En estas horas, Susana Trimarco es buscada por cielo y tierra para que dé cuenta respecto de una millonada de fondos que le bajó el kirchnerismo en su momento.
Es que la mujer ha decidido hacer lo que mejor sabe: evaporarse. Cada vez que debe dar explicaciones, la mujer desaparece de la faz de la tierra.
Pero hay un detalle: debe explicar el derrotero de más de 5 millones de pesos que le dio el kirchnerismo a efectos de que construya un jardín de infantes en Tucumán.
De hecho, el juez federal Daniel Bejas la había citado la semana pasada a prestar declaración indagatoria como imputada, trámite que concluyó en la búsqueda que se inició en las últimas horas.
El magistrado quiere que Trimarco explique qué sucedió con el anticipo de 5,6 millones de pesos, (U$S 418.000 en aquel momento), que recibió del Ministerio Planificación Federal que otrora comandaba Julio De Vido.
La trama completa la cuento en la página 34 de mi libro Trimarco SA, donde explico que esto es solo la punta del iceberg.
Otro expediente, en este caso administrativo, intenta determinar el destino de otro monto de dinero, mucho mayor: unos 23,5 millones de pesos que el kirchnerismo le otorgó a la mujer en el año 2015.
La madre de Marita Verón intentó justificar ese dinero presentando tickets de gastos personales, pero fueron rebotados, todos y cada uno de ellos.
Se trataba de comprobantes de sus gastos de peluquería, compra de perfumes, helados en Grido e incluso su teléfono celular personal. No es chiste.
Como sea, la trama muestra cómo es Trimarco, la pinta de cuerpo entero. Una mujer que en el año 2002 no tenía ni siquiera calefón en su casa y ahora es multimillonaria, gracias a los ingentes fondos del Estado.
Ostenta guardaespaldas, choferes, se mueve en 4x4 y viaja en limusina. La mujer no se priva de nada.
Lo triste es que todo ello lo hizo sobre la base de una mentira: decir que su hija fue secuestrada por un grupo de tratantes de personas. En mi libro desmonto la farsa completa, con documentos que son irrefutables.
Pero esa es otra historia, que pronto la justicia también refutará. Solo es cuestión de tiempo.