones donde resultó vencido el kirchnerismo. Gallardo, triste remedo de un juez “copycat” de cabotaje que pretende llegar a las ligas mayores de otros jueces instalados en la justicia nacional del fuero criminal y correccional federal, ataca a Macri del mismo modo que lo hace Oyarbide, satisfaciendo los deseos de la Caja Rosada, sumando humo al nubarrón necesario para tapar el descomunal fraude de Sueños Compartidos, hermoso nombre que disfraza el saqueo de fondos públicos a través del programa de construcción de viviendas sociales que enriqueciera a Schoky y Cía.
Otros magistrados colaboran en la construcción de la humareda, no incendiando juzgados ni yuyos, pero moviendo ahora causas cajoneadas contra el líder de la CGT Hugo Moyano, o pidiendo la declaración indagatoria de Ricardo Jaime, como si hubiesen descubierto la pólvora.
Ínterin, y tratando que pase desapercibido, Oyarbide, en la causa denominada “mafia de los medicamentos”, dispuso la “falta de mérito” de Néstor Vázquez, ex gerente de la Superintendencia de Salud (y socio de Héctor Capaccioli, hoy con procesamiento confirmado por la Cámara Federal) sindicado como socio o lobista del dueño de Droguería San Javier; Néstor Lorenzo (huésped oficial del Estado Argentino en instalaciones del Servicio Penitenciario Federal); y también benefició con pronunciamiento similar a Enrique “Quique” Dratman, esposo de la diputada ultrahiperkirchnerista Diana Conti, sin siquiera molestarlos en brindar sus descargos en indagatoria, no obstante la abrumadora cantidad de elementos que evidencian la vinculación de ambos con los delitos investigados.
Pero la morosidad judicial no es exclusiva del magistrado preferido de la Caja Robada, también se han sumado a la desidia del juez Claudio Bonadío —que archivara mi denuncia sobre los cheques sin fondos librados por HP de Bonafini y Schoky hecha un año ante y continúa sobreseyendo a los enriquecidos secretarios privados presidenciales— los jueces Rodolfo Canicoba Corral y Ariel Lijo que vienen cajoneando la causa por falsificación de firmas contra Schoklender, la cual data del año 2008 y versa sobre falsificaciones que le permitieron al hijo pródigo alzarse con varios millones de pesos con la excusa de seguir construyendo viviendas sociales.
Mientras tanto, se intenta comprar sin licitación gas qatarí con un 50% más de lo que venimos pagando a otros proveedores, en un contrato que comprometería a nuestro país durante 20 años!
Da la sensación que no alcanza con haberle otorgado a Cristóbal López la extensión por 30 años del negociado del juego ni por décadas el regalo del cobro de peajes a Roggio y Eurnekian que ya decidieron —sin haber cortado el pasto de las banquinas— aumentar un 25% del valor para transitar las rutas de la costa atlántica.
¿Será que está por caer la era K y los muchachos quieren asegurarse la subsistencia por varias vidas?
Enrique Piragini