La hizo bien, hay que reconocerlo. Florencia Kirchner zafó de declarar ante la justicia utilizando el viejo truco de la victimización. Copió a sus padres, que se cansaron de hacer lo mismo.
Basta recordar que Cristina llegó a inventar un supuesto cáncer de tiroides, en el año 2012. Mal no le fue con ello.
Ahora, su hija, seriamente complicada por el expediente Los Sauces SA, apela a una medida similar, aunque más arriesgada: directamente escapar del país apelando a una dolencia que tranquilamente pudo haber tratado en el país, tal cual han afirmado docenas de especialistas en las últimas horas.
La enfermedad que ostenta Florencia, llamada linfedema, tiene que ver con la acumulación de líquido linfático en las piernas. No más que ello. Supuestamente producto del estrés.
Y ahí es donde aparecen las preguntas obvias: ¿Qué estrés puede acumular alguien como la hija de Cristina, que tiene su vida resuelta y jamás ha tenido siquiera que trabajar?
En todo caso, quien la puso en ese lugar habría sido su propia madre, quien la involucró en maniobras delictivas de alto vuelo. ¿Cómo explicar sino que le encontraran a Florencia 4,6 millones de dólares en dos cajas de seguridad del Banco Galicia?
La integrante menor del clan, única que no posee fueros —ello explica toda esta movida— debe dar cuenta de puntuales operaciones de lavado de dinero llevadas a cabo en la inmobiliaria de la familia Kirchner.
En este expediente, dicho sea de paso, Cristina y sus hijos están procesados por asociación ilícita, lavado de dinero y recepción de dádivas.
La expresidenta no teme por ella, tampoco por Máximo, ya que ambos tienen fueros. El problema es Florencia, que ha quedado librada a su suerte.
Por eso, la pregunta obligada es: ¿Volverá al país la hija de Cristina a fin de mes cuando se venza el plazo otorgado por el Tribunal Oral Federal 5 (TOF 5)?
El regreso depende de lo que pueda llegar a negociar la otrora jefa de Estado con aquellos que buscan meter sus huesos tras las rejas. Si logra acordar y conseguir que su hija no vaya a prisión, Florencia volverá.
Sin embargo, es poco probable que ello ocurra. Los jueces del TOF 5 no parecen permeables a las presiones políticas de ninguna índole. Ergo, la joven no volvería (N de la R: horas después de publicada la presente, Florencia pidió a la justicia otros 45 días para quedarse en Cuba).
Si ello ocurre, se estará antes uno de los principales escándalos del año. Seguramente el kirchnerismo hará una defensa cerrada a esa actitud, explicando que Florencia no cuenta con las debidas garantías que precisa todo proceso judicial. Pero no alcanzará para mermar los alcances de la polémica.
Por lo pronto, habrá que esperar a que se cumplan los plazos otorgados por la justicia, que vencen a fines de marzo. Allí, cuando se terminen todas las especulaciones, empezará a correrse el velo de la verdad.