Eduardo Duhalde lo intentó todo. Incluso se lo mencionó al propio Alberto Fernández hace meses. “Tenés que romper con Cristina”, le descerrajó en una reunión reservada en julio de este año.
Luego, se lo repitió en público. Primero, de manera sutil; luego, de forma descarnada. Pero sin medias tintas.
Durante la semana que pasó, el expresidente interino se lo dijo a sus íntimos: “O Alberto rompe con Cristina o no llega a diciembre”.
Incluso, a efectos de “marcar la cancha”, adelantó su propio acto del 17 de octubre, el viernes 16, donde se definió como "un productivista" y revindicó su amistad con el presidente de la Nación. Este último comentario no fue al azar.
En la celebración, acompañaron a Duhalde, los sindicalistas Luis Barrionuevo, Carlos Acuña y Julio Piumato y los exfuncionarios Julio Bárbaro y Guillermo Moreno entre otros dirigentes.
Allí, sotto voce, todos apelaron "a la unidad nacional y la actualización doctrinaria" del Justicialismo.
Un mensaje directo al corazón del kirchnerismo, que fue coronado por una brutal frase de Barrionuevo: "Nosotros somos los verdaderos peronistas porque sabemos quiénes somos y de dónde venimos, aunque no tenemos peronómetro".
El gastronómico incluso anticipó —sin que nadie le prestara atención— cómo será la estrategia del peronismo “no kirchnerista” para depurar el movimiento creado por Juan Perón: "Haremos política en todo el país para, desde el peronismo, comenzar a cambiar la delicada situación del país. Vamos a buscar a los jóvenes, difundir nuestras ideas y ver de encontrar otras alternativas dentro de la de democracia y que el PJ convoque a elecciones libres para los afiliados".
El incómodo acto de Alberto
Por su parte, Alberto Fernández tuvo hoy su propio Día de la Lealtad, incómodo, casi forzado. Con la sugestiva ausencia de Cristina Kirchner, que ni siquiera le dedicó un tuit de apoyo.
Como se viene sosteniendo en esta misma columna, la vicepresidenta no termina de darle su voto de confianza a su otrora jefe de Gabinete.
Es que, aunque digan que son “la misma cosa”, uno y otro están en las antípodas en puntuales cuestiones de política y economía vernácula. Venezuela, Vicentín y la toma de tierras son solo tres botones de ejemplo.
Acaso por ello es que Alberto tiró certeras “líneas” discursivas a aquellos que buscan que rompa con Cristina. Lo hizo al afirmar que "es muy tranquilizador" saber que cuenta con "todos los gobernadores, con todos los sindicatos", porque "allí reside gran parte del poder político y fáctico" de Argentina.
Acto seguido, habló en tono similar al de Barrionuevo —y Duhalde— cuando debió explicar cómo se imagina al PJ en el futuro: "Yo lo que quiero es que el peronismo se revitalice, que el peronismo tenga otra lógica para delante, que se llene de cuadros jóvenes y que le demos un impulso distinto al peronismo”. Fue la parte más aplaudida por el grupo Bicentenario, la juventud albertista.
Otro dato sugestivo: Alberto solo habló de CFK cuando se lo preguntó la prensa. "Cristina está", dijo lacónico y breve.
Y nadie le creyó. Básicamente porque la vicepresidenta no estaba allí.
El regreso de Carrió en modo “albertista”
Sin el misticismo que solía caracterizarla, regresó Elisa Carrió, quien se mostró autocrítica del espacio que supo crear, Juntos por el Cambio: “Algunos de sus liderazgos cometen errores estratégicos graves", sostuvo, en lo que pareció una crítica a Mauricio Macri.
Los dichos de la líder de la Coalición Cívica sorprendieron a propios y ajenos, porque coronaron sus dichos en el programa de Jorge Lanata, donde reveló que Cristina no fue presa en su momento “porque el Gobierno de Cambiemos no quería que se haga justicia". Por las dudas, aclaró que ella no estaba incluida entre los que pensaban así.
¿Carrió se volvió “albertista”? Fue la pregunta de algunos de sus acólitos, principalmente por sus dichos despegándose de la marcha del #12O e instando a la sociedad a “empezar de nuevo, sin rencores ni pasiones”.
En tal sentido, Lilita coincidió con el duhaldismo al asegurar que Alberto Fernández “no puede ejercer la presidencia por el tema de las legitimidades” y destacó que “por eso es importante el acto de racionalidad de los gobernadores del peronismo, al apoyar a la presidencia, porque ellos sí se dan cuenta” de esta situación.
Finalmente, dejó una frase misteriosa, que pareció apuntar a la interna entre Alberto y Cristina: “Lo que es, es, y lo que va a suceder, sucederá, porque ya estamos, no se pudo evitar. Lo que sí podemos evitar es la violencia”.
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