A dos años de la muerte de su exmarido, Sandra Arroyo Salgado está obsesionada: quiere que se cambie la fecha de la muerte de Alberto Nisman y se diga que murió el sábado 17 de enero de 2015 por la tarde/noche. ¿Por qué? Para decir que el asesino es Diego Lagomarsino.
Sin embargo, está probado por las filmaciones de ese día que el informático dejó el domicilio del fiscal especial de AMIA a las 20:30, al tiempo que la periodista de diario Clarín Natasha Niebieskikwiat aseguró haber estado chateando con este último hasta las 21:17.
No es el primer desacierto de Arroyo Salgado: sostuvo en su momento que el balazo a Nisman había ingresado por detrás de su cabeza, lo cual refutaron las fotos del expediente, donde se puede observar que se dio justo encima de su oreja derecha, en el parietal.
Tampoco es real que no hubiera restos de disparos en las manos del fiscal especial: en el primer peritaje que se hizo en Salta, con el aparato de barrido electrónico más moderno del país, el perito químico salteño a cargo, José Luis Manzano, señaló que en una mano dio positivo en 69 partículas de plomo, bario y antimonio, y en la otra mano en 17 partículas.
Así y todo, hay un estudio hecho por el American Journal of Forensic Medicine, sobre la base de 116 suicidios comprobados que muestra que solo se encontraron residuos en el 11% de los casos en que se usó una pistola calibre 22, justamente el arma del caso Nisman.
¿Lo antedicho es prueba irrefutable de que el fiscal se suicidó? Para nada, pero arroja dudas sobre lo que intenta imponer Arroyo Salgado en estas horas, una historia que parece de novela.
Más indicios
Aún hoy no se ha podido probar que alguien más hubiera estado en el departamento de Nisman el día que murió y todo lleva a pensar lo lógico: ¿Por qué no lo mataron cuando paseaba por Europa en lugar de esperar a que estuviera en su domicilio, rodeado de custodios?
A su vez, si realmente fuera como dice Arroyo Salgado y el fiscal murió el sábado por la noche, ¿cómo se entiende que el entonces secretario de Seguridad, Sergio Berni, llegara al lugar recién el domingo bien tarde? ¿Por qué no fue antes y tapó la escena del supuesto crimen? Claramente, no cierra por ningún lado.
Tampoco tiene sentido pensar que Cristina Kirchner lo mandara a matar, sabiendo que sería la primera que todos mirarían ya que Nisman la había denunciado en la Justicia horas antes.
El kirchnerismo tiene mucho que responder por diversos hechos de corrupción y vínculos con la criminalidad, pero este no parece ser el caso.
A dos años de la muerte del fiscal especial de AMIA, es pertinente poner las cosas blanco sobre negro. Recordar que su trabajo en el expediente que comandó fue desastroso, valoración que han hecho reiteradamente los familiares de las víctimas de ese luctuoso atentado.
Ello sin mencionar que Nisman aparece en documentos de Wikileaks porque no se animaba a avanzar un ápice sin pedir la "venia" de la embajada de Estados Unidos.
Está claro que nadie merece morir, pero tampoco es cuestión de transformar a una persona en prócer solo porque le conviene a ciertos círculos de poder.