Hace instantes, Cristina Kirchner anunció la promulgación de ley de medicina prepaga y la puesta en funcionamiento de un sistema de "trazabilidad de medicamentos" para remedios oncológicos, factores hemofílicos y fármacos para enfermos de HIV.
El discurso fue efectista y necesario, sobre todo porque el gran desafío de la clase baja —y la media también, por qué no— tiene que ver con las carencias de salud y la falta de cobertura ad hoc.
No deja de llamar la atención que la diatriba de la mandataria se haya pensado para el mismo día que
Cristina habló del descontrol que existe hoy en torno al control de las obras sociales y los medicamentos que por allí se comercializan, pero omitió mencionar que ese desenfreno fue el que permitió que su campaña política fuera financiada por oscuras droguerías y sospechosas obras sociales que jamás fueron auditadas como se debía.
Existen, por caso, dos voluminosos expedientes que colectan prueba de sobra a ese respecto y allí media docena de empresarios admitieron que jamás aportaron dinero para la campaña del FPV aún cuando aparecen sus nombres en la nómina oficial.
No casualmente, la mayor cantidad de estafas se han dado en relación a medicamentos oncológicos, factores hemofílicos y para combatir el sida, los mismos que Cristina refirió en su discurso de hoy.
¿Adónde estaba su preocupación en 2007, cuando la entonces ministra Graciela Ocaña le refirió que había gente que moría por la adulteración de esos fármacos?
Hay que recordar que en el marco de esa discusión no solo terminó siendo eyectada Ocaña, sino que Hugo Moyano fue bendecido con nuevos negocios y cargos en
En fin, es más que beneficioso que se tomen medidas en pos de mejorar la salud social, tantas veces postergada; pero hubiera sido mejor si esto se hubiera hecho antes, no recién después de 8 años de gobierno.
De esta manera, todo se termina reduciendo a un mero anuncio electoral de cara a las elecciones de octubre de este mismo año.
Christian Sanz
Twitter: cesanz1