Néstor Grindetti no es un integrante más de Cambiemos, es un hombre de estrecha confianza de Macri desde hace al menos 37 años.
Por caso, el hoy intendente de Lanús trabajó desde el año 1979 hasta 2001 en la empresa familiar SIDECO, junto al hoy presidente de la Nación.
Para que no queden dudas, Grindetti supo recalar por varias de las empresas del clan Macri: Creaurban, Iecsa, Manliba, y otras.
Tal es la confianza que el hoy jefe de Estado le tiene, que lo puso al frente del Ministerio de Hacienda porteño desde diciembre de 2007 hasta diciembre de 2015. Ergo, luego de lo antedicho, está claro que le tiene enorme y ciega confianza.
Y ahí es donde aparecen las suspicacias, acaso enigmáticas: ¿Cómo es posible ese estrecho vínculo siendo que Grindetti está lejos de ser un hombre inmaculado?
Su nombre gravita de manera incesante en medio de diversos escándalos de corrupción. ¿No lo sabe Macri acaso?
Por empezar, se trata de uno de los tantos funcionarios del gobierno que tiene cuentas offshore en Panamá, lo cual se agrava porque existe un poder a nombre de Grindetti para operar en un banco integrante del grupo Credit Suisse en la misma fecha en que la Ciudad de Buenos Aires emitió bonos de deuda a través de ese mismo banco suizo.
En ese contexto, este martes el hoy intendente fue imputado por enriquecimiento ilícito, en el marco del escándalo conocido como “Panamá Papers”.
Quien impulsó la medida fue el fiscal federal Patricio Evers basándose en dos elocuentes documentos: un poder legal que Grindetti tenía para operar con la empresa Mercier International SA, constituida en Panamá en 2010; y otro para gestionar fondos de la compañía depositados en el banco suizo Clariden Leu Limited. ¿Cómo explicar semejante incongruencia respecto de lo que debería ser el comportamiento transparente de un hombre público?
No hay respuesta para ello, sobre todo si se suman otros escándalos en los que también estuvo involucrado Grindetti. De hecho, no es casual que en su momento su nombre apareciera en una circular de Interpol que pedía su captura.
Se insiste: ¿Cómo es entonces que Macri sostiene a un hombre de semejante calaña? ¿Qué ejemplo intenta dar?
Cuando el presidente “banca” a un bribón como Grindetti, su discurso en contra de la corrupción del kirchnerismo suena a pura simulación.
Finalmente... si se investigara el papel del intendente de Lanús cuando era ministro de Hacienda porteño en momentos en que la Ciudad emitió la serie 7 y 8 de los bonos Tango, el escándalo cobraría dimensiones hiperbólicas.
Y no solo por las altas comisiones y tasas que beneficiaron a personas cercanas al propio Grindetti —y seguramente a él mismo— sino además porque algunos de los que operaron —y ganaron millonadas— aparecieron luego como aportantes a la campaña de Macri.
Quienes conocen la trama aseguran que es muy similar a la que hoy complica a Cristina Kirchner por lavado de dinero en la recaudación del FPV del año 2007.
Hay mucho más, demasiada mugre y oscuridad, que implica —y complica— a Grindetti. ¿Cómo explicar en ese marco que Cambiemos llegó para cambiar algo?
Alguien sostuvo alguna vez que, “no solo hay que ser honesto sino además parecerlo”. En estas horas, algún funcionario del gobierno, quien sea que fuere, se lo tendría que recordar a Macri.