En estas horas, Amado Boudou no hace honor a su nombre: es el funcionario menos querido, no solo a nivel social, sino también dentro del Gobierno.
Con media docena de frentes abiertos a nivel judicial, el vicepresidente se encuentra visiblemente jaqueado y debilitado. Algunos de sus enemigos dentro del kirchnerismo, son poderosos: desde el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, hasta el secretario de Legal y Técnica, el siempre gravitante Carlos Zannini.
En ese contexto, Boudou estará hoy en Tucumán encabezando el acto central del Día de la Independencia, luego de que se hubiera descartado su presencia a pedido del gobernador José Alperovich.
Quien iba a estar al frente de la conmemoración sería Gerardo Zamora, presidente provisional del Senado, según filtró el propio mandatario tucumano.
Sin embargo, las quejas de Boudou por haberse sentido desplazado hicieron que Cristina Kirchner mediara para que finalmente sea quien encabece la movida. Eso sí, para reforzar la debilidad de su vice, la presidenta pidió que este sea acompañado por los principales funcionarios del Ejecutivo.
No obstante, la decisión de la jefa de Estado provocó la inmediata reacción de los principales referentes de la oposición. Por caso, el presidente del bloque de diputados radicales, Mario Negri, afirmó que “Boudou y Alperovich, presidiendo el Día de la Independencia en Tucumán, son la imagen de la degradación de la política y las instituciones”.
A su vez, el mendocino Ernesto Sanz, calificó la presencia del vicepresidente al frente del acto como "un agravio a todos los argentinos, porque Boudou no nos puede representar en ninguna fiesta patria, en ningún lugar del mundo y tampoco está en condiciones de presidir ninguna sesión en el Senado”.
En el mismo sentido se pronunció el socialista Hermes Binner, para quien la presencia del vice "causa más daños que beneficios", e insistió en la necesidad de que Boudou de "un paso al costado" para replantear la situación.
Las críticas hacia la figura del vicepresidente no se enmarcan solamente dentro del seno de la oposición: en las filas del kirchnerismo se multiplican las voces que denuestan a Boudou. Lo hacen con cautela, pero lo hacen al fin.
En ese marco, hay quienes aseguran que la afección de salud de Cristina —quien tiene muy comprometidas la laringe, faringe y cuerdas vocales— podría estar vinculada al estrés que vive en estas horas.
Es que, recientes estudios, demostraron que la presidenta no tiene ninguna bacteria ni virus en su organismo.
"Hay un componente psicosomático como el que tuvo cuando fue legisladora", aseguró ayer a diario La Nación un allegado a la Unidad Médica Presidencial, que encabeza Marcelo Ballesteros.
Está claro que la situación de Boudou viene desgastando a Cristina, en mayor o menor medida. Tal es la preocupación de la mandataria, que pidió a Alperovich en las últimas horas desactivar toda posible protesta contra el vice por parte de los concurrentes al acto por el 9 de Julio.
Mientras esto ocurre, Zannini sigue insistiendo en recomendar que Boudou se tome una oportuna licencia. Por el bien de todos.
José María González