Ricardo Daniel Echegaray, DNI 17.478.633, supo ser un hombre de estrecha confianza tanto del fallecido Néstor Kirchner, como de su esposa, la mandataria Cristina Kirchner, único y verdadero motivo por el cual fue puesto en el cargo de Director Nacional de Aduanas en julio del año 2004.
En esos días, Echegaray se encontraba al frente de la Delegación Regional del mismo organismo en Comodoro Rivadavia, donde ya había realizado interesantes trabajos para el kirchnerismo.
Independientemente de la lealtad K, Echegaray es hombre de confianza de un polémico personaje llamado Rudy Ulloa Igor, ex cadete del matrimonio presidencial a principios de los años 80 —épocas en que, mientras sus compañeros de militancia desaparecían, Néstor Kirchner acopiaba propiedades— y actual "empresario" de medios en Santa Cruz, gracias a la incesante asignación de millonarios fondos públicos.
Echegaray ingresó a la Aduana de Río Gallegos en el año 1991 como abogado, cumpliendo tareas de guarda aduanero. A partir de agosto de 2003, su carrera comenzó a avanzar con una rapidez inusitada, luego de ser nombrado administrador de la Aduana de Río Gallegos sin evaluación ni propuesta de su superioridad inmediata. Su nombramiento fue impulsado directamente por el Subdirector General de Operaciones Aduaneras del Interior, personal de planta política en la Aduana. Luego, en febrero de 2004, fue designado Director Regional, teniendo bajo su control todas las aduanas de la Región Patagónica, con sede en la ciudad de Comodoro Rivadavia.
En agosto de ese mismo año, Echegaray fue nombrado finalmente Director General de la Aduana, quedando con la responsabilidad del control aduanero en todo el territorio nacional. La designación no estuvo exenta del oportuno escándalo: con la llegada de Néstor Kirchner al poder, Beatriz Carballal, titular por concurso de la Dirección Regional de Comodoro Rivadavia, fue apartada de la dirección regional para ubicar allí a Echegaray, quien a partir de su asunción como titular de la región, desmanteló la división de Investigaciones.
No es menor el hecho de que poco antes Carballal había detectado una importante maniobra de contrabando que involucraba a la firma Conarpesa.
Esta investigación fue parcialmente desactivada al llegar Echegaray a la Regional.
¿Fue acaso premiado por este gesto el funcionario? Probablemente, aunque es dable referir que, para alimentar las peores especulaciones, Echegaray fue nombrado Director General de Aduanas teniendo en su haber una denuncia penal radicada en el Juzgado Federal de Comodoro Rivadavia en la que se lo investigaba por... ¡encubrimiento de contrabando!
Paradojas aparte.
Sin control
No bien asumió su cargo al frente de la Aduana Nacional, Echegaray hizo dos cosas: desbarató a la Policía Aduanera —es decir que desmanteló todos los controles, algo nunca visto en ningún lugar del mundo— y organizó un equipo de colaboradores que no tenían conocimiento del área. Esto es, en lugar de nombrar a profesionales en materia de control aduanero, se reunió de amigotes y personajes a los que les debía históricos favores.
De la mano de esta gente, se sucedieron escándalos de toda índole en la Aduana, con la más absoluta impunidad, a pesar de las continuas denuncias por parte de algunos trabajadores de esa dependencia.
Dos de los principales colaboradores —y compañeros de pillerías— de Echegaray fueron Omar Albornoz, puesto como titular de la secretaría Técnica y de Relaciones Institucionales; y Daniel Santanna, como director de Control.
Santana y Echegaray, es dable mencionarlo, fueron compañeros en Santa Cruz. El primero ocultó y dio protección en la clandestinidad a Echegaray cuando a este se le abrió un sumario y se le pidió captura. "Cuando Echegaray se hace cargo de la Dirección de Aduana, lo nombra Director de Control a Santana y comienza a ser su hombre de mayor confianza", aseguró a este medio una importante fuente aduanera.
Independientemente de ese comentario, hay un hecho irrefutable: a partir de la asunción de Echegaray, la situación aduanera empeoró y se sucedieron incesantes hechos de corrupción, donde no estuvieron ausentes los delitos de contrabando y narcotráfico.
Acerca de esto último, pocos saben que, después de la asunción de Echegaray, hubo un sospechoso desdoblamiento en las funciones de combate a las drogas por parte de la Aduana. Por un lado, se creó una división de "Drogas peligrosas" y por el otro una de "Narcotráfico".
Esta última fue un mero "sello" para hacer creer que se perseguía el tráfico de estupefacientes, mientras que "Drogas peligrosas", de la mano de un oscuro personaje llamado Freddy Tello, se ocupó de promover justamente lo que debía combatir.
El crecimiento exponencial del tema narcotráfico a lo largo de los años, de la mano de Echegaray, condujo a un interrogante no menor: ¿cuál fue el papel que cumplió en esta tarea el mencionado Ulloa Igor, teniendo en cuenta sus antecedentes en el tema drogas? Difícil precisarlo.
Un hombre K con más poder
A fines de diciembre de 2008, Echegaray desembarcó con todo el respaldo K en la AFIP y puso manos a la obra para instrumentar tres medidas que desvelaban a los ocupantes de la residencia de Olivos: el primer blanqueo de capitales y las dos amplias moratorias impositiva y previsional. Para hacerlo, el recaudador dejó de lado sus vacaciones.
Echegaray hizo una muestra de poder apenas asumido: desplazó al entonces director de Informática del organismo, Jorge Linskef, y colocó en su lugar a quien era subdirectora del área, Silvia Brucciamonti, del grupo de intelectuales kirchneristas "Carta Abierta".
No fue lo único: Beatriz Scarpalo, una técnica leal a Echegaray fue designada subdirectora Técnica y Legal.
Al día de hoy, puede decirse que Echegaray es el funcionario más poderoso del gobierno. Incontrolable y polémico; verborrágico e inquietante.