Cuando se conoció, el dato conmocionó a propios y ajenos: José Ramón Granero, ex titular de la Sedronar, fue procesado por la jueza María Romilda Servini de Cubría en el marco de una causa judicial por tráfico de efedrina.

Para la magistrada, el ex funcionario incurrió en falta de controles y fiscalización de precursores químicos y otorgó con cierta liviandad certificados de importación, como así también ayudó a desviar efedrina a terceras personas.

“Autorizaron el incremento de las importaciones de efedrina en un 1.363% en solo 4 años. Se pasó de importar entre 1200 a 1500 kg de efedrina desde los años 1999 hasta 2003, a más de 20.000 kg solo en el año 2007”, asegura el fallo de la jueza.

Y puntualiza en un dato harto elocuente: asegura que, de los 47.625 kilos de efedrina que la Sedronar autorizó a importar a empresas farmacéuticas entre 2004 y 2008, 40.972,195 kilos fueron desviados al narcotráfico.

Debe mencionarse a esta altura que Servini de Cubría no solo procesó a Granero, sino también a dos de sus funcionarios de confianza en la Sedronar. La magistrada sospecha que todos ellos fueron partícipes necesarios en el tráfico de efedrina, sustancia enviada de contrabando a carteles mexicanos y utilizada para la producción de metanfetaminas.

"Esto es parte de una operación política, donde algunos aprovecharon el oportunismo", asegura en exclusiva Granero a este cronista a la hora de responder las acusaciones judiciales.

Acto seguido, el ex titular de la Sedronar aclara: "El fallo tiene un montón de cosas incongruentes, empieza citando el caso Ascona, pero resulta que ¡lo denuncie yo! Lo hice nueve meses antes del triple crimen de General Rodríguez".

El ejemplo que cita granero tiene que ver con Guillermo Raúl Ascona, quien requirió autorización para comerciar efedrina y pseudoefedrina el 13 de junio de 2006 y lo consiguió a pesar de las incongruencias que ostentaba su pedido.

El 19 de octubre del mismo año, Ascona presentó dos pedidos para importar 500 y 1000 kilos de efedrina, argumentando "razones comerciales y a fin de cumplir con las obligaciones asumidas por la empresa". Días más tarde, le concedieron los permisos sin verificar su situación.

"A nadie le llamó la atención que un jubilado con ingresos brutos de hasta 12.000 pesos realizara importaciones por miles y miles de dólares", dice Servini de Cubría.

"¡Yo lo denuncié a Ascona!", insiste Granero.

-No parece menor el dato que menciona Servini de Cubría de los 40 mil kilos de efedrina.

- Tampoco son esas las cifras, ellos no cuentan los casos que nosotros frenamos. Antes del triple crimen frenamos una carga de dos toneladas, por ejemplo.

-O sea que usted se desliga de la acusación.

-Totalmente, no pongo las manos en el fuego por los demás, pero yo no tengo nada que ver con esta acusación. Fijate que a mí me empiezan a imputar con un tema que nada que ver. Esto empieza con el juez (Marcelo) Martínez de Giorgi, que indaga a tipos que luego se profugan y los tenemos que buscar después nosotros.

-¿De dónde surge entonces la acusación contra usted?

-Acá hubo un señalamiento irresponsable contra mi persona, por cuestiones de oportunismo político. Si leés el fallo de Servini de Cubría no surge claro qué me imputan.

-¿Quiénes están detrás de ese señalamiento que usted denuncia?

-Graciela Ocaña y Rafael Bielsa. Fijate el tema de Abraham, el tipo quería presentarse como proveedor del PAMI y ella termina viajando con él a Mar del Plata. Se hace como que yo se lo presenté y nada que ver. El tipo es un delincuente y el que hace la denuncia contra él soy yo.

A esta altura, debe hacerse un paréntesis para explicar quién es Alfredo Abraham, pareja de Sandra Oyarzabal, ex asesora de Granero en la Sedronar. Con el tiempo, la mujer pasó a formar parte de Farmacéuticos Argentinos S.A (FARSA), una de las droguerías que desviaron efedrina a grupos del narcotráfico, según publicó Infobae esta misma semana.

A pesar de que muchos de los que aparecen mencionados por Servini de Cubría rozan la figura de Granero, el ex mandamás de la Sedronar insiste en su inocencia: "Tarde o temprano se va a saber la verdad”.

Uno de los pocos que se anima a defenderlo públicamente en estos días es Claudio Izaguirre, titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina: “Si alguna culpa tiene Granero es haber frenado el libre comercio de efedrina en Argentina, lo que afectó directamente la economía de los corruptos y delincuentes que vivían de éste comercio; es más, todos los delincuentes investigados por Servini de Cubría en éste expediente que lleva el Nº 17.512/08, fueron denunciados por Granero y Abboud al momento de detectar los delitos, inclusive antes de que estos fueran considerados tales por la justicia”.

Colofón

José Granero dejó la Sedronar el 15 de diciembre de 2011, luego de una fuerte pulseada con el entonces jefe de Gabinete de la Nación, Aníbal Fernández. A partir de entonces, fue designado director en Enarsa, cargo al que decidió renunciar luego de que estallara este escándalo.

Su relación con los Kirchner es sinuosa y errática: pasó de ser un acérrimo opositor a Néstor en los 90 a alinearse con este luego de 2003.

Mientras Granero teme por su futuro, Servini de Cubría insiste en avanzar en la investigación de la exportación de efedrina a México y Colombia, hecho que a su vez se vincula con el triple crimen de General Rodríguez ocurrido en el año 2008 y, por carácter transitivo con el financiamiento de la campaña de Cristina Kirchner en 2007.

En esta última causa aparecen una serie de cheques emitidos por empresas vinculadas al tráfico de efedrina a través de empresarios denunciados por Elisa Carrió y la mismísima Ocaña. Todo parece converger en un mismo punto: la Casa Rosada.

¿Llegará hasta las últimas consecuencias Servini de Cubría? Imposible saberlo, aunque hay un dato que hoy inquieta a Cristina.

Tiene que ver con el rastro que la Justicia encontró en torno a la familia Zacarías en la investigación por la efedrina. Se trata de un clan muy cercano a los Kirchner.

No es un dato menor: quienes conocen el tema aseguran que esa es la pieza del rompecabezas que falta para poder terminar de armar el cuadro de situación.

Christian Sanz
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