La operación era tan evidente que hasta podía preverse. Se trata de la denuncia que han hecho hace instantes Daniel Filmus y Carlos Tomada contra Jaime Durán Barba, asesor de Mauricio Macri, a raíz de una supuesta "campaña sucia" en su contra para influir en el electorado en el marco de las elecciones del pasado domingo 10 de julio.
Se trata de la encuesta que se hizo a algunos porteños a los que se los indujo a través de preguntas capciosas de la talla de "¿Usted sabía que el padre de Filmus es arquitecto y trabaja con Schoklender?"; "¿Ahora que sabe esto lo votaría?".
¿Realmente alguien puede creer que Macri, sabiendo que tenía una ventaja descomunal contra Filmus, pueda ser autor ideológico de semejante disparate?
Con los problemas que tuvo que enfrentar en su momento —y que sigue sufriendo— por las escuchas telefónicas clandestinas efectuadas por su protegido, el comisario Jorge Palacios, ¿se animaría Macri a hacer algo así? La respuesta es más que obvia.
Los sospechosos de siempre
La conferencia de prensa en la que Filmus y Tomada denunciaron que el jefe de gobierno porteño se encontraba detrás de la campaña sucia contra ellos, se basó en datos que surgen de una serie de allanamientos que el juez Ariel Lijo hizo en el día de la fecha.
De ese procedimiento surgiría claramente que las encuestas se hicieron a través de dos oficinas del microcentro porteño pertenecientes a las empresas Tag Continental y Conectic SRL, las cuales a su vez habrían sido contratadas para realizar las “consultorías engañosas” que denunciaron los candidatos del oficialismo porteño.
¿Cuál es el vínculo de Durán Barba con estas firmas? Según publica la agencia Noticias Argentinas, uno de los allanamientos que hizo
En atención a esto último, ¿no hubiera sido más atinado que Filmus esperara a que
Haciendo historia
En el año 2009, pocos meses antes de las elecciones de junio —en las que Néstor Kirchner cayó derrotado ante Francisco De Narváez—, una medición telefónica similar a la denunciada por Filmus y Tomada comenzó a hacerse en la provincia de Buenos Aires, sugiriendo a los encuestados que el hoy diputado colombiano estaba vinculado al narcotráfico. Teniendo en cuenta ese antecedente, cabe preguntarse: ¿Es casual que la encuesta que hoy provoca quejas oficiales sea tan similar a la de 2009 o es parte de una trama que compromete al propio Gobierno?
Hay que recordar que, cuatro años antes de ocurrido el caso descripto, el oficialismo fue partícipe de otra campaña sucia, esta vez contra el compañero que Elisa Carrió eligió en su carrera para la jefatura de Gobierno de 2005. En esos días, Enrique Olivera fue acusado de tener millonarias cuentas en el exterior del país, algo que luego se demostró falso. Lo grave fue que, para cuando se descubrió la mentira, ya era tarde: las elecciones habían culminado y Carrió sufrió el golpe en los resultados de ese comicio.
¿De qué se queja ahora el oficialismo? Los casos descriptos solo fueron dos de los tantos que existieron en los últimos años, los cuales llegaron a un insólito extremo cuando se publicó en el oficialista diario Página/12 un expediente de la SIDE que ensuciaba a Juan José Álvarez, hoy paradójicamente cercano al oficialismo.
Concluyendo
Independientemente de quién tuvo responsabilidad en el caso de encuestas truchas contra Filmus, sería conveniente preguntarse, ¿es verdad o mentira lo que se decía sobre él en los llamados telefónicos? ¿Su padre trabaja con Sergio Schoklender o no? ¿Es real que María Rachid debió renunciar por el escándalo que explotó en el INADI?
Ese es el debate que debería darse en estas horas, más que una encuesta “trucha” que ya está en manos de un juez Federal.
En fin, a esta altura quedan en el aire una serie de interrogantes que sería conveniente no perder de vista:
-¿Filmus quiere hacer creer a la ciudadanía que perdió contra Macri a causa de la “campaña sucia” hoy denunciada?
-¿Piensa que victimizándose como lo hizo logrará dar vuelta el resultado que se dio en su contra en la primera vuelta?
-¿Por qué no espero hasta que
-Si Macri realmente quiso restarle votos a Filmus, ¿por qué mandó a hacer tan pocos llamados?
Finalmente, hay que mencionar una obviedad: el jefe de Gobierno porteño no es lo que podría decirse un “funcionario brillante”. En ese contexto, es poco probable que pudiera ser ideólogo de semejante movida.
Por otro lado, alguien debería decirle a Filmus que su derrota se debe a factores vinculados a las carencias de su propia campaña y su falta de claridad a la hora de definir ciertas propuestas concretas. Esa pobreza conceptual fue criticada hasta por los intelectuales oficialistas de Carta Abierta y es la que permitió a Macri ganarle por casi 20 puntos de margen en la primera vuelta.
Hay otra cuestión que también deberían aclararle a Filmus: lo que hizo hoy acaba de refrendar la victoria de Macri en la segunda vuelta. No es poco.