Lázaro Báez habló por primera vez en el marco del juicio que se le sigue por presunto lavado de dinero en el marco de la denominada "Ruta del dinero K".
Lo hizo ante el Tribunal Oral Federal 4, donde aseguró que fue presionado por "el poder real" para involucrar con su declaración a la familia Kirchner en hechos de corrupción. No solo eso: aseguró que también le ofrecieron reunirse con el actual ministro de Justicia, Germán Garavano.
Báez apeló a la célebre máxima de que “la mejor defensa es el ataque” y tiró bosta por doquier. De pronto, él era una maestra jardinera y los periodistas que lo investigaron —léase “investigamos”— una runfla de mafiosos.
En sus explicaciones olvidó mencionar cómo hizo para pasar de ser un empleado bancario a dueño de la firma constructora más importante de la Patagonia, Austral Construcciones. Para más suspicacias, la firma se creó 12 días antes de que Néstor Kirchner asumiera la presidencia de la Nación.
Luego llegarían los contratos millonarios “a dedo”, las licitaciones digitadas y las muertes sospechosas, como la de Vittorio Gotti, cuya empresa fue luego adquirida por el propio Báez.
El deceso ocurrió el 6 de abril de 2004 en un oportuno accidente acaecido en una ruta de Punta Arenas, Chile.
Y en medio de contradicciones y omisiones, alguien debería recordarle a Lázaro la entrevista que le concedió a Luis Gasulla en 2016. Allí apuntó contra Cristina Kirchner, habló del "club de la obra pública" y de la Cámara de la Construcción durante los gobiernos anteriores y aseguró que el kirchnerismo lo usó de “forro” (ver video al pie).
“No sólo Cristina. Todo el mundo me usó de forro. La Cámara de la Construcción también me usó de forro. Acá se limpiaron todos el culo conmigo, porque el hilo se tiene que cortar en Báez”, sostuvo.
Finalmente, sin que nadie se lo preguntara, apuntó contra Cristóbal López: “¿Y cómo se cree que empezó Cristóbal? ¿Usted sabe cómo empezó? Con cuatro camioncitos de mierda”.
Pero hay mucho más: en junio de este año se conoció el audio en el cual el propio Báez reconoció: "Todo lo que tuve es de una sola persona que está arriba en el cielo. Me lo dio para que lo administrara y no lo supe administrar en la forma adecuada que él quiso que lo administrara. Cometí los errores que cometí y quizás por eso estoy donde estoy".
Es curioso, porque ahora Cristóbal olvida todo lo que dijo antaño, olvidando otra célebre frase, que jamás debería olvidar: "El pez por la boca muere".