Miguel de Godoy es un pícaro, un sobreviviente de la política que siempre sabe caer bien parado, aún cuando su pasado ostenta máculas que difícilmente puedan ser barridas bajo la alfombra del olvido.
Su nombre es poco conocido, recién comenzó a sonar fuerte a finales de 2015 cuando fue designado por Mauricio Macri al frente de la Afsca y, más tarde, como titular del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), fruto de la disolución de la Afsca y la Aftic.
Anteriormente, De Godoy había recalado en la secretaría de Medios de la Ciudad de Buenos Aires, cuando Macri despuntaba como jefe de Gobierno de ese terruño.
Allí quedó implicado en una serie de escándalos relacionados con la pauta publicitaria y otras cuestiones satelitales y accesorias.
El caso emblemático fue el de los 23 millones de pesos que le fueron entregados a Fernando Niembro. Allí quedó de manifiesto el manejo discrecional del propio De Godoy: no hubo licitación alguna ni publicación en el Boletín oficial, como es de rigor.
De allí derivó el escándalo: entre otras cosas, se destapó que al menos siete radios comunitarias recibieron pauta mucho menor a la que se les había asignado oficialmente desde la Secretaría de Medios. Ello a través de oscuros intermediarios que siempre confluían del mismo funcionario: el propio De Godoy.
En ese contexto, hubo incluso un conocido canal de TV que denunció ante la Justicia que en la web Buenos Aires Data figuraba como receptor de $ 700 millones por publicidad que nunca recibió.
Pero hay más: puntuales referentes del PRO recibieron, a través del ahora titular de Enacom, millonarios e injustificados fondos, como el caso de un excandidato del Pro en Mendoza, relacionado a un portal web —y una radio— que derivó, junto a otros sitios de Internet, en una escandalosa investigación por el faltante de casi nueve millones de pesos en la pauta publicitaria de la gestión macrista.
De Godoy está denunciado por diversos y variados delitos: blanqueo de fondos, falsificación de documento privado, asociación ilícita, lavado de dinero y otros. Ninguno es "moco de pavo".
Al igual que en el caso de Grindetti, muchos se preguntan: ¿Cómo es que Macri confía en este personaje? ¿Desconoce acaso los señalamientos que lo acompañan desde siempre?
No se trata de meras sospechas: los rastros de la corrupción de De Godoy pueden verse en registros "legibles" que involucran a su consultora, MDG Comunicación. Ciertamente, las denuncias se acumulan por docenas.
Finalmente, resta reproducir la última oración de la columna que Carlos Pagni publicó en el diario La Nación esta semana: “El Ente Nacional de Comunicaciones, que dirige Miguel de Godoy, está por tratar un subsidio a Arsat, a pedido del Ministerio de Telecomunicaciones, que incurriría en la misma desviación por la cual hay tres ex jefes de Gabinete kirchneristas procesados”.
Aunque Pagni no lo menciona, la clave tiene que ver con una consultora llamada McKinsey, respecto de la cual hoy el gobierno niega vinculación, pero cuyos lazos son reales y tangibles.
Como es de imaginar, el negocio es multimillonario. Tal vez ello explique por qué se mantiene tal secreto a nivel oficial.