Durante el último fin de semana, Eduardo Duhalde sorprendió a propios y ajenos a través de la configuración de un pesimista balance del gobierno de Mauricio Macri.
"Quiero tener la expectativa de que la situación económica y social del país mejore, pero no se ven las cosas claras", manifestó hace pocas horas el otrora presidente “de facto”.
Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, acto seguido Duhalde hizo una comparación poco feliz: "La situación del país tiene la mismas dificultades de cuando me toco asumir a mí; o al menos igual a la del 2001 con distintas características".
¿Una mera figuración o una pulsión de deseo? ¿Una simple comparación o la búsqueda de disparar una crisis concreta y real?
Los interrogantes no son casuales: baste recordar que a mediados de 2001, en un almuerzo informal con financistas y banqueros, el propio Duhalde pronunció una frase que provocó silencios y miradas entre los comensales: “En diciembre, el presidente de la Argentina soy yo”.
La afirmación quedó plasmada en un informe de inteligencia reservado norteamericano que llegó a dos escritorios de Buenos Aires. Ninguno de ellos era el de Fernando De la Rúa.
¿Más indicios? Previo a la caída del último presidente radical hubo reuniones, conspiraciones, saqueos, movilizaciones y declaraciones públicas referidas a la posibilidad de que no terminara su mandato.
Incluso existió una carta certificada escrita por un agente de Inteligencia varios meses antes del 19 de diciembre en la que se hablaba de la posibilidad de que De La Rúa no terminara su mandato. El agente se llama Mario Aguilar Rizzi.
En una de las partes de la carta, Aguilar asegura que entregó “más de 21 notas en casa de Gobierno (...) dirigidas al Sr. Presidente. Todas ellas selladas y firmadas como recibidas” y asegura saber acerca de “la existencia de un plan de desestabilización”.
En la trama que describe el otrora espía aparecen personajes de la talla del peronista Raúl Othacehé, el camionero Hugo Moyano y el mismísimo Duhalde, entre otros. ¿Una simple coincidencia o una metodología político partidaria?
Hay quien podría precisar que en realidad no hubo ningún golpe concreto contra De la Rúa y que cayó por sus propios desaciertos oficiales. Es bien cierto, pero una cosa no quita la otra: la ineptitud del expresidente no es excluyente del eventual plan para destituirlo.
El propio Duhalde lo dijo en octubre de 2001 a diario La Nación: “Hay una sensación de que De la Rúa no llega a 2003 y eso va a terminar en lo que llaman las profecías autocumplidas”.
En la misma entrevista, erosionó la figura presidencial: “Acá no hay modelo, no hay plan, no hay destino...”.
En estas horas, el exmandatario hace lo mismo respecto de Macri: "Los empresarios están ajustados, los trabajadores también. La deuda externa es difícilmente pagable. Hay una convertibilidad de hecho", sostuvo este sábado.
Podría ser apenas una coincidencia… pero, como se sabe, las coincidencias no existen.