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Los cacerolazos y la peligrosa sordera del Gobierno

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EL PELIGRO DE REDOBLAR LA APUESTA
EL PELIGRO DE REDOBLAR LA APUESTA

El mensaje fue claro, contundente, masivo y, sobre todo, pacífico. La sociedad mostró su hartazgo por una sumatoria de tópicos que, todos juntos, aparecen intolerables. ¿Tan complicado es entenderlo, sin caer en la más soez descalificación?

 

Corrupción, inflación, inseguridad, etc. Ese fue el claro desprendimiento del eco de las cacerolas que insistieron en golpetear el pasado jueves. ¿Acaso va a negar el kirchnerismo que todo ello exista?

Por lo visto, ya lo ha hecho a través de la innecesaria descalificación de algunos de sus funcionarios. Se destacaron en tal sentido las frases de Juan Manuel Abal Medina, tan procaces como provocativas. ¿Realmente cree el Jefe de Gabinete que el cacerolazo se circunscribió solo a "sectores minoritarios de la oposición"? Aunque así fuera, ¿acaso no merecen ser escuchados los que protestaron?

Esa insistente negación, es la misma que no le permite hoy al Gobierno apreciar la enorme magnitud que tuvo la marcha ciudadana. Solo alrededor de Plaza de Mayo la Policía Federal calculó más de 250 mil personas y, en total, hay quienes aseguran que los manifestantes llegaron casi al millón. ¿En cuántos actos oficiales el kirchnerismo puede jactarse de semejante número?

No conforme con tan imbécil descalificación, Abal Medina propuso a los manifestantes que armen "un partido" político y luego se presenten "a elecciones y ganarlas". ¿Cómo se puede reducir un mensaje tan claro a una insostenible cuestión política?

Quienes retumbaron sus cacerolas el pasado jueves no quieren saber nada con lo partidario, eso está claro; lo único que han pedido es que se acabe la corrupción, la inseguridad y el maltrato gubernamental. ¿Tan complicado es eso de entender? Por lo visto, sí...

"¿Sabrá escuchar y decodificar el mensaje del pueblo la Presidenta? ¿O hará nuevamente oídos sordos a una manifestación popular que solo intenta ser tenida en cuenta a través de su pacífica queja?", publicó quien escribe estas líneas cuando los últimos golpeteos de cacerolas empezaban a apagarse el jueves pasado.

Lamentablemente, la reacción oficial fue opuesta a la esperada: lejos de la autocrítica y la reflexión, apareció la soberbia y la desmesura. A ello le siguió la descalificación gubernamental a través de los medios alcahuetes, como Página/12, Tiempo Argentino, revista Veintitrés, 678 y demás prensa oportunista.

Cual coro de sordos, todos al unísono insistieron en acusar a los manifestantes de ser una minoría rejuntada de lo más rancio de la clase media/alta. Quienes afirman semejante idiotez deberían volver a mirar los videos de la marcha, donde claramente aparecen "caceroleros" de clase baja, especialmente de los barrios del sur de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Por otro lado, ¿cuál hubiera sido el problema si solo se hubieran manifestado personas de alto nivel económico, acaso no pueden hacerlo? ¿No suele decir Cristina que es "la Presidenta de los 40 millones de argentinos"?

Que funcionarios que ostentan fortunas descomunales y viven en Puerto Madero insistan en esa acusación, es una hipocresía pocas veces vista. Por caso, ¿cómo hizo la Presidenta para incrementar su patrimonio personal en un 3.540% en solo nueve años?

Habría que recordarle a Cristina los malabares que debió hacer en el año 2009 para lograr cajonear el expediente por enriquecimiento ilícito que pesaba contra ella y su marido. Para conseguirlo, ambos debieron forzar el ingreso del contador Víctor Manzanares —asesor personal de los Kirchner— como perito de parte en la causa que llevaba adelante Norberto Oyarbide.

Con esos antecedentes, ¿cómo puede juzgar la Presidenta a quienes pacíficamente pidieron que les dieran respuestas concretas a sus legítimos reclamos? ¿Qué se supone que hagan esas mismas personas para ser escuchadas, si por las buenas nada han logrado?

Es una real pena que el Gobierno no haya sabido interpretar el mensaje que tantas personas intentaron llevar hasta la Casa Rosada. En lugar de descomprimir la furia social, el oficialismo logró todo lo contrario: en estas horas, desde las redes sociales se prepara una segunda convocatoria a manifestarse en las calles. Es obvio decirlo, pero si se hubiera dado una mínima respuesta a los reclamos, esto no estaría pergeñándose.

En fin, en lugar de mostrar humildad y dar cuenta de haber entendido el mensaje, lo único que se le ocurrió al cristinismo ha sido convocar a una contramarcha para el próximo 27 de octubre, justo en el aniversario de la muerte de Néstor Kirchner. ¿Hacía falta esa doble provocación?

El kirchnerismo vuelve a embarcarse en una empresa que será onerosa y que pagarán todos los contribuyentes, donde se llevará a manifestantes rentados y cuya infraestructura, como siempre, ascenderá a varios millones de pesos.

Esta escalada, hay que decirlo, solo logrará que la segunda marcha a organizarse sea mucho más voluminosa que la anterior. Y así sucesivamente. Con una mano en el corazón, ¿no era mejor descomprimir el malhumor social?

El gobierno juega con fuego, y lo sabe. El espejo de lo que hoy se vive fue el estallido ocurrido en el año 2001. Aún con sus diferencias respecto al nacimiento y espíritu de esa protesta, los hechos se van dando con una similitud notable. También en esos días el motor que impulsaba a los que protestaban se encontraba en el corazón de la política vernácula.

Debe recordarse que el entonces presidente Fernando De la Rúa tampoco quiso escuchar el reclamo popular y eso le costó tener que irse anticipadamente de la Casa Rosada. Se insiste: hay no pocos parecidos entre esas jornadas y lo que hoy vive la Argentina, pero también una diferencia elocuente y sintomática: quienes protestaban en 2001 eran el 10% de la masa que pudo verse el jueves pasado.

Esa, ni más ni menos, es la principal lectura que debería hacer Cristina en estas horas.

 

Así estaba Plaza de Mayo el 19 de diciembre de 2001

 

Así estaba Plaza de Mayo el 13 de septiembre de 2012

 

Christian Sanz

 
 

64 comentarios Dejá tu comentario

  1. Excelente, Christian. Y, coincidiéndo con adri de mardel, me dolió el comentario de Estela de Carlotto, a quien también respetaba. A los otros ni pelota, no tienen palabra propia.

  2. No es sordera, es impotencia ante la verdad rebelada, impotencia que se rebela y desvela lo peor de este gobierno, su autoritarismo y su resentimiento.

  3. Ojalá que la escrachen en Nueva York y hasta en China si se va, reverenda criminal de lesa humanidad y saqueadora inmunda del pueblo argentino!!! Ya la hicimos correr al Sur, y la podemos hacer correr por todo el mundo si queremos, vieja de porquería, gran zorrina por lo zorra y ladina!!!

  4. no le tenemos miedo queremos que se baya deje de robar argentina unida estamos arto de esta mujer parecida a chavez el mundo tiene que estar a fabor del pueblo argentino

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