“Queremos impulsar una reestructuración de todo el sistema de inteligencia e información estratégica del Estado”.
La pretenciosa frase fue pronunciada el pasado 10 de diciembre por Alberto Fernández en el marco de la modernización que anunció en torno a la siempre sospechada Agencia Federal de Inteligencia (AFI).
Muchos de los que estaban allí escuchándolo lo aplaudieron a rabiar, porque realmente creyeron que se buscaba transparentar el espionaje vernáculo, de una vez y por todas.
Pero no. Lo que ocurrió fue todo lo contrario: de a poco, empezaron a regresar cuestionados agentes que habían sido eyectados de la vieja SIDE.
Uno de ellos, tal cual contó Tribuna de Periodistas el pasado 15 de enero, es Esteban Orestes Carella, un “camporista” que responde directamente a Cristina Kirchner y que fue puesto a cargo de la “base Estados Unidos”, una especie de sucursal de la AFI que supo ocuparse de hacer “contrainteligencia” y que ahora se encarga de un nuevo tópico: terrorismo. Es uno de los que hoy tiene más poder en la AFI.
Allí mismo, en la misma nota, se reveló que el otro que ha vuelto con todo el poder es Fernando Pocino, quien se destacó durante el kirchnerismo por “carpetear” a los periodistas críticos del “modelo”.
No regresó personalmente, sino que lo hizo a través de sus hombres de confianza, principalmente un técnico informático llamado Emiliano Deza.
En ese contexto, otro de los que ha vuelto al redil de la inteligencia local es el exdirector de la base Billinghurst, Gustavo “El Mono” Quintana, oportunamente eyectado por el propio Pocino por “chorro”. En esta oportunidad, ha sido “colocado” en el estratégico sector de “Crimen Organizado”.
No es el único que ha regresado: también volvió Ariel “El niño” Torres, otro de los cuestionados en su momento y que ha sido convocado para ser el “jefe de operaciones” de Carella, quien, como se dijo, se mueve como el mandamás de la agencia.
Para quienes no lo conocen, se trata del medio hermano de Belén Torres, la joven que fue golpeada duramente por el anestesista Gerardo Billiris en 2017.
Entretanto, los “espías” identificados con el espacio Cambiemos han sido confinados en el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (ex Citefa), curiosamente denominado “nuevo Cromañon”.
Casualmente, es el mismo lugar en el que el otrora todopoderoso Antonio “Jaime” Stiuso supo hacer escuchas satelitales ilegales.
Como sea, la idea es eyectar a los agentes identificados con el gobierno anterior después del examen que se les tomará en los próximos días. Se trata de una evaluación que fue anunciada el 16 de enero pasado por la interventora de la AFI, Cristina Caamaño, a efectos de “depurar el organismo”.
A esta altura, parece quedar bien claro adónde apunta la “reestructuración” que anunció Alberto: el copamiento del espionaje por parte del sector más fanático del kirchnerismo. Será el regreso de los "carpetazos" y las operaciones sucias contra los "enemigos" del gobierno.
¿Y las pretensiones de transparencia? Bien, gracias.