Cristina Kirchner no lo confirma, pero se mueve en "modo candidata". Ergo, finalmente se lanzará como aspirante a la presidencia de la Nación. Ciertamente, lo hará dentro de poco más de un mes, tal cual anticipó Tribuna de Periodistas.
Si a alguno le cupiera alguna duda, solo debe volver a posar su mirada sobre la postal que regaló este martes el peronismo.
Allí, Cristina fue la figura excluyente, en medio de referentes del PJ a los cuales hace un par de años mando a "que se suturen el orto". Fue en el marco de una conversación con su otrora "valet", Oscar Parrilli.
El desprecio de la expresidenta por el sello del peronismo quedó claro en esa misma charla, cuando le dijo a su interlocutor la frase más elocuente que se le haya escuchado jamás: "Acá (en Santa Cruz) nunca le dimos bola al partido. Nunca".
Está claro que, como dice el dicho, el tiempo cura todas las heridas. De lo contrario, no se entiende que Cristina se haya puesto a "disposición" de los mismos dirigentes del Justicialismo a los que juró aborrecer. Otra frase que cobra sentido: "No los une el amor sino... la necesidad".
Lo ocurrido este martes no se trató de un mensaje solapado ni mucho menos, sino de una proclama pública que se dejó ver por los principales canales de televisión. Allí, los capitostes del PJ hablaron de la construcción de un "gran frente patriótico" que le permita al peronismo "recuperar el gobierno".
El lugar elegido también fue emblemático: la Mesa de Acción Política del Partido Justicialista en la representativa sede de la calle Matheu 151, en la Ciudad de Buenos Aires.
Para quien sabe analizar el lenguaje verbal y no verbal, el mensaje fue claro: Cristina está decidida a conseguir el voto peronista "no kirchnerista".
A su vez, el PJ ha optado por rendirse a los pies de la exjefa de Estado, luego de interminables intentos -vanos todos ellos- de lograr consolidarse como un bloque unificado y coherente.
Una digresión, la más relevante acaso: el milagro que permitió la fotografía de la calle Matheu solo pudo darse gracias al aplastante triunfo del peronismo en Córdoba, con la victoria de Juan Schiaretti a la cabeza. ¿No era el mejor contexto para que el PJ volviera a reagruparse?
Como sea, Cristina denotó un tono más moderado que el habitual en su alocución. Allí no habló de teorías "gelbardianas" ni planes económicos anacrónicos. Apenas sí se refirió a "la destrucción del mercado interno y la caída del salario real".
Hablando de cuestiones inusuales, la exmandataria se mostró abierta a unirse con fuerzas que se encuentran allende el peronismo.
Por caso, remarcó que la alianza de gobierno a la que le toque administrar el país después del 10 de diciembre "necesariamente tendrá que ser más amplia" que los acuerdos electorales que puedan concretarse en los próximos días, en función "a la gravedad de los problemas que dejará Cambiemos".
Entretanto, en estas horas, han recrudecido los llamados telefónicos entre Alberto Fernández y Sergio Massa. Es la última gran figura a la que el peronismo intenta hacer volver a llevar a su redil.
Si ello ocurriera -el propio Fernández jura a quien quiera escucharlo que ello es un hecho-, Macri tendrá que repensar su estrategia electoral de cara a octubre.
Ya no habrá Durán Barba que alcance...