Hace instantes, fue detenido Jorge Mangeri, encargado del edificio donde vivía Ángeles Rawson, la joven asesinada el pasado lunes 10 de junio. El hombre está acusado de haber sido partícipe del crimen de esta última.
La noticia causó conmoción social, sobre todo porque, hasta anoche, todas las miradas se centraban en el círculo familiar de la adolescente, particularmente su padrastro. ¿Qué pasó durante las últimas horas para que todo el caso diera un giro como el que dio?
En realidad, poco ha cambiado respecto a las sospechas que se venían sosteniendo hasta el momento. Más bien se ha agregado un nuevo elemento que permitió dar con la primera imputación concreta, la del encargado de la vivienda de Ángeles.
El hombre ya estaba en la mira de las sospechas de la fiscal Paula Asaro junto al padrastro de la adolescente, Sergio Opatowski, pero no tenía elementos concretos para imputarlo o detenerlo. Ello hasta que apareció el oportuno —y suspicaz— testimonio de su esposa, que habría permitido destrabar la situación a última hora de ayer.
Así y todo, aún quedan varias preguntas por responder: ¿Qué pasará con la investigación? ¿Ya se resolvió el caso? Para nada, la indagación judicial sigue como siempre, con la mira puesta en los mismos sospechosos, principalmente el padrastro. La Justicia aún intenta determinar por qué incurrió en tantas contradicciones —ni siquiera pudo precisar qué hizo el día que mataron a su hijastra— y se apuró por negar lo que luego se comprobó: que Ángeles había regresado a su casa el lunes que la asesinaron.
Pocos saben que anoche la fiscal pidió la efectiva detención de Opatowski. Si ello no ocurrió es porque el juez Javier Feliciano Ríos evaluó que aún no hay pruebas suficientes para avanzar contra él… Aún.
Para seguir avanzando, entre hoy y el lunes los investigadores esperan poder contar con los resultados de algunas de las medidas que se pidieron durante la semana que pasó: estudio de ADN, cruces de llamados telefónicos del celular de Ángeles, análisis de más cámaras de seguridad de la zona y, lo más importante, el detalle pormenorizado del contenido de la computadora personal de la joven.
Esa información es la que permitirá echar luz sobre los puntos que aún quedan en el cono de la sombra y que hoy le quitan el sueño a la fiscal del caso.
Como diría un viejo periodista de los años 80, en las próximas horas “habrá más novedades para este boletín”.
Christian Sanz
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