Su nombre es casi desconocido, solo salió de su anonimato en puntuales —y breves— momentos en los últimos años. Uno de ellos fue esta semana, cuando se lo presumió “noviando” con Karina Olga Jelinek.
Se trata de Iván Liska, un joven de 25 años y perfil bajísimo que trabaja en la Secretaria de Comunicación Pública de la Nación, a la sazón estudiante de Periodismo de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Liska es amigo del célebre asesor de imagen Fabián Medina Flores e incluso participó en su programa “La Jaula de la Moda”… modelando justamente.
"¡Por qué no dejan de inventar, ya sé que les vende decir estas sonsadas, mamadera! Sigo soltera y bien", escribió la ex de Leonardo Fariña en Twitter cuando trascendió la información que la vinculaba con Liska. Algo similar dijo este último: “Me hubiera encantado que fuera así, pero no. No estoy a la altura de Jelinek”.
No obstante lo dicho, lo más relevante de este misterioso joven pasa por otro lado: su gravitación a la hora de manejar la pauta que el Estado les da a los medios de comunicación. “Yo no decido la pauta, yo no tengo poder absoluto de decisión. Yo no decido nada”, dijo a este cronista cuando lo consultó al respecto.
Sin embargo, los dueños de al menos tres conocidos diarios —dos de ellos muy importantes— aseguraron lo contrario a quien escribe estas líneas: dijeron que los montos y condiciones de sus pautas las manejaron con Liska, solo con él.
Este último no lo negó: “Sí, puede ser, hablar hablo yo de medios, pero siempre para tratar temas administrativos, no porque tenga poder de decisión”, admitió.
A esta altura, hay algo que no se entiende: ¿Liska es aquel que jura que no decide nada, que no tiene poder de decisión, o es quien se sienta con los dueños de medios?
Independientemente de lo que él mismo pudiera argumentar, está claro que su cargo tiene enorme poder. Por caso, reporta al poderoso subsecretario de Comunicación Pública, Juan Gabriel “Juano” Gentile, vocero a su vez del jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña.
“¿Qué hacés específicamente?”, le preguntó este periodista. Liska no dudó: “Yo soy un empleado administrativo letra C, entré en 2011 a trabajar, cuando terminé la secundaria. Lo que hago puntualmente es la tarea administrativa de ordenar las pautas. Que tengas todo ordenado en Télam, que tengas el tarifario. Claramente yo no decido la pauta, yo no tengo poder absoluto de decisión. Yo no decido nada”.
Durante la charla con este diario, el joven funcionario se mostró preocupado por la publicación del presente artículo periodístico: “Si sale una nota así parece que yo me quiero levantar el precio, van a decir ‘este cuatro de copas ¿qué se cree?’”, se excusó.
Acto seguido, explicó: “Yo soy perfil bajo, sobre todo porque me encanta el laburo que hago”.
-¿Cómo es que llegaste tan lejos tan joven?
-En 2011, un contacto en Casa Rosada me dice “necesitan un cadete, ¿vos te animas a laburar?”. Ojo no soy político, no soy militante de nadie ni nada. Entré como un secretario que usaba Excel, estaba mucho tiempo frente a una computadora.
-Te fue bien…
-Sí, pero soy de familia media, nadie me dio nada. Por eso me preocupa que cualquiera pueda decir cualquier cosa sobre mí.
-Bueno, vos estás haciendo tu descargo, para eso te llamé… cambiando de tema, ¿qué onda con Jelinek, es tu novia?
-Me hubiera encantado que fuera así, pero no. A Karina la conozco de amigos en común.
Las fotos que se conocieron y que mostraron a Liska con la exmujer de Fariña, no parecen decir lo mismo. Allí, se ve a ambos llenos de lápiz de labios en sus rostros y bocas. Y los presentes aseguraron que algo ocurrió entre ellos.
La discusión parece trivial a esta altura, ¿a quién le interesa si son novios o no? Lo relevante es lo otro, lo de la pauta publicitaria del Estado, la que va a los medios y que, solo en el primer semestre de 2016, ascendió a 800 millones de pesos.
Es una caja poderosa, influyente, que en los años del kirchnerismo supo manejarse con polémica discrecionalidad. ¿Qué ocurre en los días de Macri? ¿Hay o no hay favoritismos? Es prematuro mencionarlo, es algo que aún está por verse.