Dr. Ariel Lijo, titular del juzgado Federal Nro. 4:
Le ruego sepa disculparme por la impertinencia de escribirle estas líneas, pero necesito manifestarle ciertos conceptos muy puntuales —y hasta le diría íntimos— en momentos en los que parece querer estancarse la causa judicial que investiga al vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, por enriquecimiento ilícito y otros posibles delitos que revisten enorme gravedad para la república Argentina.
Acumula usted en su despacho, Sr. Juez, las fojas de un voluminoso expediente que podría ser la llave para desmembrar la descomunal matriz de corrupción que anida en nuestro país. No es algo que sea potestad solo del kirchnerismo, lo sé, sino que viene aceitando sus tentáculos a lo largo de las últimas décadas. De más está aclararlo.
Esa causa judicial, la que involucra al inquieto Vicepresidente, es de una relevancia superior a la que usted podría llegar a valorar. Por ello, Sr. Juez, es menester que actúe a la altura de las circunstancias, las que le exige no ya este ciudadano, sino la República toda.
Usted y yo sabemos que las pruebas para procesar a Boudou abundan en el expediente que usted tramita, no solo por la cantidad de evidencia presentada por quien le escribe estas líneas, sino también por las revelaciones que colegas de otros medios han ido obteniendo al paso de los últimos meses.
Por mucho menos, Sr. Juez, usted sabe que fue procesado el ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime, en el marco de una docena de hechos de corrupción y hoy se juzga al ex presidente Fernando De La Rúa. ¿Por qué en el caso de Boudou debería ser diferente?
No desconozco las presiones que usted sufre en estos días, de manera directa e indirecta, a través de la intervención de sus teléfonos y hasta su correo electrónico. Lamentablemente, es lo mismo que sufrimos los hombres de prensa desde que el kirchnerismo está en el poder.
Asimismo, Sr. Juez, ambos conocemos el nombre de cierto auditor de la AGN, cuyo apellido es idéntico que el de la Presidenta de la Nación, que ha intentado presionarlo. Usted sabe lo que tiene que hacer al respecto: avanzar el doble de lo que lo hizo hasta ahora.
¿Por qué? Porque una persona honesta no tolera las presiones del poder de turno y quiero creer que usted no será la excepción. Por otro lado, el mero intento de influir en esta causa judicial por parte del oficialismo, denota el convencimiento gubernamental de que el Vicepresidente es culpable.
Insisto, la evidencia está a la vista, Sr. Juez. El mero cotejo de los ingresos y egresos de Boudou demuestran la configuración de al menos uno de los delitos que se investigan, el de enriquecimiento ilícito.
Respecto al caso Ciccone, también hay prueba suficiente como para avanzar sobre los verdaderos dueños de la imprenta, cuyos nombres, dicho sea de paso, ambos conocemos aunque nadie se atreva a mencionarlos aún.
Sé que no es sencillo el trámite que le toca en suerte, Sr. Juez, pero tenga en cuenta que los ojos de la ciudadanía reposan en estos días sobre su trabajo profesional. Lo que usted haga a ese respecto, puede ser el eventual brote de esperanza que hoy necesita la sociedad; o, por el contrario, una nueva decepción que alimente el ya obeso escepticismo general respecto a la Justicia argentina.
Son días de malhumor social, debido a las inclemencias de la economía y las restricciones en general que viven los ciudadanos, y un fallo que beneficie a Boudou sería catastrófico en ese contexto.
Reitero en recordarle, Sr. Juez, que la evidencia sobra en la causa judicial que usted lleva adelante, la cual quedará refrendada en el mismo momento en el que se atreva a citar al Vicepresidente a declaración indagatoria.
Le pido, finalmente, que no se deje presionar. No ceda ante nada ni nadie, piense que la dignidad es algo que no se puede mensurar, por más dinero que puedan llegar a ofrecerle.
Si usted hace lo que tiene que hacer, Sr. Juez, sus hijos y sus nietos, aparte de la sociedad toda, se lo van a agradecer infinitamente.
Lo saludo muy atentamente.
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1