Este lunes, el fiscal federal Diego Luciani pidió la inhabilitación perpetua para ocupar cargos por parte de la vicepresidenta Cristina Kirchner y de todos los ex funcionarios acusados en la causa por el presunto direccionamiento de la obra pública en la provincia de Santa Cruz entre 2003 y 2015.
Además, solicitó el decomiso de $5.321 millones, monto en el que -según estimó su par Sergio Mola- se defraudó al Estado.
Propios y ajenos se sorprendieron por el pedido elevado de la pena, que fue anticipado por Diario Mendoza Today. Los propios se enfurecieron. Los ajenos, celebraron como si se tratar de una pena condenatoria. Sin embargo, aún falta un largo camino por recorrer.
Primero, se espera que llegue la etapa de los alegatos, que será en los primeros días de septiembre. Allí Cristina hará una encendida defensa, intentando minimizar la revelación de pruebas que ostentó Luciani.
Se espera que la vicepresidente no negará los hechos, sino que dirá que ella desconocía lo que ocurría a su alrededor. Poco creíble, pero todo vale en el intento por zafar.
Luego habrá que ver qué deciden los jueces del Tribunal Oral Federal 2 (TOF 2), quienes pueden adherir al pedido de la Fiscalía, aumentar aún más la pena, reducirla o directamente sobreseer a Cristina.
Si esta última fuera condenada, es probable que apele la sentencia ante la Cámara de Casación, como ya le anticipó a su valet Oscar Parrilli. Ello llevará un largo tiempo de revisión.
Si allí sufriera un nuevo revés, le queda una última carta: recurrir a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Que se tomará algunos años en tomar una decisión.
Para entonces, si aún está viva, la hoy vicepresidenta podrá hacer uso del beneficio de la prisión domiciliaria, que se concede luego de cumplidos los 70 años de edad.
O sea… para que haya Justicia aún falta mucho, muchísimo. No está mal festejar. De hecho, es un día donde el republicanismo está de fiesta.
Pero no hay que olvidar que vivimos en la Argentina. El mismo país donde Carlos Menem se fue a la tumba sin ser condenado por los peores casos de corrupción de la historia.
Perdón por el pesimismo. De nada.