A más de cuatro años del escándalo de las valijas blancas de Southern Winds, la Justicia decidió reabrir la investigación para saber quiénes tuvieron responsabilidad en el envío de 60 kilogramos de cocaína a España.
Así lo determinó la Sala B de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Penal Económico, según una resolución a la que accedió agencia DyN, y en la cual los jueces Carlos Pizzatelli, Marcos Grabivker y Roberto Hornos revocaron el sobreseimiento que se había dictado en primera instancia sobre el ex presidente de SW Juan José Maggio, el ex vicepresidente Enrique Montero, el ex gerente Christian Maggio y el ex jefe del aeropuerto de Ezeiza Alberto Beltrame, padre de Walter, uno de los cuatro condenados en el juicio por las "narcovalijas".
La referida decisión judicial ha provocado un inevitable temor en el seno del Gobierno, ya que algunos de los mencionados directivos han sido meros testaferros de personajes del poder de turno y es poco probable que mantengan el mismo prudente silencio que tuvieron hasta ahora.
Pero… vayamos por partes.
El comienzo fue el verbo
En el año 2006, declaró ante la Justicia el titular de la AFIP -entonces director Nacional de Aduanas-, Ricardo Echegaray, uno de los personajes nombrados por este medio como "responsable solidario" de las valijas voladoras de Ezeiza.
Aunque hizo falta que la Cámara presionara al ex juez Carlos Liporace para que esto sucediera, Echegaray no aportó demasiada información al voluminoso expediente que se sustancia en la justicia, sólo se limitó a criticar los controles privados de Ezeiza.
"La primera línea de control es de la empresa privada y la segunda, de la PAN", dijo el funcionario a la salida de Tribunales donde declaró durante casi cuatro horas, agregando que "la Aduana, como organización, no es responsable", argumento que cae por su propia puerilidad.
A pesar de ello, Liporace ni siquiera lo imputó en la causa, lo cual no debería llamarnos la atención si tenemos en cuenta que por este escándalo sólo han sido detenidos tres ex empleados de la firma: Fernando Arriete, ex gerente de ventas internacionales; Claudio Baudino, ex supervisor en Ezeiza; y Walter Beltrame, ex responsable de atención de pasajeros frecuentes e hijo del ex jefe aeronáutico en el aeropuerto, Alberto Beltrame. En buen romance: no hay un sólo imputado "político".
Por otro lado, el juez Liporace allanó las oficinas de la empresa SW recién luego de la crítica de la Cámara. Es decir, casi dos meses después de que la denuncia cayera en su juzgado, medida que terminó resultando algo improductiva.
Protejan a Echegaray
Ricardo Echegaray, un sanjuanino que se jacta de ser el primer "aduanero de línea" que llega a dirigir el organismo en 30 años, estuvo al frente de la Aduana de Río Gallegos desde 1993 cuando llegó de la mano del ex director de Aduanas de Domingo Cavallo, Gustavo Parino y mantiene una relación personal con Néstor Kirchner desde el inicio de su gestión en el sur.
El actual gobernador de Chubut, Mario Das Neves, nombró a Echegaray director de la Región Sur con sede en Comodoro Rivadavia, lo que implicóla administración de las oficinas de la Aduana ubicadas desde Chubut hasta Tierra del Fuego.
Oportunamente se puntualizaron en este medio los detalles de cómo Echegaray había sido premiado con el cargo de Director de Aduanas, gracias al hecho de haber "cajoneado" los expedientes de la causa Conarpesa que involucraban al ex presidente Kirchner. En tal sentido, no es menor el hecho de que desmantelara todos los controles en Ezeiza no bien asumió en ese cargo ni su amistad con Rudy Fernando Ulloa Igor, íntimo del primer mandatario y vinculado a varias causas relacionadas con drogas.
Pero lo más interesante es que Echegaray fue nombrado en la Aduana teniendo una denuncia penal por contrabando en su contra. Algo tan inentendible como la protección que el Gobierno le ha brindando en torno a la causa SW.
Hoy en día su mayor temor tiene que ver con las posibles declaraciones de los Beltrame -padre e hijo- que desmantelarían su endeble coartada ante la Justicia.
Disparen contra los Beltrame
Sólo el círculo íntimo de Alberto Beltrame sabe de su desesperante pelea para encontrar la manera de liberar a su hijo Walter. Ese mismo entorno asegura que el ex jefe de Ezeiza "sabe cómo defenderse" y que ya tiene un plan para luchar con uñas y dientes por su objetivo. Ese plan está causando temor en algunas personas, la mayoría funcionarios del Estado.
Justo después de la declaración de su hijo ante el juez Liporace, Beltrame se reunió con su esposa Olga y sus dos hijas y acordó un pacto de silencio para "preservar” a la familia. Llegaron a la conclusión de que no les conviene que se hable de ellos, ni bien ni mal. Sin embargo, la estrategia no sólo surgió de un consenso: desde la Presidencia de la Nación le habrían ordenado a Beltrame que no hable con los medios.
"Alberto Beltrame no puede hablar, lo tiene prohibido", confirmó a este medio la abogada Stella Maris Castelli, defensora de Walter.
En el mismo sentido, revista Noticias publicó oportunamente: "a pesar de la dura amenaza oficial, el Gobierno se cuida de atacar a los Beltrame. Por ejemplo, la semana pasada el mismo presidente Néstor Kirchner criticó al Comandante porque depositó una declaración en una escribanía 'por si le pasara algo'. Desde Presidencia lo sancionaron con 10 días de arresto: pero esa sentencia jamás se concretó. 'Sólo le dieron un apercibimiento', explicaron en el juzgado de Liporace. La condena pública quedó en una absolución privada. ¿Es que Beltrame sabe más de lo que dice?
El militar, cuando declaró en Tribunales, apuntó a los funcionarios políticos y trató de liberar de culpas a sus camaradas. Su hijo Walter, en tanto, fue más duro: 'Mejor investiguen por qué el Presidente de la Nación echó a la Policía Aeronáutica Nacional y a los brigadieres. Averigüen por qué Kirchner suspendió la ruta a Tacna. Y yo estoy preso...'. Por último, el presidente de SW, Juan Maggio, dio un nombre: 'Ricardo Jaime era mi jefe'.
Dicho sea de paso, este periódico fue uno de los primeros en señalar a Jaime, ex secretario de Transporte y supuesto testaferro del ex presidente de la Nación, Néstor Kirchner, como otro de los responsables de las valijas con cocaína. Lo mismo sucede con la figura del embajador Carlos Bettini, quien no estaría ajeno al tema señalado.
Semanas más tarde de publicado el artículo de marras, otro medio entrevistó a Abel Pose, antecesor de Bettini en España por este tema, quien aseguró que "Uno no puede ni imaginarse que un embajador no esté al tanto de una situación semejante".
Más claro, imposible.
Sospechas y drogas
Southern Winds es una sociedad anónima cuyo rastro genera no pocas sospechas. Veamos:
1-Está inscripta en la Inspección General de Justicia bajo el numero 1.610.285, con domicilio en Suipacha 1111, sugestivamente el mismo domicilio en el que se encuentra la Secretaria de Turismo de la Nación.
2-Se asoció en su momento a la firma Lafsa, una pseudoempresa creada por el Gobierno que no tenía aviones propios.
3-Lafsa a su vez está formada en un 20% por Intercargo, una empresa que fue propiedad del narcolavador Alfredo Yabrán, y que después se nacionalizó.
4-Los destinos de la sociedad Lafsa-Southern Winds son lugares relacionados con el tráfico de drogas:
-Buenos Aires - Asunción - Ciudad del Este.
-Buenos Aires - Lima - Quito - Guayaquil - Caracas - Bogotá.
-Buenos Aires - Santa Cruz de la Sierra - Bogotá.
-Buenos Aires - Lima - Quito - Guayaquil - Caracas - Bogotá - México - Los Ángeles.
Todo lo antedicho, sumado a lo que ya se ha ido descubriendo -muy a pesar del Gobierno- nos lleva a preguntarnos:
-.¿Es probable que el Gobierno nacional desconociera estos sugestivos datos?
-.¿Por qué no se removió a ninguno de los funcionarios relacionados a Kirchner que demostraron estar implicados en la causa?
-.¿Por qué el Gobierno teme que hablen los Beltrame?
-.¿Por qué la Justicia avanza en la causa a paso de tortuga y desoyendo las medidas pedidas por la fiscal de la causa?
-.¿Por qué nadie pide explicaciones al Gobierno frente a sus propias contradicciones en este tema?
-.¿Por qué nadie habla de Carlos Bettini?
Esperamos respuestas, tenemos demasiadas preguntas...
Christian Sanz