La captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera sorprendió a propios y ajenos durante este fin de semana. Sin embargo, poco y nada se contó acerca de su paso por Argentina y los aportes que hizo a la campaña de Cristina Kirchner para la campaña del año 2007. Laboratorios medicinales, crímenes mafiosos y dinero negro.
Este fin de semana, los medios de comunicación de todo el mundo se vieron conmocionados por la noticia de la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, considerado el capo narcotraficante más rico y poderoso del mundo y, a la sazón, el líder del cártel de Sinaloa.
En México su trajinar delictivo es harto conocido y sus andanzas llegaron a niveles épicos en el relato popular.
Sin embargo, pocos parecen recordar que “El Chapo” supo ser noticia por su paso por la Argentina a efectos de concretar negocios ligados al tráfico de estupefacientes.
“En el año 2007, María Alejandra López Madrid, lugarteniente del Chapo Guzmán, fue detectada tentando a iglesias evangélicas para utilizarlas en el lavado de activos en Resistencia”, contó a este medio el Presidente de la Asociación Antidrogas, Claudio Izaguirre.
La operación fue descubierta y obligó a la mujer a cruzar a Asunción República del Paraguay donde finalmente fue detenida.
Posteriormente, Izaguirre denunció que “El Chapo” estaba transitando suelo argentino y que podía estar viviendo en alguna localidad de la provincia de Córdoba, lo que las autoridades nacionales negaron rotundamente, pero un comunicado difundido por la DEA dejó ver que la esposa y los hijos del narcotraficante salían del Aeropuerto Internacional de Ezeiza el 11 de marzo de 2011 rumbo a México.
Ello fue refrendado por el Diario de Ciudad Juárez, donde se afirmó que a mediados de ese mismo año —2011— Guzmán Loera había llegado a nuestro país para “diversificar” su negocio, estableciendo centros de producción, distribución y comercialización de drogas con el fin abastecer el consumo nacional y de la región.
Los lugares elegidos habrían sido las provincias de Chaco, Formosa y Misiones, además de querer montar una especie de centro de operaciones en Buenos Aires. Además, se afirma que para esa época “El Chapo” contó con el apoyo de algunas iglesias evangélicas que trabajaban en el Norte argentino, las cuales eran creadas para efectuar operaciones de lavado de dinero.
“El cártel de Sinaloa amplió su campo de operaciones hacia las provincias más pobres del norte de Argentina, donde ha establecido centros de producción, acopio y distribución de drogas. Arropado por algunas iglesias de la región, esta organización ha logrado mantenerse a salvo de operativos policiacos y desde hace tres o cuatro años se ha vinculado con las comunidades locales que le brindan la protección que requiere”, advirtió entonces el investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México, Edgardo Buscaglia.
“Los colombianos ya tenían participación en ese país (Argentina) desde los años 90, pero los cárteles mexicanos comenzaron a expandirse visiblemente a partir de 2007 y se han ubicado en la zona norte, que son los centros productivos. Su manejo patrimonial y de inversiones está muy focalizado en Buenos Aires, en Córdoba y en Santa Fe”, agregó el investigador.
El año que menciona Buscaglia es clave, ya que fue el mismo en el cual Cristina Kirchner ganó las elecciones presidenciales y se coronó como sucesora de su marido.
Y allí aparece el dato clave: parte de los fondos que financiaron la campaña del Frente para la Victoria —en la cual Julio Cobos fue bendecido como vicepresidente de la Nación— provienen del narcotráfico.
No es especulación periodística, sino parte de un expediente que reposa en el escritorio de la jueza María Romilda Servini de Cubría. Allí, pudo probarse que, al menos en parte, el dinero que financió a Cristina ha provenido del narcotráfico.
Al menos es lo que demuestra el circuito que han recorrido algunos de los cheques, los cuales salían de la Obra Social Bancaria, pasaban por las cuentas de la droguería San Javier y terminaban siendo cobrados en efectivo por Ibar Esteban Pérez Corradi, un acusado de narcotráfico que la DEA pidió extraditar a EE.UU. Un dato no menor: Pérez Corradi ha sido, a su vez, socio del asesinado Sebastián Forza.
En tal contexto, aparece un informe de la Unidad de Información Financiera del año 2008 que complementa todas las sospechas existentes: sin dudarlo, en sus conclusiones señala que estos y otros movimientos "revisten característica sospechosas" que podrían encuadrarse como delito de lavado de dinero.
Esto debe sumarse al informe redactado por la embajada de Estados Unidos a principios del año 2008, que asegura que parte del dinero para la campaña de Cristina provino del tráfico de estupefacientes.
Señala a ese respecto dos fuentes concretas: las FARC de Colombia, vía gestión de Hugo Chávez —el ingreso de la valija de Guido Antonini Wilson estaría en esa línea— y dos cárteles de la droga de México, uno de ellos sería el de Sinaloa, dirigido por Guzmán Loera.
Una investigación de 2013 de Douglas Farah, del International Assessment and Strategy Center, refrenda lo antedicho. “La campaña de Cristina Kirchner y su partido recibieron casi un tercio de las donaciones de campaña declaradas públicamente —unos US$1,5 millones—, de personas vinculadas a las empresas farmacéuticas, con rumores de estar afiliadas a carteles. Las acusaciones son que los socios locales del Cartel de Sinaloa financiaron una gran parte de la campaña de Fernández, jugando un papel importante en su victoria”.
Dinero negro… ¿o blanco?
Hablando de nombres que aparecen con insistencia en el marco de la tarea de recaudación para la campaña de Cristina en 2007, Héctor Capaccioli es uno de los más relevantes. Se trata del eyectado superintendente de Servicios de Salud y hombre del riñón del ex jefe de Gabinete de la Nación, Alberto Fernández.
Capaccioli fue mencionado por Sebastián Forza —a quien entrevistó este cronista en 2008— como "intermediario necesario" respecto a cualquier ilícito vinculado a la venta de medicamentos o adulteración de fármacos. Sospechosamente también es la persona que, sin parangón en la historia política argentina, se encargó de recaudar dinero para la campaña de Cristina.
¿Qué significa esto? históricamente, jamás un superintendente de ninguna área se hizo cargo de tarea semejante.
Casualmente, merced a su gestión, la mayor cantidad de aportantes a "la causa" fueron laboratorios medicinales y/o personas vinculadas a estos. Existe una denuncia puntual impulsada por legisladores de Coalición Cívica, que muestra que varios de los aportantes jamás podrían haber puesto dinero por no tener patrimonio suficiente que lo justifique.
“Vos sabés que muchos, como en mi, caso no pusimos un solo peso. Nunca ni el fiscal (Jorge) Di Lello, ni Servini de Cubría, llamaron a nadie a declarar, el único fue quien te habla. ¿Y los demás que salieron en diarios revistas que no pusieron un solo peso? ¿Los verdaderos financistas adonde están?”, preguntó retóricamente Gabriel Brito, titular de la consultora Global Pharmacy, ante la consulta de este medio. Brito es uno de los supuestos aportantes a la campaña del Frente para la Victoria que en realidad nunca puso dinero de su bolsillo.
Concluyendo
El expediente que indaga sobre los aportes de campaña de 2007 aún continúa abierto, en plena investigación, aún cuando ya pasaron casi seis años de haber sido abierto por la Justicia.
Los datos que allí aparecen son elocuentes, ya que aparecen declarando media docena de empresarios que juran no haber puesto jamás dinero para impulsar a Cristina Kirchner en su candidatura. ¿Por qué dirían algo así si no fuera cierto? ¿Cuál sería el sentido de hacerlo?
Es probable que esa causa judicial cobre nuevo impulso a la luz de las novedades de los últimos días: la novedad se centra, no solo en la detención del “Chapo” Guzmán, sino también en el hallazgo de cuadernos con “movimientos contables” pertenecientes al Cártel de Sinaloa.
Aparecen allí operaciones que involucran a la Argentina y que, si bien podrían no significar nada, despiertan las sospechas de los más escépticos en estas horas. El tiempo dirá.