Unos dicen que todo es mentira, absolutamente todo. Otros aseguran que es todo verdad. No hay término medio.
Las denuncias sobre pedofilia que hizo Natacha Jaitt en vivo y en directo, en el programa de Mirtha Legrand, generaron una verdadera explosión mediática.
Propios y ajenos se mostraron tan desorientados como enfurecidos por los dichos de la mediática. ¿Por qué dice lo que dice? ¿Quién guía sus palabras? ¿Para qué? Fueron algunas de las preguntas que empezaron a multiplicarse en las redes sociales apenas Jaitt descerrajó sus acusaciones.
Luego llegaron otros interrogantes: ¿Es cierto lo que dijo? ¿Todas las personas que señaló están involucradas en cuestiones de pedofilia?
La respuesta es compleja, por demás, principalmente porque todas las partes involucradas son interesadas. A saber:
-Hay un expediente judicial con errático destino, politizado desde un primer momento y manipulado por el procurador bonaerense, Julio Conte Grand. Bajo su ala se deja llevar una maleable fiscal llamada María Soledad Garibaldi. Entre los dos, intentan contener la onda expansiva de todo lo que va surgiendo a nivel judicial.
-Hay un grupo de periodistas que han sobreactuado su reacción ante los dichos de Jaitt. Ninguno de ellos dijo aún que era “inocente”. Tampoco ninguno condenó la pedofilia.
-Hay una Agencia Federal de Inteligencia (AFI) que no sirve para nada, solo para dirimir cuestiones de política de bajo vuelo y situaciones de “polleras”. Es el espionaje que supimos conseguir desde que la otrora SIDE fue creada allá lejos y hace tiempo.
-Hay un sorprendente corporativismo en los medios de comunicación, que prefiere callar a investigar, principalmente por temor a morderse su propia cola, acaso de manera involuntaria. Son los que se animan a pedirle a Jaitt que se calle la boca pero no se atreven a chequear si sus dichos son ciertos.
Tal el estado de situación en el marco del cual se destapó la catarata de nombres de famosos, periodistas y políticos disparado en vivo y en directo por la denominada “mediática”.
Ergo, con tantos intereses cruzados, de un lado y del otro, ¿cómo separar la paja del trigo? ¿Dónde se deja ver el límite de lo real y lo ficticio, lo cierto de lo “operado”?
He hablado en la última semana con casi todas las fuentes posibles, incluidos productores, exproductores, referentes de la política y periodistas. La mayoría no quiso opinar, otros lo hicieron en estricto off the record, y unos pocos hablaron abiertamente, acaso escuetamente. Entre estos últimos aparecen Carlos Pagni y la propia Jaitt.
El primero, se abstuvo de hablar al respecto, con la cortesía que lo caracteriza —“En esto soy víctima de una porquería, no soy fuente de nada”, me dijo—; la segunda, aportó algunas precisiones —incluso revelaciones— pero exigió una entrevista cara a cara conmigo, lo cual hoy en día me es imposible.
Luego de la ambiciosa labor que decidí encarar, me quedaron algunas precisiones. También algunas imprecisiones.
Me constan las comunicaciones privadas entre Jaitt y el secretario privado de la fiscal Garibaldi, donde le agradece todo lo que va aportando a la causa judicial.
También me consta que existen videos que lesionan el honor de quienes los protagonizan. Allí aparecen reputados periodistas y famosos. Sin embargo, no está claro que se trate de algo más que actos privados, llevados a cabo en la intimidad que garantiza el artículo 19 de la Constitución Nacional.
Algunas de esas imágenes se conocieron este fin de semana y expusieron al periodista Juan Cruz Sanz —respecto de quien siempre aclaro que no me une vínculo alguno— en situaciones, en principio, “complicadas”.
Por ahora, solo constituyen escenas de su vida privada. Sin embargo, si se comprobara que se trata de videos relacionados con el caso de pedofilia que investiga la justicia, su situación se volverá espesa.
Por lo pronto, mi amigo y colega Luis Gasulla ha advertido que se trata de imágenes que se encontraban en el celular del detenido Leo Cohen Arazi. Si es así, será algo complicado de explicar para el tocayo de apellido.
Dice Ninci que los videos de Juan Cruz Sanz no tienen nada que ver con la causa... @LuisGasulla le contesta y dice lo contrario: "Me aseguran que el video estaba en un celular de Cohen Arazi". pic.twitter.com/4lmjQAS78I
— Cristian Lanatta (@CristianLanatta) 23 de abril de 2018
También me consta que no aparece un solo elemento comprometedor contra Carlos Pagni, ni uno solo. No digo que no puedan existir, solo que hoy en día no hay nada de nada.
Allí parece asomar otro tópico, los ecos de la siempre brumosa trama de los servicios de inteligencia, en una suerte de venganza por una nota de investigación de su autoría que le costó la carrera a uno de los personajes más oscuros de la Inteligencia vernácula, Eduardo Miragaya.
Se trata de uno de los "operadores" judiciales que supo despuntar durante el menemismo y cuyas finanzas fueron investigadas por sospechárselo de enriquecimiento ilícito.
A pesar de esos antecedentes, el macrismo lo designó en junio de 2016 como "director de la Dirección de Inteligencia sobre Delincuencia Económica y Financiera de la AFI". El cargo le duró bastante poco: luego de que Pagni lo señalara por su inconducta, fue echado de una patada en el tujes de la exSIDE.
Según todas las fuentes consultadas, esa pareciera ser la motivación detrás del señalamiento contra el periodista de diario La Nación. Refuerza las sospechas, la persistencia de otro personaje suspicaz en la periferia de Jaitt, Ana Polero.
Se trata de una mujer que supo trabajar en la AFI en los 90 y que regresó a ese mismo lugar de la mano de su mentor, el referido Miragaya. Ella también voló como gorrión luego de la nota explosiva de Pagni.
La propia Jaitt me admitió que de alguna manera había sido “operada” por Polero; luego lo dijo públicamente en su cuenta de Twitter: “¿Recuerdan cuando les tuitié que me sentí usada? Buo acá tienen. La guerra entre la ex SIDE y la actual AFI no es mi guerra”.
Como puede verse, lo único claro de todo lo que ocurre es que nada es claro. Todo se trata de una gran ensalada donde todo se mezcla con todo, quizás adrede, para generar más confusión dentro de la confusión ya reinante.
Está claro que se conocerán más videos y situaciones lesivas del honor de propios y ajenos. Ciertamente, serán momentos de incomodidad para muchos.
No obstante, habrá que releer uno de los párrafos de la nota de Pagni, aquella publicada en 2017: “En un año, los principales directores dejaron la AFI. Los desbandes liberan información. Ahora se sospecha que Majdalani intervendría teléfonos desde una base de la calle Billinghurst, a cargo de Román Albornoz, un ex profesor suyo”.
La clave de muchos de los interrogantes que hoy circundan por puntuales círculos de poder radica justamente allí. No casualmente, se trata de una trama que vienen denunciando dos opositoras acérrimas: Cristina Kirchner y Elisa Carrió.
Entretanto, a nadie parece importarle aquello que persiste en permanecer tapado por la irrelevancia de lo mediático: los abusos a menores de edad.
Ya lo decía la inefable Mafalda, con una precisión de la que carecen muchos hombres de prensa: "