La creciente molestia que el Gobierno viene mostrando respecto a lo que ocurre en las redes sociales, ha dado este jueves un peligroso paso. Fue luego de que el Ministerio de Justicia de la Nación denunciara ante el fuero Federal a pacíficos manifestantes que "escracharon" anoche a Guillermo Moreno.
Según funcionarios de la Casa Rosada, el secretario de Comercio Interior "es víctima de amenazas de muerte con tono mafioso e instigación a la violencia" a través de fotos en Facebook (ver al pie foto de notero de CQC portando una de ellas). Si esto es así, ¿por qué no se hizo la denuncia antes de que ocurrieran los cacerolazos en la puerta de su casa?
Ciertamente, parece demasiado casual que la presentación del siempre sospechado Julio Alak ocurra justo después de que Moreno se mostrara molesto por lo ocurrido en su domicilio.
Tampoco se entiende cómo es que el Gobierno logró tan rápidamente vincular a los manifestantes con las imágenes que circularon a través de las redes sociales (1).
Esta es la imagen que Moreno denuncia como intimidatoria
Por otro lado, ¿cómo puede denunciar violencia en su contra un funcionario que casi a diario da muestras de matonismo, las cuales incluyen el sugestivo uso de armas de fuego?
Parece un mal chiste, pero no lo es: el kirchnerismo logró revertir la discusión sobre la actuación del Secretario de Comercio a fuerza de judicializar una cuestión que no ostenta delito alguno. ¿Por qué el oficialismo no actuó de la misma manera frente a las constantes amenazas proferidas por Luis D'Elía, Hebe de Bonafini y otros supuestos referentes del modelo?
Suponiendo que las amenazas a Moreno sean un hecho concreto, dejando de lado la denuncia de Alak, ¿por qué el Gobierno permite que el funcionario persista en su maltrato hacia empresarios, opositores y periodistas? ¿Acaso es el comienzo de una nueva política de persecución a quienes protestan contra la política oficial?
Como se dijo, el kirchnerismo aborrece las manifestaciones a través de las redes sociales, especialmente Facebook y Twitter. Se trata de canales de comunicación que no se pueden controlar y que demostraron eficacia luego del cacerolazo del pasado 13 de septiembre. ¿Cómo combatir ese nuevo poder ciudadano, que supera incluso la voluntad de los grandes medios de prensa?
No hay nada que pueda hacer el oficialismo, salvo lo que ha improvisado en las últimas horas: judicializar la protesta, llevarla al predecible extremo de la aplicación de la Ley Antiterrorista.
Esto demuestra la supina ignorancia que invade a ciertos funcionarios del oficialismo, quienes creen que la bronca popular se puede combatir a través de restricciones que ni siquiera funcionaron durante la última dictadura militar.
Para entender el fenómeno ciudadano que ya ha comenzado a manifestarse, solo hay que observar todo lo que en estas horas se dice en las redes sociales. Allí, lejos de amilanarse, los manifestantes que ayer fueron a la casa de Moreno preparan un nuevo "escrache". Algo es seguro: esta vez habrá más personas protestando contra el cuestionado funcionario.
Mientras tanto, el Gobierno puede seguir haciendo oídos sordos. Es una postura que terminará operando cual "tiro por la culata" y engrosará de manera elocuente la protesta que se prepara para el 8 de noviembre próximo.
Christian Sanz
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(1) Según trascendió en las últimas horas, quien portaba el afiche con la foto que "asustó" a Moreno era Antonio Marioni, el célebre "Notero Obrero" del oficialista programa Duro de Domar.