Hoy se cumplen 20 años de uno de los atentados más cruentos que tocó vivir a la Argentina, el que hizo explotar el edificio de la AMIA, ubicado en Pasteur al 600 de la Ciudad de Buenos Aires. En ese luctuoso hecho, hay que decirlo, fallecieron 85 personas.
Mucho se dirá hoy acerca de lo ocurrido a las 9.53 de ese día, de lo que falta por avanzar a nivel judicial e incluso sobre el malogrado pacto con Irán por parte del kirchnerismo.
Sin embargo, no se dirá lo más relevante: el verdadero origen del ataque a la mutual judía. Es una trama que exige refutar algunas falacias que aún hoy se sostienen como si fuera una verdad revelada. Son tres mitos tan sorprendentes como interesados:
El primero, asegura que el atentado fue un desprendimiento de la pelea que judíos y árabes sostienen en Medio Oriente. Ello está totalmente alejado de la realidad, incluso no hay antecedentes históricos a ese respecto.
La segunda falacia tiene que ver con un tópico que la Justicia persiste en sostener: la existencia de una Trafic-Bomba. Ese supuesto vehículo explosivo ha sido visto sólo por una testigo de los 200 que tuvo la causa: Nicolasa Romero, quien posteriormente admitió haber sido presionada para decir semejante barbaridad.
Desde esa base se construyó toda una “historia oficial” que empezó a apuntar sus cañones al país que finalmente sería el chivo expiatorio: Irán.
Y es que la Traffic que supuestamente estalló frente a la puerta de la AMIA, según los genios de la inteligencia local, estaba conducida por un suicida iraní.
El tercer mito refiere justamente a ello: la pista iraní, sobre la cual no existe un solo elemento de prueba, solo supuestos documentos secretos del Mossad y la CIA que nadie en la Argentina tuvo la posibilidad de analizar.
El propio juez Rodolfo Canicoba Corral relativizó después de dos décadas esa línea de investigación: "La pista iraní la considero aún una hipótesis".
Por el contrario, existe profusa evidencia que lleva a Siria, país al que Carlos Menem “traicionó” a fines de los 80, en el contexto del financiamiento de su campaña política. Algunos de los elementos:
1-Al momento de la explosión de la Embajada de Israel, estaba presente en Buenos Aires el traficante Monzer Al Kassar, ministro sin cartera de los intereses de Siria y primo lejano de Carlos Menem. El dato fue muy bien oculto por los servicios de inteligencia locales y extranjeros.
2-Gracias a un llamado anónimo, el mismo día del atentado a la AMIA, se intentó detener a tres ciudadanos sirios: El matrimonio conformado por Narman Al Henawi y Mohamed Al-Alem, nacidos en Damasco y residentes en Argentina; y Ghassan Al-Zein, quien se presentó como sobrino del entonces presidente de Siria, Haffez el Assad. Lo más llamativo fue que Al-Zein denunció como domicilio Florida 938, sede de la marroquinería Namir y propiedad de la familia Yoma.
Finalmente nunca se llegó a detener a los nombrados. Una orden “superior” hizo que los dejaran en paz y, un día después, el trío sirio desapareció.
3-Poco antes de la explosión, un camión conducido por Alberto López, estacionó frente al edifico de la AMIA dejando un volquete de la empresa Santa Rita, propiedad de Nassib Haddad, de origen sirio libanés.
En el transcurso de la investigación se descubrió, gracias a la hoja de ruta que López tenía en su poder, que a pesar de que primero figuraba la AMIA como lugar a donde depositar el volquete, partió hacia un supuesto baldío ubicado en la calle Constitución 2655-57. Enfrente del mismo, se encuentra la vivienda de Jacinto Kanoore Edul.
Lo interesante de todo esto es que Edul conocía –y mucho- a Al Kassar. En su teléfono se registraron varias llamadas a Siria y a España, así como a Telleldín, el dueño de la supuesta Traffic-Bomba.
Y por si esto fuera poco, -Edul- reconoció públicamente ser "amigo íntimo de Carlos Menem".
4-La empresa encargada de la limpieza de la AMIA pertenecía al desaparecido Alfredo Yabrán, de inocultable raigambre siria y amigo personal del ex presidente Menem. En su momento, el ex ministro Domingo Cavallo confesó que en un viaje a Siria, el presidente de dicho país le pidió puntualmente a su par argentino –Menem- que velara por dos personas: Al Kassar y Yabrán. Muy sugestivo.
Asimismo, existe un documento incorporado a la causa AMIA -elaborado por los ex legisladores republicanos Yossef Bodansky y Vaugh Forrest, miembros de la Fuerza de Tareas sobre Terrorismo y Guerra no convencional- que afirma que "el increíble éxito", del atentado se debió en parte sustantiva al reclutamiento de "dos operativos locales, ambos islámicos", quienes organizaron sendos grupos que se encargaron de cometerlo, tarea en la que habrían contado con el decidido apoyo de agentes sirios, a su vez miembros del círculo más próximo a Menem.
Según el informe, el atentado contra la AMIA, así como el derribo de un avión comercial en Panamá, y el ataque a la embajada de Israel en Londres, fueron "patrocinados y controlados por Teherán y Damasco" y su aprobación final se produjo en "Bir-Al -Abd, Beirut, donde altos funcionarios iraníes y de Hezbollah se reunieron a finales de mayo de 1994.
Allí aparece un documento revelador, la factura de la bomba que estalló en la AMIA: fechado en 1993, el documento revela que el ya mencionado Nassib Hadad, junto a sus hijos, compraron cantidades industriales de nagozul, gelamón y otros explosivos compatibles con los utilizados el 18 de julio de 1994. Fue apenas unos meses antes de que estallara la mutual judía.
La factura fue un hallazgo del periodista Gabriel Levinas y por primera vez se expone on line.
Hay un dato de suma relevancia: al momento de prestar declaración, Haddad aseguró que nunca había utilizado Amonal y que incluso lo desconocía.
En ese momento, el entonces juez Galeano pidió información al respecto al ministerio de Defensa, entidad encargada de controlar la venta de explosivos. Dicha respuesta le llegó de mano del Coronel Carlos Franke, quien aseguró que Haddad había comenzado a comprar explosivos recién en marzo de 1994. Siempre para utilizar en supuestas refacciones a Casa de Piedra.
Pero no pasaría demasiado tiempo hasta que la verdad saliera a la luz. Para amargura de Haddad y Franke, Fabrica Argentina de Explosivos de Olavarría envió al juzgado de Galeano la factura de marras, fechada en octubre de 1993.
Como se dijo, sorprende que la cantidad y tipo de explosivos comprados por Haddad coinciden con los utilizados para volar la mutual judía.
Pero más llamativo aún es que la inteligencia local no hiciera nada respecto a que la empresa que estaba comprando grandes cantidades de explosivos fuera la misma que refaccionaba la sede de la AMIA.
¿Porqué Siria?
De acuerdo a fuentes del menemismo, cuando Carlos Menem ganó las internas contra Cafiero en 1988 estaba obsesionado por un sólo objetivo: llegar a la Rosada a cualquier precio. Entonces no dudó en tomar decisiones de estado para tal meta, por eso no le tembló el pulso cuando negoció la entrega del misil Cóndor II a los sirios, libios o egipcios. Tampoco escatimó en detalles para la cooperación nuclear con Assad, como lo mencionó a este cronista hace unos años el ex embajador Oscar Spinoza Melo.
A ello debe sumarse la "colocación del prófugo Ibrahim Al Ibrahim en la Aduana, o en ocasión del otorgamiento del pasaporte de la discordia a su primo Al Kassar.
Menem no dudó en otorgarle aún más poder a Yabrán, dotándolo con la capacidad de contar con todos los elementos necesarios, desde el punto de vista estratégico, para que siguiera haciendo lo mejor que sabía, lavar dinero y concentrar poder en determinadas áreas estratégicas, como lo eran el correo, los depósitos fiscales, el transporte de documentos y caudales, empresas privadas de seguridad y la impresión de pasaportes y DNI.
También estableció negociaciones para su financiamiento con los libios y también con los palestinos, tal como lo corroboró el ex contacto de Menem con Khadaffi Nemen Nader.
El fracaso de las negociaciones por el Cóndor II y el reactor nuclear, fueron determinantes para el deterioro de las relaciones entre Menem y el país de sus ancestros. El proyecto significó para Egipto, Siria, Arabia Saudita e Irak, una pérdida de millones de dólares. Pero sobre todo el incumplimiento de las promesas de Menem a los árabes fue un duro golpe a la estrategia militar de los mismos en Medio Oriente, ya que el Cóndor II era netamente superior al Scud y al Badr 2000.
Assad se tomó muy en serio las traiciones de Menem. El presidente sirio recibió a su colega argentino en noviembre, luego del atentado a la AMIA. Nunca se explicó por qué Menem viajó a Siria cuatro meses después del atentado a la mutual judía. Si hubiera sido por él, el viaje lo habría realizado mucho antes. Sin embargo, las misiones que encabezaron en su momento Eduardo Menem y Omar Vaquir, ambos con excelentes relaciones en aquel país, fracasaron y Carlos Menem tuvo que recurrir a su familia política para que Assad por fin accediera.
Pero Menem tenía dos motivos para ese viaje. Según la periodista Olga Wornat, "a Menem lo nublaba, además, la concreción de dos aspiraciones: quería que el gobierno de Hafez Al Assad condenara públicamente el atentado a la AMIA y que sus agentes de inteligencia colaboraran con la investigación. Casi un delirio, considerando que en la Argentina trabajaban el Mossad, el FBI y la CIA, enemigos mortales de Siria”.
Un dato no menor: Cristina Kirchner, ex titular de la Bicameral que investigó los atentados en Buenos Aires, fue una de las mayores impulsoras de la pista siria y quien más cuestionó a fines de los 90 la pista iraní.
¿Por qué no Irán?
El único documento que respalda la supuesta participación de Irán en el atentado a la AMIA, es un paper surgido del seno de la ex SIDE en épocas de Miguel Ángel Toma como Jefe de dicho organismo.
El informe “secreto” es tan poco serio que lista entre los “contactos de (Carlos Alberto) Telleldín” —comprador de la supuesta camioneta bomba— para ejecutar el atentado a personas que fallecieron hace más de 30 años, jóvenes que tenían sólo 20 años y chicos de entre cuatro y seis años al momento del hecho.
Un botón de muestra: en aquel momento Mehsen Massud y Helale Yurie —nombrados en el informe— llevaban más de 30 años muertos; Osman Massud también había fallecido, Dajal Massud tenía 15 años; y Emiliano, Matías y Santiago Samid recién hace unos años alcanzaron la mayoría de edad.
Por esas acusaciones, el Centro Islámico de Buenos Aires tomó la decisión de presentarse en la causa AMIA "para ayudar a esclarecer los hechos".
Los integrantes de ese centro aseguran que el entonces juez Galeano "se cansó de preguntarles a los que interrogaba qué religión profesaban, dónde iban a rezar y si conocían a otros árabes. Y eso también es discriminación".
Colofón
El 8 de setiembre de 2003, el diario Río Negro publicó una nota que pasó casi desapercibida pero que es reveladora a efectos de entender quién pudo estar detrás del atentado a la AMIA.
Allí se entrevistó a un investigador científico de Medio Oriente e islamismo llamado Norberto Méndez, quien aseguró:
“No hay evidencia alguna de que Irán esté implicado en los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA... si fueron (ellos), no hay pruebas”.
En otra parte del reportaje dice algo más sugerente aún: “Es evidente (y entendible, son las reglas del juego de la política internacional) que hay un gran interés de Israel y de EEUU en que se rompan las relaciones con Irán”.
Como sea, hasta tanto no se haga una investigación independiente sobre lo ocurrido en la mutual judía, no se podrá dilucidar lo sucedido dos años antes, cuando explotó la embajada de Israel.
El esclarecimiento de ese hecho, sorprendería a más de uno, sobre todo porque terminaría de explicar quiénes y en qué circunstancias asesinaron al hijo del ex presidente Carlos Menem.
Christian Sanz
Seguir a @CeSanz1