La crisis que sufre River Plate en estas horas, es producto de una serie de desaciertos y permisividades que involucran no solo al presidente del Club, el errático Daniel Passarella, sino también al titular de la AFA, Julio Grondona, y a funcionarios del Ejecutivo Nacional. Todos ellos han permitido que los negociados que hizo oportunamente José María Aguilar fueran tapados por las aguas del olvido y han sido actores relevantes a la hora de refrendar el enorme poder que ya venían ostentando los barrabravas de ese club.
Los actores de esta trama son harto conocidos y cuentan con interesantes pronturarios: Aguilar y Grondona encabezan esa lista. El primero se enriqueció en detrimento del club y el segundo lo permitió a cambio de la misma sumisión a la que somete a los titulares de la mayoría de los clubes de fútbol. ¿No es un secreto a voces que mientras River se endeudaba sin sentido, las cuentas de Aguilar se iban engrosando de manera inversamente proporcional?
No todo culmina allí: la responsabilidad también le cabe al Poder Ejecutivo Nacional, más específicamente al jefe de Gabinete de Ministros, Aníbal Fernández, quien salió en las últimas horas a pedir públicamente a Mauricio Macri que "se llame a silencio" sobre el conflicto en el club River Plate por ser de Boca. Más allá de esa desafortunada frase —que permitiría impugnar de la misma manera a una persona que milita en el radicalismo, por caso, a opinar sobre lo que ocurre en el seno del Frente para la Victoria—, es llamativo que el funcionario intente cerrar todas las sospechas sobre aquellos que provocaron desmanes el último domingo y haga silencio respecto a los desaguisados que vienen ocurriendo en River desde hace años. ¿No sería más oportuno y relevante que Fernández se refiriera a las amenazas que en estas horas sufren referentes de ese club en lugar de insistir con sus "anibaladas"?
Dicho sea de paso, el Jefe de Gabinete aún no ha dado explicaciones suficientes respecto a la "manipulación" que ha hecho del expediente que investiga la muerte del hincha Gonzalo Acro, tal cual lo demuestran documentos irrefutables presentados por la abogada Alejandra Belmartino en esa misma causa. Adrián Rousseau es el eslabón que debería investigarse para descubrir esa manipulación.
Sería igualmente relevante que la Justicia pusiera el foco en los vínculos entre el ministro más poderoso del Gabinete y los líderes de la barra conocida como Los Borrachos del Tablón, particularmente Héctor Caverna Godoy y Gustavo Uruguayo Larrain. No casualmente, esos barrabravas ostentan fuertes vínculos con el sindicato de Camioneros que supo liderar históricamente Hugo Moyano.
Sin memoria
Hay que destacar que la actuación de Daniel Passarella tampoco se encuentra a la altura de las circunstancias. El actual presidente de River, no solo nunca presentó los balances que había prometido durante su reiterativa campaña, sino que terminó mostrando signos de acercamiento a Julio Grondona en las últimas horas. Debe recordarse que durante su campaña proselitista, Passarella no dudó en denostar al titular de la AFA a efectos de lograr sus objetivos personales. ¿Cómo podrá explicar que finalmente terminará besando el mismo anillo que supo sober Aguilar y otros dirigentes del fútbol?
Quienes conocen la trama en profundidad, aseguran que el titular de River ha debido ceder a las presiones de Grondona por encontrarse jaqueado en el marco de una causa judicial iniciada por el abogado Marcelo Parrilli, a la sazón legislador porteño y socio de River, ante el juzgado de instrucción N° 4 de Capital Federal.
En ese expediente, iniciado contra su antecesor por supuesta asociación ilícita, se pide que Passarella sea citado a declaración testimonial y que informe sobre los resultados de la virtual auditoría, cuyos resultados nunca fueron difundidos.
En fin, si de dar explicaciones se trata, el presidente de River también debería dar cuenta de los desaguisados cometidos por el secretario de la Comisión Directiva de ese club, Daniel Bravo, un oscuro personaje que se hizo célebre por hacer falsas denuncias a pedido del kirchnerismo y que ostenta un patrimonio que no puede explicar. Hay que recordar que ha sido Bravo, no casualmente, uno de los gestores del acercamiento entre Passarella y la Casa Rosada.
Como puede verse, finalmente ha triunfado la corrupción por sobre la Justicia. Passarella parece haber decidido no investigar los escándalos de Aguilar a cambio de (un poco de) ayuda oficial. Por lo visto, tampoco atacará a Grondona —verdadero protector del ex titular de River—, quien seguirá acomodado en su cómodo sillón, incrementando su fortuna personal a cuenta de los clubes de fútbol.
Se trata de una fiesta que, aunque disfrutan unos pocos, la paga la sociedad toda.
Lo que viene
En estas horas, el abogado Fabían Bergenfeld prepara una dura denuncia contra referentes de River; lo original del caso es que lo hará en representación de docenas de socios de ese club. "La idea es iniciar una serie de acciones judiciales de diversa índole, la de los socios es solo la primera parte de la estrategia; luego se harán denuncias complementarias que serán reveladoras", admitió a este medio una fuente cercana a ese letrado.
Mientras ello ocurre, en Balcarce 50 empieza a pergeñarse una estrategia que intentará hacer mermar el escándalo de River y limitarlo solo a los que provocaron desmanes el pasado domingo. Se entiende: en pleno año electoral, sería poco conveniente que se hicieran públicos los estragos que han ocurrido en ese club a lo largo de los últimos años, solamente posibles merced al silencio oficial.
Como sea, será una interesante partida de ajedrez: de un lado, funcionarios y referentes que intentarán tapar todo; del otro, un grupo de abogados, socios y ex candidatos a presidir River, pujando para que se conozca toda la verdad.
¿Quién ganará la partida? si bien es aventurado especular al respecto, muchos ya han hecho sus apuestas.
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1