La noticia sorprendió, no tanto por su protagonista, Zulemita Menem, sino por el padre del hijo que ella espera, Marcelo Pocovi. Es que, en los últimos días se supo que el hombre es casado y desalojó a su esposa Verónica Blanch y sus tres hijos de la casa familiar.
La esposa de Pocovi contó el miércoles pasado en el programa “Más Viviana” que Pocovi mantenía una relación oculta con Zulemita desde hace 15 años, a pesar de estar casado con ella desde hace 21 y tener tres hijos de 18,17 y 15 años. Además denunció que recibió amenazas de parte de la hija del ex presidente Menem.
“El siempre me manifestó que me amaba y adoraba, pero descubrí que mi marido tiene un romance con Zulemita desde hace 15 años. En el año 2000 tuvieron una relación cuando estuvimos separados y, en su momento, me dijo que gracias a ella podía salvar su empresa, pero que no había pasado nada”, aseguró Verónica.
Sin embargo, lo más jugoso de Pocovi aún no ha sido develado. Tiene que ver con la declaración que hizo en su momento un presidiario en el marco de una investigación sobre Guillermo Cóppola, la muerte del empresario Leopoldo "Poli" Armentano y los vínculos de la trama con el tráfico de drogas.
La anécdota está revelada en el libro Poli Armentano, un crimen imperfecto, escrito por quien escribe estas líneas en el año 2003, y merece ser relatada textual:
Carlos Hugo Kolosko, preso en la Unidad Nº 1 del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires por adulteración de chapa de motor y encubrimiento, declaró ante el juez Francisco Trovato el 30 de diciembre de 1994. Aseguró que su hijo le había comprado un auto a un tal Hugo Manuel Giménez, que resultó ser robado. Kolosko buscó a Giménez para que le diera explicaciones, lo cual relata de la siguiente manera: “cuando lo encontré me dijo que no podía ir a declarar a mi favor. Explicó que tenía un pedido de captura por orden del juez Marquevich en una causa donde estaba involucrado con un tal Diego Corzo por tráfico de setenta u ochenta kilos de cocaína. Como Giménez sabía que yo era buen investigador, ya que colaboré con la investigación en el caso Caserta y hasta me ofrecieron trabajar para la DEA, me pide ayuda para salir del problema”.
Según Kolosko, Giménez le había hecho una sugestiva confesión: “me dijo que iban a matar a Armentano y a él, que los había mandado matar Guillermo Cóppola y que el autor material sería Diego Corzo. Me dijo también que la organización cuyo jefe era Cóppola sabía que tanto él como Armentano eran arrepentidos. Que él (por Giménez) se dedicaba a traer droga desde el norte del país. Que la entregaba a un depósito de una compañía que queda por la zona de Tigre, donde hay una lancha de competición, del tipo de las que tiene Daniel Scioli. Y me dice que en el interior de esa lancha se pueden introducir quinientos o seiscientos kilos de droga, que se remite al exterior del país ya que no sufre control aduanero al salir. Que Armentano recibía dinero de la venta ilegal de drogas para destinarlo a la compra de distintos bienes. Giménez deseaba declarar todo eso y redactó un escrito a máquina en su casa que firmó de puño y letra. A la semana de presentado el escrito, Giménez fue asesinado de siete balazos en la zona de El Palomar”.
Como propietario de la empresa del Tigre que según su relato recibía la droga, Kolosko mencionó a Marcelo Pocovi quien a su vez, a la hora de aclarar su situación, se presentó con un patrocinio legal realmente sugestivo: Ricardo Klass, abogado personal de Carlos Menem.
De acuerdo a lo declarado frente a Trovato, Kolosko habría decidido investigar por su cuenta tras los asesinatos de Giménez y Armentano: “Armentano se había quedado con un dinero del lavado. Lavaba dinero en pequeñas cantidades por medio de sus discotecas y como no podía explicar lo del dinero apropiado, Armentano había decidido convertirse en agente de la DEA de Estados Unidos a fin de salvar su vida. Ya estaba en contacto para eso cuando lo mataron.
Así fue relatado el evento en el libro referido, lo cual provocó en su momento la furia de Pocovi hacia este periodista.
Como colofón de semejante historia, baste mencionar que no ha sido nada feliz la decisión del "empresario" de desalojar a su propia familia, ya que trae remembranzas de lo Carlos Menem hizo en el año 1992 con su propio clan.
¿Cómo era eso de que la historia se repite, la segunda vez como farsa?