Algunos marcharon contra la reforma del Poder Judicial; otros contra la cuarentena; también los hubo molestos particularmente con el gobierno de Alberto y Cristina.
Se puede estar a favor o en contra de lo que manifestaron los que manifestaron —y es legítima cualquiera de las posturas—, pero lo que no se puede hacer es desoír el reclamo ciudadano.
Es lo mismo que se dijo desde este mismo espacio cuando eran militantes K los que le reclamaban al gobierno de Mauricio Macri. También merecían ser escuchados, porque su reclamo era claro y genuino.
El macrismo se mofó de los manifestantes de entonces, al igual que ahora ocurre con los que marcharon contra el kirchnerismo. Y está mal. En uno y otro caso.
Porque no hay ninguna conspiración pergeñada desde lugares ocultos. No. Lo que hay es una irrefrenable necesidad de que no sean avasalladas las instituciones. Lo haga quien lo haga.
La reforma judicial fue el combustible que motorizó la movida. Luego se sumaron otras consignas. Pero básicamente ese fue el comienzo de todo, cuando alguien llamó a reclamar en las calles este 17 de agosto.
Porque, ¿alguien realmente puede creer que lo que se busca es mejorar la Justicia? ¿En serio? Entonces, ¿por qué solo el enfoque es sobre el fuero Federal, aquel que complica a Cristina? ¿Acaso los demás fueros funcionan correctamente? "Nada de esto fue un error", dice una conocida canción de Coti Sorokin. Y no se equivoca.
Lo que pudo verse este lunes es un acto reflejo de la ciudadanía. La desesperada pulsión por evitar que el gobierno se lleve puesta a la sociedad.
A esta altura, el presidente de la Nación —y su vicepresidenta, accesoriamente— debería recordar sus propias palabras al momento de asumir: "Si alguna vez me desvío en el compromiso que asumo, salgan a la calle a recordarme lo que estoy haciendo. Les prometo que volveré a la senda sin dudar en un instante", dijo entonces.
Y la sociedad hizo caso a sus palabras. Porque hace un año, tal cual consta en este video, el jefe de Estado juró que no reformaría la Justicia.
Por eso, Alberto debería volver sobre sus pasos y recordar su propia promesa, en plena asamblea ante el Congreso de la Nación. El lugar más emblemático en lo que a republicanismo refiere.
Pero no es eso lo único que debería recordar el mandatario. No... También debería acordarse de que la sociedad, aunque mastica vidrio, jamás lo traga.
© Tribuna de Periodistas, todos los derechos reservados