Cada vez se hace más evidente la operación que lleva adelante diario Clarín respecto de la investigación del atentado a la AMIA. No es algo nuevo, viene desde la memoria de los tiempos.
A ese respecto, es dable recordar que el “gran diario argentino” fue el que ayudó al menemismo a alejar de la atención pública la “pista siria” detrás del hecho ocurrido el 18 de julio de 1994. Un gesto que bien supo agradecer el entonces presidente Carlos Menem, onerosas concesiones mediante.
Luego, a través de la pluma del inefable Daniel Santoro —el mismo que llegó a inventar una cuenta en EEUU a nombre de Máximo Kirchner— dio impulso al invento de la Trafic bomba que habría explotado en la puerta de la AMIA, dato que se refutó científicamente.
No conforme con la enorme cantidad de desaciertos cometidos —muchos de los cuales aparecen mencionados en el libro que escribí junto a Fernando Paolella en 2007, “AMIA, la gran mentira oficial”—, Clarín ha comenzado a instalar un nuevo verso: el de las prebendas detrás del memorándum con Irán.
Es entendible, ya que se trata del corazón de la acusación que el errático juez Claudio Bonadio lleva adelante contra Cristina Kirchner. Uno y otro, el diario y el magistrado, se retroalimentan día a día a efectos de mantener vivo un tema que no tiene fundamento alguno.
Clarín persiste en mencionar que Irán pidió el levantamiento de las alertas rojas sobre los acusados de haber atentado contra la AMIA —sobre los cuales, dicho sea de paso, no hay una sola prueba concreta—, pero la realidad refuta esas pretensiones.
Por caso, en las últimas horas, el ex secretario general de Interpol, Ronald Noble, difundió en su propia cuenta de Twitter una misiva —otra más— que fue escrita por la oficina legal del organismo en marzo de este año acerca del alcance del memo que firmaron argentinos e iraníes en 2013.
One fact that no person can dispute was stated clearly to Argentina in a memo from INTERPOL's Legal Office in March of this year “El estado de la presente notificacion (the AMIA Red Notices) permanence inalterado, segun lo decidido por la Assemblea Generale de INTERPOL en 2007.” pic.twitter.com/5EPumWdbkv
— Ronald Noble (@RKNGlobal) 16 de diciembre de 2017
Allí se puede ver claramente que ninguno de los dos países pidió que se revocaran las notificaciones rojas contra los acusados —ni contra nadie — y que nunca se modificó el estatus de esas alertas.
Como bien refiere el colega Mariano Confalonieri en diario Perfil, “la nota revelada podría hacer tambalear la acusación de traición a la patria contra Cristina Kirchner y otros ex funcionarios argentinos”.
A esta altura resta preguntarse: ¿Quién está detrás de la operación que llevan adelante el tándem Bonadio-Clarín? ¿Cuál es la moneda de intercambio? Más aún: ¿Cuál es el rol de la CIA y el Mossad respecto de la desviación de la trama del atentado a la AMIA?
Sepan los lectores de este portal que en estas horas se llevan adelante los alegatos en el juicio por irregularidades en la investigación del atentado de 1994. Sin embargo, no se permite que la prensa lo cubra. ¿Por qué? ¿Qué se quiere tapar?
Es sugestivo que esto ocurra, sobre todo porque allí han empezado a develarse los detalles de la denominada “pista siria”, que demuestran que fue ese país el que bombardeó la mutual judía. No por una pelea entre árabes y judíos, sino más bien por una venganza contra el menemismo por promesas no cumplidas en 1988.
Finalmente, una última digresión: como digo siempre, Cristina merece ir presa, pero no por esta causa judicial, donde no existe prueba alguna que la comprometa. Ni una.
Quien albergue alguna duda, solo debe consultar el expediente de marras. No terminará de salir de su asombro.