Todo empezó en 2012, con un simple chequeo de información sobre la figura del entonces vicepresidente Amado Boudou: por un lado, los bienes que declaraba; por el otro, los ingresos que aseguraba percibir. La información no me cerraba, de ninguna manera.
Empezó entonces la segunda fase de la investigación: ¿Aparece Boudou en alguna sociedad? Si es así, ¿con quiénes?
Se dejaron ver entonces varias firmas, todas ellas sospechosas, donde se cruzaban siempre los mismos nombres, pero en diferentes cargos. Beaver Cheek, Embarcaciones Argentinas, Fuerza Laboral, The Old Fund y otras.
Llegó entonces el momento de acudir a la justicia junto a mi abogado, Alejandro Sánchez Kalbermatten. La denuncia la escribimos entre los dos: él desde su estudio en Buenos Aires y yo mientras miraba un concierto de Morrisey en el complejo Arena Maipú de Mendoza junto a mi mujer Eliana Toro.
La presentación la hicimos en febrero de ese año, con toda la documentación pertinente y pidiendo que investigaran a Boudou, no solo por enriquecimiento ilícito, sino también por lavado de dinero y otros delitos accesorios.
Horas más tarde, el vicepresidente fue imputado por el juez Ariel Lijo y esa misma noche fui destrozado por el programa ultra kirchnerista 678, donde me acusaron poco más de violador de niños.
El fiscal Jorge Di Lello supo darle impulso a la investigación y los peritos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación hicieron el resto.
Entre otras cosas, detectaron 80 mil dólares sin origen claro, 120 mil dólares pagados por la compra de un departamento a Agustina Kampfer, cuando eran pareja, y el origen de los fondos con que su socio y supuesto testaferro Núñez Carmona compró bienes y constituyó sociedades.
En un peritaje que le entregaron al fiscal hace apenas unos días, dieron cuenta de ello y mucho más.
Todo lo demás es historia conocida: Lijo decidió detener a Boudou para que no entorpezca la investigación y su situación se complica minuto a minuto.
Hizo lo propio con su socio José María Núñez Carmona —que aparece en la misma denuncia— y lo mismo ocurrirá en las próximas horas con algunos otros de los presuntos testaferros del otrora vicepresidente.
Si hubiera que definirlo en una sola línea, sería muy sencillo: hemos dado un paso más en pos del republicanismo.