"El hombre sabio procurará que sus actos parezcan siempre voluntarios y no forzados, por mucho que pueda obligarle la necesidad a realizarlos". Nicolás Maquiavelo.
La gradual y persistente desaparición de Amado Boudou de la escena pública no es obra de la casualidad ni de la falta de eventos oficiales a comandar, sino más bien parte de un plan pergeñado por Cristina Kirchner junto a su hombre de confianza, el secretario de Legal y Técnica Carlos "Chino" Zannini para "sacarse de encima" al vice.
Pocos saben que, en las últimas semanas, ha recrudecido el interés de la Presidenta de hurgar en encuestas de opinión y ha descubierto una realidad que le preocupa en el marco de un año que se avecina complicado a nivel financiero: su imagen viene descendiendo a razón de 5 puntos por mes desde comienzos de 2012. No es algo nuevo; el dato lo reveló oportunamente consultora Poliarquía.
A ese tópico, debe agregarse el temor que ha generado a Cristina el renacer de anacrónicos cacerolazos y la demostración de fuerza hecha por su otrora socio Hugo Moyano. Si bien la mandataria intentó mostrarse despreocupada por la movilización ocurrida durante la semana que pasó, lo cierto es que el encendido discurso pronunciado por el líder cegetista le estremeció los huesos.
Es cierto que el camionero no dijo nada nuevo, pero también es real que logró darle un énfasis más que particular a ciertos aspectos que siempre han incomodado a Cristina y, en su momento, a su esposo. ¿Acaso no era ya conocido que el matrimonio Kirchner había hecho fortuna a través de la usura durante la dictadura?
Se insiste: el problema no radica en lo que dijo Moyano, sino en cómo lo dijo. "Cuando muchos nos quedamos en el país después del golpe del 76, hubo dos clases de exiliados: los que se exiliaron fuera del país y los que se exiliaron en el sur argentino", aseguró el líder de la CGT con inusual dureza.
Inmediatamente después de ello, Cristina dio la orden a sus ministros de que salieran a criticar el paro llevado adelante por el camionero. Uno tras otro, los principales funcionarios K salieron a minimizar lo ocurrido. "El paro fue tan estéril como innecesario", aseguró Aníbal Fernández, al tiempo que Agustín Rossi advirtió que el mismo "estuvo lleno de calificaciones y de chicanas, con ausencia de argumentos".
Boudou también dijo lo suyo: "Lo que se intentó con toda claridad fue extorsionar y usar de rehenes a los argentinos". Fue la única crítica que no toleró Moyano: "Está más sucio que un mecánico", advirtió oportunamente el titular de la CGT respecto de la figura del Vicepresidente.
Esa última frase no pasó desapercibida para Cristina, quien terminó de decidirse en hacer a un lado a Boudou a través de un plan cuidadosamente pergeñado: la idea es que el vice aparezca cada vez menos en actos públicos y, los pocos en los que se deje ver, sean de relevancia menor. Luego, cuando su figura ya no esté adherida a las retinas de la ciudadanía, él mismo solicitará una oportuna licencia, la cual podría ser con o sin goce de sueldo.
Al mismo tiempo, el oficialismo ha dado vía libre a la Justicia para que actúe en relación a los expedientes que jaquean al funcionario. "Si es culpable, que pague lo que tenga que pagar, pero que lo decidan los jueces. No haremos nada para ayudar ni para perjudicar a Boudou", advirtió esta misma semana el propio Zannini.
Uno de los que presenció la reunión donde el secretario de Legal y Técnica dijo esa frase, aseguró a Tribuna de Periodistas que la propia Cristina Kirchner mostró malhumor con su vice y hasta lo habría tildado de inservible. "No sirve ni para criticar a Moyano", habría asegurado.
La idea de alejar a Boudou de la función pública tuvo un aporte no menor: una secreta reunión a principios de junio entre Zannini, Zaffaroni y funcionarios del oficialismo de la cual solo dio cuenta diario Perfil.
"Carlos Zannini, el secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, amigo, asesor, confidente e ideólogo de las decisiones trascendentes de Cristina Fernández de Kirchner, se habría reunido con el juez de la Corte Eugenio Zaffaroni para analizar las probabilidades de apartar a Boudou de su cargo. Se estudió la posibilidad de una licencia por razones personales o la renuncia al puesto, y se debatió cómo evitar que las consecuencias judiciales perjudiquen la imagen presidencial", según ese matutino.
El dato fue confirmado a Tribuna por fuentes oficiales que agregaron los demás detalles, referidos a la decisión de Cristina de bajar el pulgar a su otrora "amado" Boudou.
El momento para hacerlo no podía ser mejor: el vice está siendo investigado por el juez Ariel Lijo por el rescate de la imprenta Ciccone y, paralelamente, el fiscal Jorge Di Lello pidió que se analizara su responsabilidad en una causa relacionada con la que se le sigue a Sergio Schoklender por desvíos de fondos del Estado.
Mal que le pese a Boudou, se avecinan semanas de definiciones judiciales, nada buenas para él por cierto. Serán días de grandes novedades para una funcionaria que se encuentra justo debajo de él y que anhela ocupar su cargo.
La misma que a principios de mayo, supuestamente de manera involuntaria, votó a favor de crear una comisión bicameral para investigar al vice: Beatríz Rojkes de Alperovich.
Christian Sanz
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