Evitando hablar del reclamo ciudadano del pasado 13 de septiembre, Cristina Kirchner reapareció rauda y repentinamente a efectos de hacer un curioso anuncio referido a la Ley de Riesgos del Trabajo. En su mensaje, la mandataria planteó claramente que debe erradicarse la doble vía judicial que disponían los trabajadores para exigir indemnizaciones en el marco de esa normativa.
Obviamente, se trata de una medida que beneficia más a los empresarios que a los trabajadores. En tal sentido, ¿es casual que estuvieran en primera fila casi todos los referentes de las principales cámaras empresarias y ningún representante obrero?
Será complicado explicar a los defensores del modelo K semejante decisión, tan lejana del proclamado progresismo oficial. ¿Qué dirían los seguidores del kirchnerismo si una medida similar hubiera sido tomada por un Mauricio Macri o un José Manuel De la Sota? Por mucho menos, ambos han sufrido duras embestidas en plena cadena oficial.
Otra cuestión que llamó la atención de los presentes tuvo que ver con el anuncio en sí, efectuado antes de enviar siquiera un mínimo proyecto de ley al Congreso de la Nación. ¿Para qué anticipar algo que aún resta que pase por las respectivas comisiones y ambas cámaras del Parlamento?
Por lo que pudo saber Tribuna de Periodistas, a través de dos fuentes oficiales, Cristina tenía pensado hablar por cadena nacional, intentando borrar de un plumazo los interminables ecos de la discusión que quedó en el aire luego del pasado "cacerolazo". Sin embargo, el temor de que el uso de ese recurso le jugara en contra, terminó por convencerla de no hacerlo.
Hablando de cacerolas, ¿por qué la Presidenta no habló de los reclamos hechos por la ciudadanía hace menos de una semana, siquiera brevemente? No solo Cristina no hizo referencia alguna a lo acaecido, sino que además pareció redoblar la apuesta al sentar a su lado a un sonriente Amado Boudou. ¿Era necesario? ¿Para qué provocar a quienes no toleran ya más burlas oficiales?
Por momentos, la mandataria pareciera vivir en otro universo, diferente al que viven y sufren los ciudadanos de a pie cada día. Pareciera no ser ella pasible de los flagelos de la pobreza, la inseguridad o las restricciones de la economía.
Tal vez ello explique por qué su discurso se encuentra tan alejado de las necesidades de la sociedad. ¿A quién le pueden interesar los detalles de la producción de cosechadoras o la explicación de la evolución del biodiesel argentino?
Por caso, son dos cuestiones que no tendría que haber mencionado Cristina en su diatriba. Podría ser un disparador para que muchos recuerden el fallido "negocio" de envíos de cosechadoras a Angola por parte del enriquecido Guillermo Moreno o la corrupción que envuelve a los subsidios al combustible a través del desdibujado Roberto Baratta.
Tal vez la única revelación que podría reconocérsele a la mandataria este miércoles haya sido su "sincericidio" respecto a que el Secretario de Comercio interior miente. "Moreno a algunos les miente pero mejor que no le mienta a la Presidenta”, aseguró.
Como diría un abogado amigo, "a confesión de partes relevo de pruebas".
Christian Sanz
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