Si algo le faltaba a la trama de desaguisados de la trama Shocklender-Bonafini-Gobierno, esto es la aparición del espionaje vernáculo como brazo ejecutor de un supuesto apriete hacia la figura del ex apoderado de Madres de Plaza de Mayo. Es que ayer jueves, en plena exposición ante la Cámara de Diputados de la Nación, Sergio Schoklender denunció que el director de Reunión Interior de la Secretaría de Inteligencia —ex SIDE—, Fernando Pocino, fue emisario de un mensaje sugestivo hacia su persona: "Quedate tranquilo, no te preocupés que Aníbal (Fernández) no se olvida de los amigos... No insistás en que te indaguen. Después del 23 de octubre (día de las elecciones nacionales) el caso se pincha".
El encuentro entre el ex apoderado y el espía se habría realizado después de las primarias de agosto en un bar cercano a su domicilio, siempre según el relato del propio Schoklender. Sin embargo, más allá de la precisión de esa eventual reunión, cabe preguntarse ¿quién es Pocino?
Se trata de un personaje que se hizo célebre por espiar a políticos y periodistas a pedido gubernamental, apelando siempre a métodos ilícitos de seguimiento y hackeo de correos electrónicos. Su rostro fue revelado por diario Perfil en enero de 2007 mientras veraneaba en Cariló, al tiempo que se reveló que se trataba del hombre que impulsó una campaña sucia contra el director de ese medio, Jorge Fontevecchia. Según Perfil, Pocino además es autor de célebres campañas difamatorias: "Contra Elisa Carrió, cuando se acusó de lavado de dinero al candidato a legislador por el ARI, Enrique Olivera. También Pocino habría estado a cargo de sacar a la luz, el legajo del diputado Juan José Álvarez, sobre su paso como empleado de la SIDE entre 1981 y 1984, en el momento que apoyó a una eventual candidatura de Lavagna."
Tribuna de Periodistas también lo denunció en media docena de artículos de investigación por los mismos motivos. Es más, este periódico explicó de qué manera Pocino y otros agentes de inteligencia violaban los mails de periodistas y referentes de la oposición.
"Los hackers de la ex SIDE que responden al sector de Fernando Pocino, comenzaron a utilizar un nuevo programita que no era todavía detectado por los antivirus y que transformaba la máquina de la víctima en un 'servidor' y la del espía en 'cliente', con lo cual se tenía acceso total a la computadora víctima", aseguró este medio el 19 de junio de 2008.
Oportunamente, cronistas de este periódico intentaron que funcionarios del kirchnerismo refutaran el contenido de ese artículo, pero esto no ocurrió. Lo allí denunciado es irrefutable, lo cual lleva a otro tipo de preguntas: ¿Por qué Cristina Kirchner ostenta tanta cercanía con Pocino? ¿Puede no estar al tanto de las operaciones sucias que este lleva adelante? ¿Es cierto que le prometió que después de octubre será el nuevo titular de la ex SIDE?
Hay preguntas más incómodas aún: ¿Qué hacía Pocino en medio de un desalojo de la Fundación Madres de Plaza de Mayo en junio pasado? ¿Por qué ningún funcionario del Ejecutivo Nacional salió aún a responder los dichos de Schoklender de ayer?
Llama la atención, por caso, que el jefe de Gabinete, tan afecto a responder las nimiedades más absurdas —esta semana destrozó a Mauricio Macri por una leve crítica que este hizo al sistema ferroviario— no se atreva a mencionar siquiera el nombre del ex apoderado de Madres.
En realidad, Schoklender aún no ha contado todo lo que sabe, solo va disparando perdigones al aire, pero ¿qué ocurrirá cuando apunte al centro del poder con sus denuncias? ¿Qué sucederá cuando se descubra que una de las financieras que aparece a su nombre blanqueó dinero de la campaña del Frente para la Victoria en 2007?
En la exposición que ayer hizo ante legisladores del Congreso, el ex apoderado sugirió más de lo que reveló y dio un indicio concreto que podría ser el eje de la gran revelación que esperan los diputados opositores: aseguró que Madres es una gran "caja" que utiliza el Gobierno para hacer política, desde la confección de afiches (proselitistas, como también los que embestían contra periodistas y jueces) hasta el armado de actos y movilizaciones callejeras.
Maldita coincidencia: siempre se acusó a la ex SIDE de eso mismo, de ser una caja desde la cual se hacían operaciones sucias de diversa índole. Teniendo en cuenta la cercanía que ostenta Hebe de Bonafino con ciertos espías vernáculos, es dable preguntarse si se trata solamente de una casualidad.
Esa y otras preguntas, tendrán que ser respondidas más temprano que tarde por algún funcionario oficial.