Sorprendió este martes el repentino fallecimiento del juez federal Claudio Bonadio en su casa del barrio porteño de Belgrano, donde se encontraba con cuidados paliativos por una enfermedad terminal.
Calificado por Cristina Kirchner como "el sicario" en su libro "Sinceramente", se trató del magistrado que más complicó a la expresidenta de la Nación y a sus hijos. Por caso, fue quien elevó a juicio cinco causas judiciales que salpican a la hoy vicepresidenta e incluso la citó a siete indagatorias en un solo día. No es todo: le dictó nueve prisiones preventivas.
Criado en un hogar de clase media de la localidad de San Martín, Bonadio estudió en el colegio La Salle de Florida y se recibió de bachiller en 1973. En los años 70 militó en Guardia de Hierro, una organización de la derecha peronista que sería semillero de notorios cuadros como José Luis Manzano y Matilde Menéndez.
En 1983, con el retorno de la democracia, se vinculó al Frente de Unidad Peronista, la línea interna de Eduardo Vaca y Miguel Angel Toma que dominó por años el aparato del PJ de Capital Federal, aliada al megadenunciado intendente Carlos Grosso.
Fue asesor en el Concejo Deliberante y en los albores del menemismo Vaca lo acercó al estudio jurídico de Carlos Corach, quien lo insertó en la Justicia Federal luego de acceder al Ministerio del Interior de la Nación, aún cuando carecía de la más mínima "carrera judicial" y a pesar de no ser jurista de nota en especialidad alguna.
Bonadío no olvidará ese enorme favor y lo pagará con creces sobreseyendo a diversos funcionarios públicos del menemismo acusados por hechos de corrupción, de la talla del ex interventor del PAMI, Víctor Alderete. Por este último expediente, será denunciado por la Oficina Anticorrupción, quien lo acusará de haber realizado "manejos sospechosos" en una causa para beneficiar al cuestionado personaje.
En sentido similar, a principios de agosto de 2009, Bonadío será citado a declarar por el Consejo de la Magistratura acusado de "mal desempeño" por presuntas irregularidades en el trámite de una causa que investigaba créditos otorgados al grupo Yoma.
La mayor celebridad de Bonadío llegará de la mano del ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, quien lo incluyó en la célebre servilleta donde reposaban los nombres de jueces federales entonces afines al gobierno.
Derrumbado el menemismo, rápido de reflejos, Bonadío se alineará rápidamente al kirchnerismo a partir de su llegada al poder, en el año 2003, siendo una importante herramienta a la hora de desestimar denuncias contra funcionarios señalados por hechos de corrupción y perseguir a aquellos que se muestran críticos a las políticas del oficialismo.
De la misma manera sabrá cajonear y demorar importantes expedientes que comprometían a funcionarios del gobierno. Dos de ellos han sido la irregular importación de autos diplomáticos por parte de funcionarios de Cancillería -donde avanzó sólo sobre un par de "perejiles"- y la célebre causa Skanska.
A su vez, en gesto de gratitud, el kirchnerismo paralizará oportunamente las denuncias que pesaban sobre Bonadío ante el Consejo de la Magistratura.
La llegada del macrismo lo pondrá en la "vereda de enfrente". En consecuencia, empezarán a avanzar las causas contra Cristina y sus hijos, sin prisa pero sin pausa.
A raíz de ello, el kirchnerismo se ensañará con su persona e impulsará infinidad de denuncias y operaciones a través de medios de prensa afines. Esta fue una de ellas, impulsada por canal C5N: