Finalmente, mi libro “Nisman, el hombre que debía morir” empieza a ver la luz. Ya se deja ver en librerías Galerna y Ghandi, en todas estas sucursales del país.
A su vez, se puede conseguir en la reconocida tienda Amazon, a precios súper accesibles. Por caso, la versión digital cuesta solo 2 dólares (menos de 100 pesos) y la versión en papel asciende a poco más de 9 dólares.
También se puede comprar en la reconocida plataforma Bajalibros a solo 150 pesos.
Dicho sea de paso, admito algo que ya sé: hay varios libros sobre la muerte de Alberto Nisman. No lo voy a negar ni mucho menos. Sin embargo, esta obra cuenta con tres ventajas fundamentales:
1-No solo habla sobre el deceso del fiscal, sino también acerca del contexto político —y geopolítico— detrás de lo ocurrido. Es algo harto relevante para poder entender su derrotero.
2-Investigué durante 10 años el atentado a la AMIA, e incluso escribí un libro sobre ese luctuoso hecho en el año 2007 junto a mi amigo y colega Fernando Paolella.
3-Conocí a Nisman en persona e incluso debatí fuertemente con él. Dicho sea de paso, nuestras hipótesis respecto de lo ocurrido en la mutual judía se contraponían a extremos insalvables.
Por lo antedicho, y por mucho más, mi obra merece ser leída. De más está decir que, al igual que mis anteriores 9 libros, se trata del producto de una investigación rigurosa e independiente.
Para que puedan testearlo, para ver si les gusta les “regalo” el prólogo de “Nisman, el hombre que debía morir”:
Pareciera que se dijo todo ya, pero no. La muerte de Natalio Alberto Nisman, quien apareció sin vida el 18 de enero de 2015, generó todo tipo de especulaciones y suspicacias.
¿Se suicidó? ¿Fue asesinado? Si es así, ¿quién lo hizo? ¿Por qué? Estas son solo algunas de las preguntas que se motorizaron apenas aparecido muerto el fiscal especial del caso AMIA.
Sin embargo, nadie se hizo la pregunta esencial. La más relevante: ¿A quién benefició y a quién perjudicó su deceso?
Se ha escrito demasiado al respecto, pero las preguntas siguen sin responderse. Apenas sí se han podido comprobar puntuales hipótesis, pero nada que vaya a lo sustancial del asunto.
Por caso, ¿existe un vínculo real entre la denuncia que hizo Nisman contra Cristina Kirchner por "traición a la patria" y su posterior muerte? Ciertamente, hay una relación, pero no es la que muchos creen.
La presente obra aclara ese y otros puntos, sobre la base de una investigación independiente, que revela cuestiones hasta ahora desconocidas y refuta ciertas leyendas urbanas que han instalado algunos medios.
Muchos colegas han escrito sobre el caso Nisman, pero los que lo han hecho de manera honesta se cuentan con los dedos de una mano. Por acción u omisión. A sabiendas o no.
Pocos saben que existen grandes intereses detrás de la trama, gente poderosa que busca instalar una verdad que no se corresponde con la evidencia fáctica.
El caso Nisman es más que la muerte de un fiscal. Es una trama geopolítica de alto vuelo, que interesa particularmente a relevantes lobbies norteamericanos e israelíes.
Es una historia que se relaciona íntimamente con el atentado a la AMIA y, en menor medida, con la muerte del hijo de Carlos Menem, ocurrida en marzo de 1995.
Allí, en esos tópicos, también han metido su "cuchara" los intereses antes referenciados. ¿Qué dirían si les mencionara que no hay una sola prueba contra iraní alguno en todo el expediente que investiga la explosión de la mutual judía, que es una acusación interesada?
Para entender lo ocurrido con Nisman hay que empezar por allí, porque su nombramiento ante la fiscalía especial del caso AMIA se gestó para ello: a efectos de sostener la falaz pista iraní.
Se lo hemos reprochado en la cara al propio fiscal junto al colega Fernando Paolella a poco de haber sido nombrado al frente de ese ostentoso cargo. Lo desafiamos incluso a que muestre una sola prueba contra un solo iraní, pero Nisman solo supo enojarse. Una y otra vez.
Eran los idus de 2005, justo dos años antes de publicar "AMIA, la gran mentira oficial", junto a Paolella. Libro que, dicho sea de paso, nos enemistó fuertemente con la dirigencia de la DAIA.
Es que, como se dijo, hay todo un culebrón geopolítico de relevancia superlativa detrás, que escapa al entendimiento de ciudadano medio.
No se trata de ninguna conspiración, de grupo alguno que busca "dominar el mundo". Es información pura y dura, documentada incluso.
La muerte de Nisman es parte de un rompecabezas que nadie se ha puesto a armar todavía. Es lo que haré por primera vez en estas páginas.
Antes de terminar, un último consejo: para leer este libro hay que desproveerse de todo fanatismo y olvidar la militancia política. Lo que aquí se aporta es evidencia surgida de prueba científica, el propio expediente judicial y entrevistas ad hoc. No hay segundos intereses, ni especulaciones partidarias.
Como en cada uno de mis anteriores libros, lo que les ofrezco aquí es una investigación independiente. Nada más que eso. Y nada menos...