Yo no soy funcionario público; Boudou sí lo es.

No tengo cuentas bancarias de seis ceros; Boudou sí posee.

No tengo vivienda propia ni automóvil; Boudou ostenta un caro departamento en Puerto Madero y vehículos de alta gama.

No soy parte de sociedades inmobiliarias; Boudou tiene acciones en un par de ellas.

No enfrento una investigación por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero; Boudou sí, junto a otras 54 denuncias.

Jamás cobré dinero del Estado y espero nunca hacerlo; Boudou vive de esos fondos públicos desde hace años.

A pesar de todo lo antedicho, el periodismo alineado con el kirchnerismo se ha ensañado conmigo y nada ha publicado sobre el Vicepresidente, quien ha sido imputado por enriquecimiento ilícito en las últimas horas por un fiscal Federal. ¿Cómo se entiende semejante conducta?

El furibundo ataque que he sufrido en los últimos días, solo por mostrar incongruencias en el patrimonio de Boudou —que surgen de documentos públicos— me han espantado. ¿Esto significa que no deben denunciarse más hechos de corrupción? ¿Hasta qué punto puede escalar la injuria K por cometer el pecado de mostrar lo que está mal?

No solo me han atacado injustamente, sino que lo han hecho a través de insólitas mentiras, tanto en Página/12, Tiempo Argentino, 678 y otros medios que solo viven de la pauta del Estado.

Han dicho de mí, que (no vale reírse):

-Sostuve que Néstor Kirchner no estaba muerto. Falso, no hay un solo artículo con mi firma que diga semejante disparate, sino todo lo contrario.

-No puedo hablar porque jamás he escrito un libro. Falso, he escrito nueve obras, de las cuales dos tuvieron récord de ventas ("Maten al hijo del Presidente", editorial Galerna; y "La larga sombra de Yabrán”, editorial Sudamericana). Por si no fuera suficiente, casi todos mis libros se pueden descargar de la página de Tribuna de Periodistas. De todos modos, ¿eso significa que solo pueden denunciar quienes escriben obras literarias?

-Estoy relacionado con Eduardo Duhalde para embestir contra el Gobierno. Falso, en dos de mis libros —y en infinidad de artículos periodísticos— denuncio los vínculos de este último con el narcotráfico.De hecho, he sido querellado por Duhalde por mis notas.

-Colaboré en la creación del sitio Seprin. Falso, no solo no es cierto, sino que en su momento denuncié a ese mismo sitio.

-Soy un denunciante compulsivo. Falso, he presentado solo siete denuncias judiciales en 10 años, todas con evidencia concluyente y muy bajo perfil. Paréntesis: ¿Cómo calificar a un Ricardo Monner Sans entonces?

-Aseguré que Julio López no fue secuestrado. Cierto. No solo lo sostengo, sino que lo he demostrado. La documentación abunda a ese respecto y hasta la propia Hebe de Bonafini desconfió siempre del propio López (1). Su hijo Rubén —quien aún no ha explicado de qué vive ni cómo es que tiene celulares que le paga la SIDE (2)— me echó de una conferencia de prensa cuando le quise entregar desinteresadamente los documentos que refrendan  mis dichos.

Para demostrar todo lo antedicho, incluso los fundamentos de mi denuncia contra Boudou, pedí ser invitado al programa oficialista 678, pero su producción no ha aceptado el desafío. Aún siquiera cuando ofrecí debatir yo solo contra todos sus panelistas.

Lo mismo ocurrió con los medios de Sergio Szpolski —quien paradójicamente me rogó en 2007 que trabajara para él y lo rechacé a sabiendas de la clase de persona que es—, los cuales no aceptaron darme derecho a réplica ni permitirme el debate con los periodistas que me acusaron de tantas cosas irreales.

Hablando de ello, se cumplió mi profecía de que sería escrachado por revista Veintitrés, en una nota sin firma, obviamente. En realidad, fue mérito de un colega que trabaja en ese medio.

"Mientras estas líneas terminan de escribirse, un colega de Veintitrés —perteneciente a Sergio 'El Mago' Szpolski, quien hizo desaparecer 3 millones de dólares de la AMIA— me avisa que le han 'exigido' que me destroce en una nota que debe salir el próximo jueves en ese medio. Me pide disculpas por anticipado y me confiesa que está cansado de tener que hacer ese tipo de operaciones de prensa", conté el 15 de mayo pasado.

La embestida de ese medio se dio hoy a través de mi investigación sobre el caso Marita Verón, sobre la cual he publicado que no fue secuestrada sino que se fue de su casa por voluntad propia. Como los lectores podrán imaginar, tengo la evidencia de mis dichos y por ello he pedido declarar en la Justicia tucumana.

Como bien destaca Veintitrés en la misma nota, el abogado de Susana Trimarco, Carlos Varela Álvarez, ha hecho gestiones para que esto no ocurra. ¿Qué teme el letrado que se descubra? Si miento, ¿no le conviene acaso desenmascararme judicialmente y que me procesen por falso testimonio en el mismo acto?

Como dije en mis dos notas sobre el caso Verón, destaco la lucha de su madre contra la trata de personas; es imposible no hacerlo. Pero una cosa no justifica la otra.

En la misma nota, Veintitrés asegura que soy un "denunciante profesional". Eso sí, sin mencionar qué tipo de denuncias he hecho en el pasado para que me quepa esa calificación.

De todos modos, ¿qué tipo de delito es el que me endilgan? ¿Es un delito? ¿O será que soy un profesional para hacer denuncias, lo cual en realidad es un mérito?

En fin, si Veintitrés encontró solo esa información para desprestigiarme, el periodismo está perdido, al menos el oficialista.

Me consta por testimonio del colega de esa revista que me han investigado de los pies a la cabeza para golpearme, pero que no han encontrado nada sustancioso para acusarme.

Boudou no puede decir lo mismo: su patrimonio es injustificable —motivo por el cual fue imputado por la Justicia—, es el funcionario con mayor cantidad de infracciones de tránsito y ostenta 55 denuncias en su contra. ¿Por qué de eso no habla Veintitrés, ni siquiera someramente?

La respuesta es simple: no solo porque ese medio debe obedecer órdenes del oficialismo, sino porque jamás ninguno de sus periodistas leyó el texto de la presentación efectuada por mí, como tampoco lo hicieron los colegas de medios oficialistas que me entrevistaron en estos días, solo como excusa para atacarme con increíble saña. Dicho sea de paso, a todos ellos los hice caer en la misma trampa cuando me reportearon:

-Periodista: "Tu denuncia está llena de errores".

-Yo: "¿Cuáles, por ejemplo?".

-Periodista: "Un montón".

-Yo: "Te agradezco que lo digas, señalame uno solo por favor".

-Periodista: "..."

-Yo: "Ok, confieso que a lo mejor estuvo mal mencionar al abogado Danuzzo Iturraspe, que no tiene nada que ver con las sociedades denunciadas".

-Periodista: "Eso te iba a decir. Es una de las incongruencias que yo encontré".

-Yo: "Gracias por decirlo, porque en realidad jamás menciono a ese abogado en la denuncia. Eso demuestra que nunca leíste la presentación".

Dejo a la imaginación de los lectores cómo fue la continuidad del diálogo, una suerte de diatriba entre la justificación y la vergüenza ajena.

Finalmente: es gracioso cómo el gobierno se contradice a sí mismo de manera permanente. En su momento, por caso, diversos funcionarios del kirchnerismo —uno de ellos ex Jefe de Gabinete— me llamaron para decirme que, si tenía denuncias para efectuar, no las hiciera solo a nivel periodístico sino también ante la Justicia. Cuando me decidí a hacer esto último, me acusan de "denunciante profesional". ¿Quién los entiende al final?

Último intento: gente de 678, insisto en el desafío: yo solo contra todo el panel. ¿Se animan o no?

Christian Sanz

(1) "Es preocupante la situación de López, pero no creemos que sea un típico desaparecido como los que hubo antes", señaló Hebe de Bonafini en plena Casa de Gobierno a fines de septiembre de 2006.

(2) El dato me lo aportó el secretario del juzgado que instruyó el caso López, Gustavo Duró. "No entendemos quién le paga la custodia al hijo de López ni por qué tiene celulares que le paga la SIDE".