Y llegó la hora del ajuste nomás. Básicamente por necesidad. Con la delegación del FMI en la Argentina no queda otra que demostrar austeridad.
El problema es que siempre la cadena se corta por el eslabón más delgado. En este caso los jubilados y la gente de menos recursos. Los primeros han sufrido un brutal recorte a través del cambio del cálculo de la jubilación; los segundos ya no recibirán el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE).
Entretanto, la política no hace ningún tipo de esfuerzo. Ni el oficialismo ni la oposición. Aseguran, cuando se los consulta, que no se trata de un costo significativo.
Pero es un error. El economista Roberto Cachanosky hizo un calculado análisis al respecto y estimó que la política se lleva el 6% del PBI. Puntualizó su trabajo en cada miembro de las cámaras legislativas y la masa salarial del total de empleados públicos.
Como sea, el gobierno ha anunciado como un “éxito” el hecho de que se avanza en la refinanciación de la deuda contraída por el macrismo en cómodas cuotas, a empezar a pagar —capital e intereses— en 2025. Nada mal, salvo que el costo del “acuerdo” asciende a 5 mil millones de dólares extra.
En el contexto de la negociación con el Fondo, se conoció la eyección de María Eugenia Bielsa, una de las “funcionarias que no funcionan” del gabinete de Alberto. Siempre según los dichos de Cristina.
Lo ocurrido arroja varias lecturas, principalmente dos: primero, demostró que era falsa la promesa del presidente de que no haría cambios de gabinete durante 2020. Segundo, se terminó de comprobar que la que manda es Cristina. De hecho, aquel que asumió en el lugar de Bielsa es cristinista de la primera hora, Jorge Ferraresi. Hombre de frondoso prontuario judicial.
Dicho sea de paso, habrá que prestar atención a los programas de vivienda que vienen. De allí saldrán los fondos para financiar la campaña legislativa del kirchnerismo en 2021.
Allí aparece otra pregunta, inquietante: ¿Cómo acordarán Alberto y Cristina a la hora de armar las listas para el año que viene? ¿Seguirán sin hablarse para entonces?
La ruptura entre el presidente y su vice ya es inocultable. No solo no se hablan, sino que se tiran duros mensajes por elevación a través de las redes sociales.
Ahora mismo, esa distancia hace un ruido innecesario en el contexto de la visita del FMI. Ello explica la incómoda fotografía que se sacaron el ministro de Economía, Martín Guzman, y el titular del BCRA, Miguel Pesce, en las últimas horas. La dureza de sus rostros habla por sí misma. Es obvio que no se toleran.
Cómo sigue la reforma judicial
Este martes que viene se conocerá el dictamen de la denominada “Comisión Beraldi”, con una conclusión que sorprenderá a propios y ajenos. Refiere a la cantidad de miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Contra todos los pronósticos, los integrantes de ese cuerpo dirán que no hace falta aumentarla. Que cinco ministros están bien y no hace falta designar a nadie más.
No ha sido ajeno a esa decisión el fallo que la Corte emitió sobre los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi. Dejándolos colgados del pincel (Cristina agradecida).
En el mismo dictamen, la comisión Beraldi recomendará modificar la mayoría necesaria en el Senado a la hora de designar al procurador General de la Nación. Es decir, el jefe de los fiscales.
Será parte de la otra pelea que viene, porque Alberto quiere que Daniel Rafecas ocupe ese cargo, pero este último ha dicho que lo hará respetando las mayorías actuales. Es decir, los dos tercios de la cámara alta.
A su vez, Cristina intentará avanzar con su propia candidata: Indiana Garzón, fiscal de Santiago del Estero. Otra cristinista de la primera hora.
El macrismo, ¿en qué anda?
Mauricio Macri jura que no competirá el año que viene. Ello no le impide reunirse con intendentes del conurbano en su búnker de Vicente López una vez por semana. Desde allí intenta avanzar en el armado de listas para las Legislativas 2021.
El más incómodo es Horacio Rodríguez Larreta, que intenta hacer lo propio, pero con intendentes del interior del país, uno de ellos el mendocino Sebastián Bragagnolo, de Luján de Cuyo.
Acompaña a Larreta en la cruzada electoral María Eugenia Vidal. Otra que ya no menciona a Macri en sus conversaciones.
Entretanto, ¿para quién juega Elisa Carrió? Nadie lo sabe con precisión aún, aunque todo indica que optará por la otrora gobernadora bonaerense.
En carácter transitivo, significa que jugará en favor de Larreta. Alfredo Cornejo, otro gran “armador”, mira con atención. Y preocupación.
Hablando de distracciones
Se está pergeñando una nueva operación política. Esta vez de magnitud internacional. Tiene que ver con la alerta de un posible atentado en la Argentina. El tercero, según dicen, contra la colectividad judía.
El mensaje llegó al Facebook de la embajada argentina en el Reino Unido de forma anónima el pasado viernes, advirtiendo sobre un posible intento de ingresar al país con nitrato de amonio desde territorio paraguayo.
Para los más despistados, hay que mencionar que el atentado a la AMIA fue cometido con ese mismo explosivo: amonal.
Hasta hoy, la investigación ha sido errática y mal direccionada. Adrede. Acusando a iraníes sobre los cuales no hay un solo elemento de prueba en todo el expediente. En sentido contrario, aquellos sobre los cuales sí hay pruebas concluyentes, no han sido siquiera acusados.
Ahora mismo, hay en ciernes un nuevo juicio sobre ese atentado que tiene a Carlos Telleldín sentado en el banquillo de los acusados, por haber sido el que aportó la Trafic bomba para cometer el hecho de marras.
Lo curioso es que no hubo ningún coche bomba en la explosión de AMIA, sino que el amonio estuvo en el volquete que se puso en la puerta. Otra parte estuvo dentro de la sede de la mutual judía. Está demostrado en la causa judicial.
Por eso, se espera que esta nueva “alerta internacional” sea parte de la misma fábula. Una continuidad de aquel culebrón que viene avanzando desde julio de 1994, sin solución de continuidad.
© Tribuna de Periodistas, todos los derechos reservados