Quien crea que se trata de una mera coincidencia, es un iluso. O un imbécil, en el peor de los casos.
La avanzada contra FM Identidad fue algo bien pergeñado por el Gobierno, para callar a una de las pocas voces independientes que quedan.
¿Alguien cree realmente que hubiera ocurrido lo que pasó si en esa emisora se escucharan programas a favor del kirchnerismo? No vale responder sin poner la mano en el corazón.
Cristina blinda su retirada, no es nada nuevo. Avanza sobre los jueces, hace cambios de gabinete y fulmina a la Secretaría de Inteligencia. Todo como parte de la misma maniobra.
Y allí aparece la movida, siempre sospechosa, nunca transparente. Que involucra a los bribones de siempre. Son los que sirvieron de ariete para avanzar sobre FM Identidad; a saber:
El primero de la lista es Sergio Szpolski, a quien echaron de la AMIA de una patada en el tujes luego de que descubrieron que se robó tres millones de dólares. Fue un hecho inédito y está documentado.
Luego aparece Matías Garfunkel, lavador de dinero de la mafia rusa y compañero de trapisondas de Szpolski.
En tercer lugar se yergue la figura de Mario Pergolini, titular de Vorterix y uno de los que sirvió para blanquear la jugada del gobierno.
Finalmente, aparece el desconocido Jorge Alberto Cassino, ex dueño de FM Identidad y quien sirvió de vehículo para llevar adelante la evaporación de la programación de esa emisora. Se habla de 800 mil razones…. verdes todas ellas.
Se trata de todo un personaje: como reveló el colega Luis Gasulla, Cassino emitió 326 cheques con diversos problemas, por un monto superior a los 6 millones de pesos. A su vez, se sabe que en 1991 tuvo su primera cesación de pagos en Coctin SA.
Hay mucho más sobre este bandido, pero la duda siempre es otra: ¿Por qué Cristina elige a este tipo de bribones a la hora de llevar adelante sus avanzadas?
Los Gvirtz, los Spolzki, los Garfunkel, los Báez, los Cristóbal López, los Gerardo Ferreyra, etc… Todos con profusos prontuarios delictivos.
Es una doble cachetada para los periodistas: no solo censuran sus voces sino que además lo hacen a través de personajes oscuros, enriquecidos siempre a la vera del poder.
Es doloroso, tanto como el silencio de los grandilocuentes hombres de prensa que suelen abrazar causas más triviales y que, en este caso, han hecho sepulcral silencio. Inexplicable actitud.
¿Qué tiene que suceder para que se hable del avasallo sobre FM Identidad? ¿No alcanza todo lo dicho? ¿No basta mencionar que la operación de traspaso viola varios puntos de la Ley de Medios?
Preocupa la mansedumbre con la que la ciudadanía se acostumbra a este tipo de hechos. No se trata solo de FM Identidad: en estas horas, un empresario cercano de Julio De Vido hace lo propio con radio El Mundo, con el consiguiente descalabro periodístico.
Por caso, Mariano Obarrio y Carlos Mira son las primeras víctimas de la “limpieza” oficial de esa emisora.
Se insiste, no se trata de coincidencias, sino de un plan perfectamente pensado para impermeabilizar la retirada de Cristina del poder.
En ese contexto, se vienen más ataques a medios, carpetazos contra la oposición y jugarretas contra jueces federales, entre otras jugadas desesperadas. Y todo, lamentablemente, ante la impávida mirada de la sociedad.
Es cuando se comprende la célebre frase de Martin Niemöller —erróneamente atribuida a Bertolt Brecht—: "Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí".