Los tipos están locos. Completamente dementes. Se mueven con una virulencia enfermiza y destructiva, que los llevará a su propia ruina, como vengo sosteniendo hace meses.
Quien los comanda es un psicópata de manual, llamado Santiago Caputo, a la sazón una de las únicas dos personas a las cuales escucha Javier Milei. Les pagan con fondos de la AFI, miles de millones de pesos. Un delito grave, que investiga la Justicia Federal en estas horas.
Como botón de muestra basta mencionar lo que le pasó en las últimas horas al tuitero Tano Giuliani, un joven de apenas 19 años, quien osó hacer una respetuosa crítica a Karina Milei en sus redes sociales.
Ello le valió el ataque rentado de cientos de tuiteros, que lo han amenazado gravemente. Quien comandó la movida fue el referido Caputo.
El propio Giuliani se mostró sorprendido por el ataque: “Increíble que me carpeteen con tweets míos IRÓNICOS apoyando a Cristina Kirchner. ¿Nadie puede pasar de ser kirchnerista a libertario? ¿Con este gobierno se acabó la libertad de expresión?”, se preguntó.
No obstante lo dicho, su caso no fue el peor: cuentas de Twitter que daban cuenta de los alicaídos indicadores de la economía fueron “bajadas” por la banda de Caputo y su alter ego, “El Gordo Dan”, llamado realmente Daniel Parisini, tristemente célebre por sus aprietes. El último de ellos dirigido contra la escritora y astróloga Ayelén Romano, a quien amenazó con divulgar la información de su familia.
Como se dijo, se trata sólo de un botón de muestra de la locura que viven estos tipos. Y que llevarán a hacer implosionar el gobierno de Milei. No se trata sólo de actos repudiables en redes sociales, sino de delitos penales de diversa índole. Coacción, amenazas y malversación de fondos… entre otros.