Para entender la película, no hay que verla completa y sin pausa, sino analizar fotograma por fotograma. Allí podrá percibirse cómo es la movida que con envidiable precisión se lleva adelante en estas horas por parte de referentes políticos y sindicales a efectos de ralear el poder de Cristina Kirchner. El primero en mover, ha sido Daniel Scioli, quien:
-Admitió en mayo de este año que quiere ser Presidente de la Nación en 2015.
-Se reunió con Mauricio Macri y luego jugó al fútbol con Hugo Moyano.
-En el momento más convulsionado de la Argentina, escapó a Italia en un misterioso viaje que justificó en supuestas “razones personales”.
-Frente a la impronta moyanista, optó por el silencio y la inoportuna prudencia.
Al tiempo que esto ocurre, Moyano movió sus piezas de manera magistral:
-Bajo el pretexto de buscar reparaciones sindicales y salariales, hizo una durísima crítica al gobierno de Cristina Kirchner.
-Lo realizó a través del canal que en su momento fue su gran enemigo: TN, del grupo Clarín. No olvidar que el líder de la CGT fue el inventor de la consigna “Clarín miente”.
-Rompió lanzas con su otrora aliado, el ministro de Planificación Julio De Vido, al tiempo que empezó un tibio diálogo con el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
-Comenzó a frecuentar a referentes del peronismo disidente y gobernadores justicialistas no alineados con la Casa Rosada. Hasta Macri aseguró que apoyará su reclamo.
-Se incrementaron repentinamente sus contactos con el ex presidente Eduardo Duhalde y gremialistas de la talla de Luis Barrionuevo, su ex enemigo.
-Amenazó con una fuerte movilización, sin dejar abierta la posibilidad de diálogo. “Pase lo que pase, el paro se hace igual”, advirtió esta semana.
-Logró inusual apoyo a su medida por parte de la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias (CEEA). "Queremos una menor presión tributaria en toda la economía", aseguró esa entidad.
-Consiguió el apoyo parcial del titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Ignacio de Mendiguren. “Debe modificarse el ajuste por inflación", aseguró hace horas el representante de esa entidad.
-Comenzó a acercarse al CEO de Clarín Héctor Magnetto. No es que le interese hacer amistad con él, pero ambos se necesitan mutuamente. Moyano precisa apoyo mediático; Magnetto a su vez sabe que juega una carrera contra el tiempo para no perder las más de 200 licencias que hoy ostenta el grupo Clarín.
Al tiempo que esto ocurre, Duhalde —cercano también al multimedios— se encargó de mostrarse inusualmente activo en torno a un ciclo de conferencias organizado por el Movimiento Productivo Argentino (MPA) que él mismo lidera. Allí, bien lejos de la polémica moyanista, se dejó fotografiar junto al ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso.
Todo lo descripto, podría ser parte de una gran coincidencia en tiempo y espacio —que en realidad vulnera todas las leyes del azar— o la germinación de algo más profundo y preocupante.
Sabrá el lector valorar cuál es el lugar que le cabe a todos los sucesos detallados, pero es dable que antes conozca algunos otros antecedentes que rodean a sus protagonistas.
Yankees come home
Hace un año y medio, estalló el escándalo de los cables de Wikileaks, donde miles de documentos reservados y confidenciales fueron expuestos públicamente gracias a las gestiones del hoy perseguido Julián Assange.
Uno de esos cables, dejó al descubierto las asiduas visitas del CEO del grupo Clarín, Héctor Magnetto a la sede de la embajada de Estados Unidos. Lo que allí pudo verse fue tan escandaloso como revelador:
“Durante varios años antes, la compañía (el grupo Clarín) se había abstenido de realizar tal cobertura contra el gobierno, ya que estaba en deuda con Kirchner por salvarlo de la amenaza de bancarrota después de una crisis con acreedores extranjeros, y también porque el público estaba desesperado por estabilidad política. Sin embargo, una serie de reveses políticos en varias provincias, junto con la recuperación de la salud financiera de Clarín, han finalizado el período de gracia de Kirchner con el Grupo”.
Para no dejar dudas al respecto, el mismo documento aclara: “Héctor Magnetto y su equipo dejaron la impresión clara que Clarín ya no está satisfecho con la gestión de la actual administración del país”.
En la misma sintonía —y cerca de la misma fecha—, se descubrieron subrepticias reuniones entre el CEO del grupo y algunos de los líderes de la oposición argentina, entre ellos el siempre sospechado Duhalde.
Si bien no es ilícito juntarse, se cuestiona el hecho de que esto se haya hecho ultra reservadamente.
Volver a los 17 (de diciembre)
Pocos saben que existe un expediente que lleva adelante el juez Norberto Oyarbide y que investiga la posibilidad de que lo ocurrido a fines del año 2001, cuando Fernando De La Rúa debió dejar el poder, haya sido parte de un “golpe institucional” llevado adelante por referentes políticos y sindicales.
La denuncia fue presentada por el propio ex presidente aliancista y, aunque muchos predijeron que sería desestimada raudamente, la Justicia avanzó al encontrar elementos inquietantes que daban algún fundamento a las sospechas. A saber:
-En un almuerzo informal con financistas y banqueros de Estados Unidos, Eduardo Duhalde pronunció una frase que provocó silencios y miradas entre los comensales: “En diciembre, el presidente de la Argentina soy yo”. La afirmación de Duhalde quedó plasmada en un informe de inteligencia reservado norteamericano que llegó a dos escritorios de Buenos Aires. Ninguno de ellos era el de De la Rúa.
-Previo a la caída de De la Rúa hubo reuniones, conspiraciones, saqueos, movilizaciones y declaraciones públicas referidas a la posibilidad de que no terminaría su mandato.
-El diario El Mercurio de Chile, en su edición del 9 de enero de 2002, publicó una nota titulada “Menem acusa a Duhalde de derribar a De la Rúa”. Allí, el ex presidente vinculó al que alguna vez fue su compañero de fórmula —junto a Carlos Ruckauf y Raúl Alfonsín— de haber operado para que caiga el entonces mandatario. En su declaración ante la justicia argentina, Menem ratificó todo lo que dijo ante el diario chileno.
-Existe una carta certificada escrita por un agente de Inteligencia llamado Mario Aguilar Rizzi varios meses antes del 19 de diciembre en la que se habla de la posibilidad de que De La Rúa no finalizara su gobierno. Ese documento le fue entregado a quien escribe estas líneas un año antes y este a su vez lo presentó en junio de 2001 a funcionarios de Casa de Gobierno. Es una de las pruebas más concluyentes aportadas por De La Rúa a la Justicia por la precisión de lo descripto en comparación a lo ocurrido meses más tarde.
Allí, se habla de “la existencia de un plan de desestabilización” llevado adelante por Duhalde, Moyano, Ruckauf, Alfonsín y otros importantes referentes a nivel nacional. ¿Casualidad o causalidad?
Concluyendo
A diferencia de lo ocurrido en 2001, los contactos que en estos días llevan adelante Scioli, Moyano y Magnetto no solo son públicos, sino que todos sus protagonistas se esfuerzan en que esto se vea claramente.
Es un dato no menor, sobre todo en el marco de sospecha permanente que vive hoy el oficialismo de turno. ¿Qué dudas tiene Cristina respecto al avance que está ocurriendo en estas horas? Ninguna en realidad. Ella sabe cómo, cuándo y por qué se dan cada uno de los contactos entre los protagonistas de esta nueva-vieja novela.
Francisco “Paco” Larcher, número dos de la ex SIDE —en realidad el número uno— le da todos los detalles al respecto a la mandataria. Lo hace cada mañana.
Ello explica la virulencia con la que esta avanza contra Moyano, apelando a medidas que llegan al extremo de lo judicial. También da razón de ser a su recurrente negativa de encontrarse con el titular de la CGT. “Se rompió el diálogo para siempre”, aseguran en el entorno de la Presidenta.
¿Cómo sigue el culebrón? Imposible saberlo con precisión, aunque hay un dato que puede orientar la respuesta: Moyano quiere meterse de lleno en la política y dejar el sindicalismo de lado. Se lo confesó a su propio hijo Pablo, a quien quiere heredarle esa lucha.
“Mi sueño es llegar a ser como Lula Da Silva”, admitió hace unos meses en una entrevista que le realizó un medio foráneo. Como puede verse, su horizonte se ve reflejado en el ex presidente de Brasil: un “trabajador” que llegó a ocupar la primera magistratura.
Es por eso que hace unas horas aseguró que estaba dispuesto a abandonar la desgastante jefatura de la CGT. Ello explica todo, incluso el por qué del repentino apoyo recibido por parte de Barrionuevo y otros “gordos” sindicales.
Mientras esto ocurre, Cristina vigila de cerca a Moyano. A diferencia de otros “enemigos”, a él le tiene un reverencial temor. No solo porque tiene un gran poder de convocatoria “de calle” —algo que aterroriza a la mandataria— sino porque el camionero conoce demasiados secretos sobre los orígenes de la fortuna de ella y su marido.
Es un secreto que reposa en el mismo país que lo tiene jaqueado en una investigación judicial por lavado de dinero: Suiza.