Con tono encendido, aunque sin dejar de medir cada una de sus palabras, Hugo Moyano habló este miércoles ante una colmada Plaza de Mayo brindando conceptos durísimos contra Cristina Kirchner.
Apelando a la misma estrategia que ostentó la mandataria ayer mismo, el líder de la CGT optó por no mencionarla por su nombre.
Aunque se ocupó de aclarar en varias oportunidades que su discurso solo era parte de un reclamo sindical, se torna evidente que el trasfondo de la pelea —de la cual esta ha sido solo una batalla más— esconde una fuerte puja de poder entre él y Cristina. De lo contrario, ¿por qué no limitó su diatriba a los reclamos que venía anticipando públicamente? ¿Por qué insistió en señalar la "soberbia" de la Presidenta?
Nadie en su sano juicio puede creer que la embestida del titular de la CGT solo se limite a un reclamo social-laboral-sindical. Sino, jamás hubiera apelado a los duros términos con los que calificó a Cristina sin mencionarla. Si Freud viviera, se haría un festín con algunas de sus frases, especialmente las vinculadas con la eventual soberbia oficial:
-"Espero que con la capacidad que da a entender la Presidenta, se dé cuenta que no puede seguir con esa soberbia abrumadora".
-"Tenemos que convencer al gobierno de que abandone esa soberbia permanente".
-"Nadie sabe más que el conjunto de la sociedad".
-"Parece mentira que escriban un libreto y se lo crean".
-"¿Cómo puede ser que los funcionarios por capricho no quieran dar respuesta al legítimo reclamo de los trabajadores?".
-"No puede una sola persona arreglar todos los problemas de este país".
-"Lo que molesta es la forma de imposición que tienen, de hacer todo por imposición. Como si fuera una dictadura".
Como puede verse, la recurrencia de Moyano no deja lugar a dudas respecto del lugar que le asigna a Cristina. No solo tiene que ver con la calificación de "soberbia", sino también con la falta de legitimidad que esta tendría a la hora de hablar sobre el peronismo y los sangrientos años 70. "Hubo dos tipos de exiliados, los que se fueron del país y los que se fueron al sur argentino a lucrar con la 1.050 durante la dictadura", bramó Moyano ante la furia de la colmada plaza.
Para que no quedaran dudas, agregó: "Muchos de estos señores estaban debajo de la cama durante la dictadura". La referencia no deja lugar a interpretaciones: tiene que ver con los vínculos de Cristina y Néstor con la firma Finansur en los años de plomo, donde comenzaron a amasar una considerable fortuna personal sobre la base de la usura.
¿Por qué el titular de la CGT habló de ello? Esencialmente porque se quedó con la sangre en el ojo luego de la acusación que le hizo Cristina esta misma semana respecto a su supuesto señalamiento a militantes montoneros en los años 70. Mal que le pese a Moyano, no se trata solo del comentario presidencial: existe una voluminosa causa judicial en esa misma localidad balnearia que desde hace meses se alimenta, no solo de irrefutable evidencia, sino también de las presiones oficiales del Ministerio de Justicia.
Quienes creían que Moyano daría un discurso solapado se equivocaron finalmente. Todo lo que dijo fue de manera abierta y cruda. Incluso, hizo público el malestar que le provoca la insistente manía de la Presidenta por ubicarse cerca de la ideología del PJ. "Algunos creen que lo pueden sustituir a Perón y Eva", acusó el camionero para luego enrostrar a la mandataria que "el peronismo no es verso, no es chamuyo, es cosa concreta". ¿A quién sino a Cristina le aconsejó que "relea y escuche lo que decía Perón"?
La escalada de Moyano fue disminuyendo al promediar su discurso, donde dio a conocer el verdadero origen de su reclamo: el millonario fondo de las obras sociales. "Nosotros solo reclamamos lo que legítimamente le corresponde a los trabajadores", advirtió, al tiempo que acusó al oficialismo de ofrecer "el dinero del APE y las obras sociales" para comprar voluntades ajenas. Y fue aún más allá: "Espero que con el dinero de los trabajadores no estén subsidiando los bingos o los casinos".
El 6 de diciembre de 2011, Tribuna de Periodistas dio cuenta del comienzo de esa pelea, puntapié inicial del enfrentamiento entre el camionero y la Presidenta.
"El Fondo Solidario de Redistribución hoy enfrenta a Hugo Moyano con el gobierno de Cristina Kirchner. Se trata de una caja millonaria que hoy supera los 11 mil millones de pesos y que se forma con un porcentaje que varía entre el 10 y el 20% —según el nivel salarial— de todos los aportes sociales de los trabajadores y empleadores. El dinero que se recauda tiene como finalidad apoyar a las obras sociales en los tratamientos de alta complejidad y cubrir los gastos administrativos de la Superintendencia de Servicios de Salud", se publicó entonces.
En la misma nota, se anticipó la virulencia que germinaba el líder cegetista para con el Gobierno: "La postal del enfrentamiento que se avecina se dará el 15 de diciembre próximo, en el marco del descollante acto por el Día del Camionero (...) (Moyano) dará a entender, por caso, la necesidad de 'salir a la calle' a pelear por derechos tales como la participación en las ganancias por parte de los trabajadores argentinos. Será, en fin, un quiebre real con el poder de turno, del cual difícilmente pueda volver atrás. En Casa de Gobierno ya piensan en ello y se anticipan a lo que vendrá".
Como se dijo, el real trasfondo de la pelea entre uno y otro gravita en torno a los fondos de las obras sociales, a lo cual se suma el hecho de que alguien ha convencido a Moyano de que puede emular a futuro a Lula Da Silva; esto es, un trabajador que llega a Presidente de la Nación.
Cristina conoce esas aspiraciones y Moyano sabe a su vez que ella está al tanto de sus deseos. Es por ello que se ocupó en aclarar que la Presidenta "terminará su mandato" y que él renovará en julio el suyo al frente de la CGT. ¿Quién puede creer semejantes palabras provenientes de una persona que hoy dialoga con los mismos que derrocaron a Fernando De La Rúa en 2001?
A ese respecto, una frase de Moyano sorprendió a propios y ajenos: "Los trabajadores no traicionan a quienes son leales". ¿Qué significa ello, que si Cristina no hace lo que él quiere apelará a la traición?
No fue el único mensaje por elevación a la mandataria: "Somos mansos, nobles y prudentes, pero no somos tontos, como decía el General", advirtió el camionero, crípticamente, casi al final de su discurso.
Antes, arrojó dos certeros dardos al corazón del poder: primero, denunció que el Ministerio de Trabajo "no tiene autoridad moral porque ha convalidado fraudes" al tener "3.000 empleados con contrato basura"; luego, advirtió que si bien estaba de acuerdo "en todas las empresas privatizadas que han vuelto al Estado" no entendía por qué no se nacionaliza el Banco Hipotecario Nacional.
Ninguna de las dos afirmaciones fueron inocentes: en ambos casos, se esconden graves hechos de corrupción que hasta el día de hoy intenta tapar el oficialismo con dudosa suerte. En torno al Banco Hipotecario debe recordarse que de allí salió la bolsa con dinero que terminó en el baño de Felisa Miceli. Muchos aún se preguntan: ¿Fue el único paquete destinado a funcionarios oficiales o solo el único que se encontró?
Las sospechas no son solo periodísticas, fueron arrojadas por un alto funcionario que oportunamente aseguró haber sido uno de los pocos "idiotas" que no cobró esa "coima"; se trata de una de las fuentes de información que permitió que se conociera el escándalo del baño de la ex ministra de Economía.
Si a eso se suma que a partir de entonces el Banco Hipotecario ha sido beneficiario de millonarios negocios por contratación directa —muchos de ellos tendrían que haber pasado el filtro de la licitación pública—, todo parecería cerrar, con moño incluido.
En ese contexto, no es casual la alusión de Moyano: "Hemos participado de cientos de miles de anuncios de viviendas que se iban a hacer, pero a este gremio no le tocó ninguna vivienda de esas que prometieron —no casualmente el adjudicatario fue el BHN—, fueron muy pocas o nada, por eso nos llama la atención que en este momento se prometa la construcción de viviendas, ojalá se hagan en serio".
No hace falta decir mucho más, todo fue pronunciado ya por el líder cegetista, quien dejó abierta una puerta al diálogo al final de su convocatoria. En realidad, fue solo una "puesta en escena". Por cierto, ¿quién puede creer que alguien que busca acercar posiciones haga acusaciones tan graves minutos antes de buscar conciliar?
Resta ahora saber qué responderá Cristina a las palabras de Moyano, aunque bien puede preverse que ya no apelará a ningún discurso de barricada.
Como le aconsejó hace poco el secretario de Legal y Técnica, Carlos "Chino" Zannini —uno de los pocos hombres de su íntima confianza—, "es hora de pasar del dicho a los hechos concretos".
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1