Hace unos días, Sergio Berni había sugerido que el neo kirchnerismo no perseguiría a los “grandes narcos”. Fue una afirmación inquietante, en un país donde el tráfico de estupefacientes crece de manera exponencial. Lo increíble, es que el comentario pasó desapercibido.
Ahora, el hoy ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires volvió a la carga. Esta vez para afirmar que se encuentra a favor de legalizar la comercialización y el consumo personal de drogas. "El camino es no es profundizar este camino de lucha contra el narcotráfico”, sostuvo… y ya no dejó dudas respecto de lo que viene.
En realidad, no se trata de nada nuevo ni novedoso, sino de una vieja idea del otrora jefe de Gabinete Aníbal Fernández, quien propugnaba exactamente lo mismo hace una década. Llegó incluso a crear una “Comisión de notables” para analizar la cuestión. Demasiado interés por parte de un funcionario mega sospechado de tener lazos con el tráfico de narcóticos (dicho sea de paso, le gané los dos juicios que me hizo por vincularlo con el mundo de los estupefacientes).
Como sea, sus sueños se estrellaron contra la pared luego de consumado el triple crimen de General Rodríguez, cuestión que terminó desnudando los vínculos de la política con el narcotráfico y el crimen organizado. Por caso, uno de los acribillados en ese hecho había aportado a la campaña de Cristina y Cobos. Era el mismísimo Sebastián Forza.
“Lo de Berni tiene que ver con la idea de concientizar a la población en que la solución está en la droga libre”, me dice mi amigo Claudio Izaguirre, titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina.
Aclaro que se trata de uno de los especialistas más reputados del país en lo que a estupefacientes respecta.
“El narcotráfico no acaba porque haya una sustancia liberalizada, la quiniela es un gran ejemplo de ello: es legal y eso no ha evitado que exista la quiniela ilegal”, insiste en decirme Izaguirre.
Incluso trata de ignorante a Berni por su pretensión de legalizar el consumo de drogas: “Ya fue despenalizado en la Argentina en 1988, con la sanción de la ley 23.737”.
Izaguirre no es el único que se muestra contrario a la idea de despenalizar los narcóticos: Jaime Bermúdez, ex ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, abogado y doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad de Oxford es otro crítico de esa idea. "Despenalizar no ayuda a combatir el narcotráfico, sino todo lo contrario", asevera.
Más aún, el especialista se muestra en contra de la tenencia de drogas, ya que no beneficia al adicto, sino al traficante: "En estos casos, se vende por acumulación. No se vende el kilogramo de droga, se vende de a gramo. A usted lo dejan tener una pequeña cantidad y entonces vende rápidamente esa cantidad. Después lo hace con otra pequeña porción, después con otra, y así."
Bermúdez sabe de qué habla, porque Colombia intentó el camino que ahora pretende Berni y fracasó estrepitosamente. Más temprano que tarde ese país debió volver a penalizar las drogas.
Sobre los motivos por los cuales ingresa el negocio narco a un país, el ex ministro advierte que es provocado por un Estado débil y ausente: “Aquí, la sociedad subvaloró el tema, lo toleró e incluso se benefició. Y, cuando nos dimos cuenta de que esta gente no sólo se enriquecía, sino que mataba, que secuestraba, ya era tarde", puntualiza.
Los dichos de Berni no parecen casuales ni aislados. Porque ya dijo algo similar cuando era secretario de Seguridad de la Nación. Y no hubo ningún funcionario del kirchnerismo que saliera a repudiarlo.
"Yo estaría de acuerdo si se despenaliza toda la cadena, desde la producción hasta el consumo”, dijo en 2014.
Curioso que esto ocurra en un país donde no existen campañas para alertar sobre los peligros del consumo de drogas. De hecho, la última de ellas se dejó ver durante el menemismo, hace más de 20 años.
Es como si a nadie le interesara el impacto que tendrá eventualmente la liberalización de los estupefacientes en el país. ¿Quién se ocupará de las víctimas de ese flagelo? ¿Alguien contendrá a todas esas familias? ¿Acaso los funcionarios argentos desconocen el trabajo de las “Madres contra el paco”, cuyos hijos sucumbieron ante la potencia destructiva de esa droga?
“Hoy por hoy las madres buscan desesperadas lugares para internar a sus hijos quebrados por la droga y prácticamente no los encuentran”, me dice Izaguirre.
Nada más que agregar, ni preguntar. El nudo en la garganta evita toda posibilidad de hacerlo.