De pronto empezaron los ataques, directos e indirectos. Todos relacionados con mi libro sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman.
A la cabeza, dos de los principales exponentes de la desinformación, Waldo Wolff y el abogado Manuel Romero Victorica.
A través de las redes sociales, arrancaron con sus dardos, cada vez más afilados. Con un detalle no menor: el libro aún no salió a la calle. ¿Qué les inquieta entonces?
Me acusan de operador, de mentiroso… incluso de ¡kirchnerista! No es chiste. Me lo dicen y lo repiten, acaso para convencerme de que lo soy. ¡Justo yo, que he denunciado a Cristina hasta por carecer de título de abogada!
No se animan al debate, solo injurian, sin elementos concretos, solo la desacreditación general, sin mencionar nada puntual. ¿Qué pueden a refutar si, insisto, aún mi libro no se publica?
Algo les inquieta, los preocupa en demasía. Y los entiendo: han dicho tal cantidad de barbaridades que saben que, más temprano o más tarde, tendrán que dar explicaciones en la justicia. Mi investigación los expone —los expondrá— y lo saben. Por eso el ataque.
No son los únicos que me atacan. Tantos otros lo hacen en privado, algunos incluso aconsejándome “por mi bien”. Me dicen que no publique mi libro sobre Nisman, que hay intereses poderosos que no me dejarán en paz. ¿No suena a amenaza?
No es algo nuevo: viví lo mismo cuando publiqué mi libro sobre el atentado a la AMIA, junto a Fernando Paolella, en el año 2007. Ambos sufrimos meses de hostigamiento y ataques virulentos por parte de ciertos grupos de poder y capitostes de la DAIA.
Solo por contar lo que pocos se animan a contar. Por tirar abajo la pista iraní y revelar que el atentado fue en realidad una venganza contra Carlos Menem por promesas no cumplidas con los sirios. Una trama que culminó con la muerte de su propio hijo, Carlitos.
Y mucho antes también viví lo mismo: en 1999, cuando publiqué mi libro sobre la muerte de Menem Jr. Todo tiene que ver con todo, por lo visto.
Pero no me quiero ir por las ramas. Solo quería puntualizar esto que me viene ocurriendo desde hace unos días y que me inquieta profundamente.
Romero Victorica es un tipo oscuro, ya expuesto en esta y otras notas periodísticas. Respecto de Wolff baste mencionar que escribió un libro sobre Nisman que hace agua por todos lados. Esta es una de mis tantas refutaciones a su obra.
Para terminar, solo diré una sola cosa más: a diferencia de los otros autores de libros sobre Nisman, yo he conocido al fallecido fiscal en persona y conozco la trama AMIA como pocos. Ergo, tengo los pergaminos necesarios como para avanzar en el libro que escribo en estas horas.
Seguramente sea esto último lo que les preocupa. Ahora sí, todo me empieza a cerrar.