El 12 de diciembre pasado, escribí un artículo periodístico que superó todas las expectativas en lo que a repercusión refiere. Acaso por el título rimbombante: “Arrancó el desmembramiento de las fuerzas de seguridad”.
El foco de la nota era claro: tenía que ver con el camino garantista que venía a imponer la nueva ministra de Seguridad, Sabina Frederic. “Con el regreso del kirchnerismo al poder, ha comenzado a pergeñarse el camino opuesto. Mejor dicho, desandar el camino transitado”, se dijo textualmente.
Y aunque muchos me trataron de exagerado, por decir que se venía toda una doctrina de abolicionismo, aquella que pone el foco más en el victimario que en la víctima, el tiempo me dio toda la razón.
Basta ver lo que hizo la ministra de Seguridad a pocos días de haber asumido. Puntualmente, dio un giro de 180% respecto de tres medidas que había implementado su antecesora: primero, el programa que habilitaba a los policías a pedirle DNI a las personas en las estaciones de trenes; segundo, dio por finalizado el protocolo que facultaba a las fuerzas de seguridad para utilizar armas de fuego y pistolas; tercero, dio de baja el Servicio Cívico Voluntario.
No es todo: hace apenas horas sostuvo que haría puntuales cambios en la jefatura de la Gendarmería. Ya mismo se anticipa que se les dará a los uniformados una nueva función, que nada tiene que ver con las funciones para las cuales los han preparado a nivel profesional. Ahora deberán trabajar a “nivel social”. Se acabó la represión del delito tal como la conocimos hasta ahora.
Para quien abrigue alguna duda, solo debe prestar atención a los nombres que acompañarán a Frederic en su gestión. Se trata de personajes que ya fueron eyectados de Seguridad en medio de severos cuestionamientos, y cuya principal característica es abrigar la doctrina del garantismo. No casualmente, algunos provienen del riñón del CELS de Horacio Verbitsky.
Dos de esos personajes son Esteban Rosa Alves y Silvia La Ruffa, cuyas designaciones anticipé en esta nota del pasado 9 de diciembre y que se refrendó esta semana, tal cual puede verse en el siguiente documento:
Por caso, Rosa Alves fue designado subsecretario de Control y Transparencia Institucional a pesar de que es investigado por malversación de fondos en dos expedientes, uno que reposa en la Justicia Federal y otro que se deja ver en la Oficina Anticorrupción.
Como expliqué en la nota de marras, también volverá Cecilia Rodríguez, quien recalaría en la Unidad de Coordinación General. Se trata de la misma que fue denunciada por supuesto espionaje al fallecido fiscal Alberto Nisman.
Lo mismo ocurriría con Gabriel Fucks, el mismo que salió a defender con uñas y dientes al piquetero “Pitu” Salvatierra luego de que tomara el Parque Indoamericano en 2010. Fue poco antes de caer preso por posesión de narcóticos, entre los cuales había marihuana y pasta base.
Está claro que no volvieron “mejores”, como dijo Alberto Fernández, ni tampoco vinieron a mejorar nada. Solo han vuelto a terminar de coronar los negocios que habían quedado inconclusos en el pasado.