Este sábado, el juez Julián Ercolini sacudió la modorra sabatina al ordenar el arresto de Ricardo Jaime por la compra irregular de trenes.
También el de Manuel Vázquez, testaferro del ex secretario de Transporte de Néstor y de Cristina Kirchner. Dicho sea de paso, ambos ya están presos: uno en Córdoba y el otro en Puerto Madero.
Ciertamente, no se trata de una noticia judicial más: Jaime supo ser la persona de más confianza del otrora matrimonio presidencial y llegó a ser el hombre más cercano a Néstor desde sus días al frente de la gobernación de Santa Cruz. Con detalles que sorprenderían al más escéptico.
Al calor del poder
“Ricardo Jaime es Kirchner”. Así lo aseguraron a este periodista quienes lo conocieron de cerca y lo vieron caminar los pasillos de la Casa Rosada en los años K, con la misma comodidad que muestra un pez cuando se encuentra en el agua.
No ha existido en el Gabinete del entonces Ejecutivo Nacional ningún otro funcionario con el poder que supo ostentar Jaime, aún cuando su rango era sólo de Secretario. Por caso, no hay ministro que poseyera la confianza y protección que tuvo él por parte del poder político del kirchnerismo.
Aún oportunamente cuando ha debido ser eyectado de su cargo al frente de la Secretaría de Transporte de la Nación, por la acumulación de denuncias que venían pesando sobre su persona, los Kirchner jamás le quitaron el voto de confianza que le pusieron desde un primer momento.
Eso explica por qué nadie opinó jamás sobre Jaime en el seno del gobierno kirchnerista. Ni a favor, ni en contra: la orden era no hablar de él. Todos sabían que el mero comentario negativo sobre su persona, provocaría la furia de Néstor, su protector.
Lo que pocos saben es que cada día, a lo largo del tiempo que duró en su cargo al frente de la cartera de Transporte, Jaime recorrió los pocos metros que separan el edificio de la Secretaría —en Hipólito Irigoyen 250— hasta la Casa Rosada. Siempre transportando un desvencijado maletín cuyo contenido es aún incierto. ¿Dinero, papeles? Hay infinidad de sospechas, pero ninguna certeza.
Ese fue uno de los tantos secretos que volvieron a Jaime el protegido más fuerte del expresidente.
De chofer a Secretario
Jaime, DNI Nº 11.562.171, asumió su cargo no bien Néstor Kirchner alcanzó la primera magistratura, en mayo de 2003. Desde el primer día que ocupó su enorme despacho, su gestión estuvo teñida de diversos escándalos, siempre relacionados con el manejo de la “caja” de los subsidios al transporte. Quienes conocen del tema, aseguran que esa Secretaría es la más “redituable” de todas a la hora de hacer negocios.
Jaime lo puede decir por motu proprio, ya que, cuando asumió su cargo no tenía dinero siquiera para comprarse un traje medianamente oneroso y hoy maneja una fortuna personal que asciende a varios millones de pesos.
¿Cómo llegó este personaje a ser el hombre de la intimidad de los Kirchner? Principalmente, por haber sido su confidente personal. Por caso, cuando Néstor era gobernador de Santa Cruz, Jaime era el chofer que lo llevaba los días viernes de Río Gallegos a Caleta Olivia, sólo para jugar a la ruleta. Según el recuerdo de los más memoriosos, Néstor siempre jugaba al 29.
Pocos años más tarde, pasó a ser el hombre más influyente y protegido del ex mandatario. Tanto es así, que en el año 2004 un abogado llamado abogado Emilio Galende afirmó que estaría dispuesto a declarar ante un juez que detrás de la empresa pesquera Conarpesa estaba la figura de Jaime.
Según el letrado, la tercera parte de las acciones de dicha firma pertenecerían al ex presidente Néstor Kirchner, “por intermedio de su testaferro Ricardo Jaime”, a través de un documento rubricado ante el escribano Ángel Alfredo Bustos.
Será el ex vicegobernador santacruceño Eduardo Arnold, quien dará la definición más certera acerca del súper ex Secretario: “Se hizo conocido por pedirle coima a una empresa”.
Posteriormente, en el marco del expediente Southern Winds, donde se investiga la participación del Estado argentino en el envío de cocaína a España durante el año 2004, Jaime aparecerá en boca de uno de los más importantes imputados, Walter Beltrame, como el “mandamás” de esa empresa.
Hoy, el poder del exsecretario se ha licuado por completo. Como dice un incierto axioma, “cuanto más uno se aleja del poder, más problemas judiciales acumula”.
Tarde, pero seguro, la Justicia ha caído con todo sobre su humanidad. Pero no es eso lo más relevante, sino lo que se esconde detrás de lo que Jaime ha hecho. Ha robado, es cierto, pero no solo para él, sino para sus “mandantes”. Cristina lo sabe y, por eso, teme en silencio.
La foto que tanto temían los kirchneristas, se hizo realidad.