Es imposible no escribir el presente artículo sin algo de satisfacción personal. Es que, en las últimas horas, la Justicia ha ordenado detener al "empresario" Ibar Esteban Pérez Corradi en el marco de la causa que investiga el expediente del triple crimen de General Rodríguez, ocurrido en agosto de 2008.
El dato fue confirmado por el fiscal Juan Ignacio Bidone a Tribuna de Periodistas, quien ha entendido que el hoy acusado actuó en calidad de coautor de la privación de libertad y el homicidio de Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón. Su nombre apareció en la causa judicial de marras luego del entrecruzamiento de llamados telefónicos y testimonios varios en esas mismas fojas.
Si bien los investigadores no han logrado aún ubicar a Pérez Corradi —quien declaró vivir en Olivos—, se espera que este se presente en dicho domicilio en las próximas 24 horas.
El dato no es menor, toda vez que se trata de uno de los personajes que fue denunciado por Tribuna a pocos días de haber ocurrido el referido triple asesinato, mientras otros medios insistían en decir que ese hecho era parte de una venganza por parte de sicarios mexicanos.
Por caso, el 15 de agosto, dos días después de ocurrido el múltiple crimen, este medio reveló que "el nombre que resuena en estricto secreto es el de Ibar Esteban Pérez Corradi intermediario de cárteles mexicanos en el negocio argentino de los precursores químicos. Este último le habría adelantado gran cantidad de dinero a Forza a efectos de iniciar una especie de Joint venture para exportar efedrina. 'Sebastián (Forza) se gastó todo el dinero aportado por Pérez Corradi para cubrir sus gastos y encima se dio el lujo de mandarlo a la mierda. El tipo le dijo que se lo iba a cobrar y lo hizo. Es un personaje peligrosísimo, la cara visible de algunos cárteles de la droga en la Argentina', comentó en las últimas horas a este cronista una persona de estrecha confianza del fallecido Forza".
En el mismo artículo se comentó cómo Forza, bajo la modalidad de "testigo protegido", había "denunciado a Pérez Corradi en la Justicia, hecho que llegó a oídos de este último a través de un importante intendente de la zona oeste de la provincia de Buenos Aires. Lo demás, es historia conocida".
Pocos días después, este portal puso en el banquillo nuevamente el nombre de Pérez Corradi, surgido de la entrevista a una docena de privilegiadas fuentes de información. En esos días, se dijo que el hoy sospechado debía ser investigado por ser el "contacto de Sebastián Forza en la compra y exportación de precursores químicos".
También se explicó que Corradi trabajaba de manera informal en el laboratorio Biopharma, firma que aportó dinero a la campaña de Cristina Kirchner y que "posee un domicilio en Pilar —cerca del domicilio de Forza— y otro en España, muy útil para a la hora de exportar sustancias ilícitas al viejo continente".
El hombre señalado
Pocos saben que, antes de ser asesinado, Sebastián Forza sufrió una serie de amenazas por parte de Pérez Corradi, en esos días sindicado por la embajada de Estados Unidos como nexo entre narcotraficantes y laboratorios medicinales.
Ante la AFIP, Pérez Corradi ha declarado tener como actividad principal la de “servicios de financiación y actividades financieras”, y como secundaria el “asesoramiento, dirección y gestión empresarial”. Asimismo, compartió en su momento una suerte de sociedad con Forza, en la cual este último ponía su fuerza de trabajo y el primero financiaba las operaciones con dinero contante y sonante en una lúgubre oficina del pasaje King de esta Capital Federal.
La sociedad se disolvió en 2007 —de la peor manera— y Pérez Corradi logró algo insólito: no ser investigado por la Justicia a pesar de que Forza lo había denunciado penalmente en dos oportunidades por amenazas de muerte. Quien escribe estas líneas aportó oportuna evidencia en ese sentido ante la fiscal Ana Yacobucci, en septiembre de 2008, pero nada hizo la funcionaria al respecto.
Otro eslabón importante para entender las vinculaciones políticas detrás del triple crimen es Martín Lanatta, otrora mano derecha del hoy senador Aníbal Fernández y hoy preso por el mismo hecho por el que la Justicia pidió la captura a Pérez Corradi. Paréntesis aparte: no son pocos los que en estas horas aseguran que el ex jefe de Gabinete de Cristina Kirchner se encuentra visiblemente preocupado por lo que pudiera revelarse.
Como se dijo, Corradi y Lanatta son partes fundamentales del rompecabezas que puede ayudar a resolver el homicidio, junto a otras dos personas, Jorge Adrián Cabrera y Pablo Héctor Quaranta. El gran problema es que jamás pudieron ser relacionados entre sí.
Tribuna sí lo hizo a principios de 2009, luego de un exhaustivo análisis y cruzamiento de información: allí, se encontró que en los registros de la AFIP, Pérez Corradi figura como presidente de una sociedad anónima llamada C&C Building, dedicada a la “construcción de obras civiles y comerciales”. En este emprendimiento, con un capital social declarado de 50.000 pesos, está asociado con Jorge Adrián Cabrera, quien se desempeña como director suplente. Además es propietario de Odin Concept S.R.L. junto a Pablo Héctor Quaranta.
Asimismo, en la Inspección General de Justicia hay registros de una sociedad llamada Elvesta Argentina SA, dedicada a la "venta de ropa salvo de cuero y tejidos de punto". Allí, según consta en el acta de Asamblea General Extraordinaria Nº 1 del 8 de febrero de 2008, se designó a Jorge Adrián Cabrera como Presidente y a Martín Lanatta como Director Suplente. El domicilio social de Elvesta está ubicado en Pola 2477 de esta Capital Federal. Esto demuestra que Cabrera es el nexo directo entre Lanatta y Corradi.
El sospechoso de siempre
Hoy preso en el contexto del expediente del triple crimen, Martín Eduardo Lanatta es un hombre que sabe moverse al calor del poder. Mano derecha del hoy senador Aníbal Fernández, logró que desde el kirchnerismo se hicieran los esfuerzos más increíbles para lograr su libertad a pesar de las pruebas que existen en su contra, incluida la intromisión de camaristas federales de Quilmes en su caso particular.
Con CUIT 20-23787091-4, Lanatta ha sabido enriquecerse a pesar de ser monotributista en la categoría más baja. Morrudo, de 1,65 metros de estatura, gusta vestir chaleco tipo "cazador" y utiliza con frecuencia un saco de corderoy con mangas muy largas color verde. Se conduce con tres vehículos: un automóvil Volkswagen "Escarabajo" New Beetle color gris metalizado; una camioneta Ford Ranger cabina simple, con inscripciones de una empresa de la construcción en sus puertas; y un Toyota Corolla gris.
Su currículum lo muestra como una persona inquieta, interesada en actividades muchas veces incongruentes entre sí: "edición de libros y publicaciones", "impresión de diarios y revistas", "servicios jurídicos", "servicios para el orden público y la seguridad", "transmisión de sonido, imágenes y datos", y un tópico que develará parte de la trama detrás del triple crimen: "fabricación de medicamentos y productos farmacéuticos".
Según los investigadores, Lanatta habría sido pieza fundamental para llevar adelante el hecho policial ocurrido en 2008, al menos en su faz material. No sería menor a ese respecto su gusto por las armas. "Suele practicar tiro y para con mucha frecuencia en boliche frente al Renar, donde lleva a cabo trámites de registro de armas. Es legítimo usuario de portación de una Glock calibre 40", admitió un empleado de esa entidad.
Por si alguno no lo recuerda, un arma del mismo calibre y marca es la que se utilizó para concretar el triple crimen.
Concluyendo
Como se ha señalado sobradamente desde las virtuales páginas de este medio, Sebastián Forza fue asesinado a causa de oscuros negocios llevados a cabo en sociedad con el kirchnerismo, tal cual admitió el occiso a este cronista —único que pudo entrevistarlo— en mayo de 2008. Posteriormente, su muerte se disfrazó de "ajuste de cuentas mexicano" para desviar la investigación.
¿Qué admitió Forza en esa entrevista? aseguró haber hecho negocios turbios relacionados a medicamentos y blanqueo de dinero en sociedad con importantes funcionarios del gobierno, motivo por el cual temía que lo asesinaran. Un dato: jamás habló de efedrina o mexicano alguno.
El fiscal Bidone no desconoce esta información —oportunamente este medio aportó la grabación de marras— y por eso se mueve con cautela. En el pasado, ha debido sufrir presiones políticas muy fuertes y no quiere que ello vuelva a ocurrir.
Por ello, la detención de Pérez Corradi no es casual que ocurra en estos días, cuando el principal sospechoso político se muestra con un fuerte vacío de poder.
No es poco.