El mediático asesor presidencial se acomoda. Del otro lado, tres cronistas de Tribuna de Periodistas hacen lo propio. Todos se acomodan y arranca la comunicación por Zoom.
La conversación avanza, sin mayores revelaciones, en tono aburrido y monocorde. Durante 40 minutos. Hasta que el referente K dispara la inesperada “revelación”: asegura que hay conversaciones entre las segundas líneas del kirchnerismo y la oposición a efectos de avanzar en una eventual “amnistía” para causas de corrupción política.
Se presentaría como un “acuerdo nacional” al estilo “Pacto de la Moncloa”, asegura el asesor del presidente. “Beneficiaría a Cristina, sí, pero también a Macri”, asegura.
Carlos Forte, editor de TDP, Diego Goldberg, redactor del mismo, y quien escribe estas líneas quedamos paralizados ante tal movida. ¿Se trata de una genialidad o una estupidez? Imposible saberlo aún.
Lo que está claro es que el “acuerdo” busca zafar a la vicepresidenta de las causas judiciales que la jaquean y que prometen avanzar a niveles insospechados.
En ese contexto, Forte pregunta: “¿Por qué no avanzar en un indulto?”. El asesor no demora en responder: “Porque el indulto debe decidirlo el presidente de la Nación y sería escandaloso que Alberto firmara algo así; en cambio, la amnistía se debe aprobar en el Congreso de la Nación, sería un acuerdo real en la política”.
Goldberg mete su propia pregunta: “¿Cómo se presentaría ante la sociedad? Porque no pueden decir que es un pacto de impunidad, ¿o sí?”.
Presto, responde el asesor, poniendo cada vez más interesante la entrevista: “La idea es poner el foco en la economía, que se sigue derrumbando, explicando que hace falta un pacto entre partidos políticos para poder generar confianza en la sociedad y avanzar en algunas leyes en el Congreso Nacional”.
Finalmente es mi turno de hablar. Interrumpo pues: “La ciudadanía no tolerará algo así, es un pacto de impunidad. Van a salir todos a la calle a protestar...”.
El funcionario K no me deja terminar: “No, no... porque la idea es luego impulsar una ley anticorrupción, que sea durísima contra los que cometan actos de corrupción. Eso sí, tendría efecto de ahí en adelante, sin efecto retroactivo”.
Vuelve a preguntar el editor de TDP, Forte: “¿Qué tan avanzado está el acuerdo?”. El referente albertista contesta: “Muy avanzado en las segundas líneas, por eso en los días que pasaron no se habló de Macri y se bajaron los decibeles en general contra Juntos por el Cambio. Googleen, van a ver que hasta principios de octubre venía durísimo el discurso contra la oposición y de frenó de golpe”.
Acto seguido, el mediático asesor hablará de las causas judiciales que preocupan a Cristina, principalmente las que involucran a su hija Florencia Kirchner, quien carece de fueros.
Por su parte, Macri tiene sus propias inquietudes respecto de los expedientes que lo jaquean, principalmente dos: las causas “autopistas” y “parques eólicos”.
Finalmente, el hombre anticipa que en los días venideros se elevarán oportunas carpetas a las primeras líneas, de uno y otro bando, a efectos de seguir avanzando.
“En menos de dos semanas esto va a ser blanqueado, acuérdense”, dice lacónico, justo antes de despedirse y salirse del Zoom.
Forte, Goldberg y yo nos quedamos mirándonos en la fría virtualidad de internet. No sabemos qué decir o cómo seguir. La revelación nos ha dejado pasmados. ¿Qué más puede decirse ante tamaña catarata de información política?
Decidimos despedirnos, prometiéndonos hacer oportuno “brainstorming” dentro de unas horas, cuando tengamos las ideas un poco más claras.
La conversación ha transcurrido el jueves 8 por la mañana, hace solo 4 días. El tiempo ha pasado y nada se nos ocurre. Apenas sí contar todo lo ocurrido en esta inerte columna.
Acaso como involuntarios testigos de algo enorme que sucedió ante nuestros incrédulos ojos. No es poco.
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