Contra todos los pronósticos, Cristina Kirchner decidió hoy defender a Amado Boudou luego de que fuera procesado por el juez Ariel Lijo en el marco de la causa Ciccone.
No lo hizo de manera abierta y directa, seguramente por pudor, pero lo hizo al fin. En el contexto del homenaje a Juan Domingo Perón, a 40 años de su muerte, la presidenta recordó que al fundador del Partido Justicialista "lo acusaron de estupro y de tener cuentas en Suiza".
También tuvo palabras Cristina dedicadas al juez, al mencionar que la Justicia es "el único poder que se autogobierna" y que "no depende de elecciones para su renovación".
Pero no fue todo, la jefa de Estado dijo que no fueron "los políticos" sino "el Poder Judicial de la Nación" el que "convalidó la doctrina de los golpes de Estado".
Para Cristina, el judicial es “el único poder que se autogobierna y se elige a través de mecanismos que algún día deberán cambiar".
El enojo de la presidenta se pudo percibir, no solo en cada palabra que pronunció, sino también en los gestos y los silencios. Todo en un momento incómodo para aquellos que estuvieron frente a ella.
Cristina dijo algo atinado, seguramente sin darse cuenta de que hablaba de su propio futuro: "La historia sepulta a los mediocres y a los traidores a la patria".
Diego Golberg
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