La madrugada de este domingo se vio sorprendida por la fuga de los hermanos Christian y Martín Lanatta de la cárcel de General Alvear, en la provincia de Buenos Aires.
Ambos están condenados a perpetua por el denominado triple crimen de General Rodríguez. Junto con ellos se escapó otro condenado por el caso, Víctor Schillaci.
Supuestamente lograron escapar a las 3 de la mañana vistiendo ropas oscuras utilizadas comúnmente por personal del servicio penitenciario, tras amenazar con un arma de fuego a la guardia.
La gravitación de esta fuga hay que encontrarla en las revelaciones que uno de los fugados hizo al programa Periodismo Para Todos. Allí, Martín Lanatta apuntó directamente contra Aníbal Fernández, al expresar que este había sido el autor intelectual del triple crimen de General Rodríguez, en agosto de 2008.
En ese contexto, el otrora jefe de Gabinete del kirchnerismo asegura que la fuga de los hermanos es una recompensa (de la entonces oposición y actual gobierno) por haberlo involucrado en el asesinato de los tres jóvenes vinculados al narcotráfico, y así haber perdido la gobernación de la provincia de Buenos Aires.
Todo bien, pero... ¿a quién le conviene realmente la fuga de los Lanatta?
A los Lanatta
Sería la respuesta obvia para una fuga cinematográfica si en este momento estuvieran en algún destino paradisíaco, pero involucra una logística demasiado buena para ser cierta. Veamos:
Los tres internos, alojados en el sector sanidad del penal, primero habrían reducido y maniatado a dos guardias encargados de su custodia. Luego los habrían dejado en uno de los baños del sector.
A partir de ese momento habrían recorrido los distintos pasillos que tiene el penal hasta llegar al exterior donde se apoderaron de un automóvil Fiat 128 Súper Europa, propiedad de un efectivo.
Ya sobre el vehículo recorrieron los casi 200 metros hasta llegar al puesto 1 donde el guardia también fue reducido, amordazado, tomado de rehén. ¿Quién puede creer semejante trama?
Peor aún: el Fiat, con los tres evadidos y el guardia de apellido Dos Santos, se habrían dirigido hasta Villa Belgrano, barrio ubicado a metros de la Unidad. La hora de salida fue las 2:32 horas. Ya en pleno barrio, los tres descendieron del rodado dejando en su interior al guardia.
"A las 2:45 una cámara de seguridad ubicada en el cruce de las avenidas Belgrano y 9 de Julio registraría el paso de una camioneta color negra que a gran velocidad dobla por la prolongación de 9 de Julio rumbo a la ruta nacional 205, distante unos 30 kilómetros. Mientras eso ocurre, el guardia logro pedir ayuda a vecinos que llamaron a Emergencias Policiales. No se descarta que en esa camioneta negra los tres evadidos iban a bordo con rumbo desconocido", según detalló el portal AlvearYa.
A Aníbal Fernández
Los hermanos Lanatta siempre fueron fuerza de choque de Aníbal Fernández, comenzaron en los 90 cuando este era intendente de Quilmes. Hicieron muchos trabajos sucios para quien después sería el hombre más poderoso del kirchnerismo, todos ellos involucraron armas y drogas.
Para entender hasta dónde llegó la simbiosis entre Aníbal y los Lanatta, hay que ojear el expediente que impulsó el fiscal Ignacio Bidone en la localidad Mercedes. Allí queda claro que los hermanos fueron parte del operativo que liquidó a balazos a Forza, Ferrón y Bina en agosto de 2008.
Fue el tristemente célebre “triple crimen de General Rodríguez”, pergeñado por Aníbal, quien veía peligrar el negocio que mejor sabe manejar: el narcotráfico.
Luego de que el kirchnerismo dejó el poder, el otrora jefe de Gabinete siempre temió que los Lanatta pudieran terminar de revelar los detalles de ese crimen.
Pocos saben que la jueza María Romilda Servini de Cubría impulsa un expediente que es continuador del triple asesinato de Gral. Rodríguez. Allí se intentan determinar las responsabilidades políticas de ese hecho.
Ergo, si no hay testimonio de los hermanos Lanatta, no hay causa judicial posible.
Al kirchnerismo
Alejados los Lanatta de los juzgados, Aníbal puede respirar tranquilo, siempre y cuando ambos no terminen abatidos, ya sea en un enfrentamiento con la Policía o por parte de quien aproveche para cobrarse una cuenta pendiente.
Lo cierto es que ese escenario resultará muy bien aprovechado por el núcleo duro del kirchnerismo, quien puede aprovechar para esmerilar al nuevo gobierno y evitar que se hable de otro expediente, que complica a Cristina Kirchner: el del lavado de dinero en los aportes de campaña de 2007.
Sea como fuere, y convenga a quien le convenga... lo que ocurrió hoy es realmente grave, y amerita que se aclare lo antes posible.
Al menos, antes de que ambos hermanos aparezcan muertos.